En la Ciudad Condal la arquitectura es uno de los tesoros más presentes en cada paso que das. Los estilos medievales contrastan con el modernismo para crear un patrimonio realmente único. En el terreno del gótico catalán, Barcelona cuenta con algunos de los mejores ejemplos, como la extraordinaria catedral o el bello Monasterio de Pedralbes.
Este monasterio constituye una obra capital tanto por su iglesia como por su claustro. Se sitúa en la parte norte de Barcelona, a pocos pasos del Parc de l’Oreneta, un parque genial para visitar con niños, una vez que terminéis vuestro recorrido por esta preciosa joya gótica que no os podéis perder.
El contexto histórico del Monasterio de Pedralbes
Al cruzar las puertas de esta construcción, estaremos pisando un lugar con más de 700 años de historia. El Real Monasterio de Santa María de Pedralbes lo fundó la reina Elisenda de Montcada en el año 1327, apoyada por su esposo Jaime II.
Desde el primer momento, aquí vivió una orden de monjas clarisas de manera casi ininterrumpida hasta el año 1983, momento en que el monasterio pasó a convertirse en un museo.
El lugar elegido por la reina para construir el cenobio era perfecto, cerca de la corte de Barcelona, pero a la vez alejado del alboroto de la ciudad. Se levantó en tres niveles sucesivos, aprovechando la pequeña pendiente de la montaña. Elisenda ordenó construir un pequeño palacio junto al monasterio, al que se retiró una vez quedó viuda y que ya no abandonó hasta su muerte.
Tras su fallecimiento, dejó escrito en su testamento que se derribara este palacio. Donó la mayor parte de sus vienes al convento y su magnífico sepulcro es hoy un maravilloso ejemplo de gótico catalán, conservado en el Monasterio de Pedralbes.
Todo el siglo XVI fue una época de reformas en todo el conjunto, a pesar de la decadencia económica que se hacía cada vez más latente. Las guerras y los conflictos sociopolíticos tampoco eran ajenos a la comunidad.
El deterioro se hizo mucho más evidente a principios del siglo XIX, tras la ocupación de tropas francesas, los robos o las desamortizaciones. Sin embargo, en 1844 se crearon las comisiones provinciales de monumentos históricos y artísticos, para recuperar el patrimonio catalán. Así, se iniciaron una serie de reformas en el monasterio.
En 1931 fue declarado monumento histórico-artístico nacional y a partir de 1949, se abrió al público una parte de la construcción. Finalmente, en 1975 se levantó un convento anexo para destinar las antiguas instalaciones del monasterio a un museo, que se inauguró en el año 1983. A día de hoy, una pequeña comunidad de monjas clarisas continuan viviendo en las nuevas dependencias.
Qué puedes ver en el Monasterio de Pedralbes
Este es un espacio patrimonial plagado de historia. La mejor aportación es su testimonio sobre la vida cotidiana que llevaban las clarisas, a lo largo de siete siglos. Aunque la joya indiscutible del recinto es el claustro gótico, el más grande de toda Europa, son muchos los lugares que no puedes dejar de recorrer:
- La Iglesia- Sus características sobrias pero a la vez monumentales son un claro ejemplo del gótico catalán. Muestra una excelente unidad en todos sus elementos arquitectónicos. De una sola planta y cubierta con bóvedas de crucería, en el presbiterio hallarás el bello sepulcro de la reina Elisenda, hecho de mármol y con dos caras, una que da al claustro y otra a la iglesia. No dejes de admirar las llamativas vidrieras.
- El claustro- El itinerario del monasterio te llevará primero al elemento vertebrador de toda la obra, el asombroso claustro. Esta constituido en tres pisos y las columnas se hicieron de piedra calcárea con restos fósiles. Presta atención a los capitales que sustentan los arcos ojivales, ornamentados con hojas y con los escudos de la casa real y los Montcada. Alrededor del claustro se organizan las distinta estancias. Toda la vida de las monjas clarisas giraba en torno a este espacio, por el que caminaban o meditaban contemplando el jardín.
- La cocina- Este es uno de los sitios que más te transportarán al pasado. Se usó desde el siglo XIV hasta 1983, por lo que su valor es incalculable. Aquí podrás observar los diferentes utensilios y herramientas, la cámara frigorífica o los fogones. La cocina se sitúa junto al refectorio, donde las monjas comían en completo silencio y en el que aun se pueden ver las pinturas murales hechas por Francesc Granell en el siglo XVI.
- La capilla de San Miguel- Esta celda cuenta con la decoración de pinturas murales más sobresaliente de todo el Monasterio de Pedralbes. El encargo lo llevó a cabo entre 1343 y 1346 el pintor Ferrer Bassa, alternando técnicas al fresco y al seco. Con claras referencias a la pintura del Trecento italiano de Giotto o Simone Martini, se elaboró aquí un completo programa iconográfico con escenas de la Pasión de Cristo, los gozos de la Virgen y representaciones de santos. Todo un espectáculo digno de admirar.
- La sala capitular- Este era el sitio de reunión para la comunidad del monasterio, donde se discutían los asuntos más importantes. Las vidrieras del siglo XV y las esculturas policromadas decoran esta sala.
- El dormitorio- El espacio donde estaba situado el dormitorio de las monjas se ha adaptado para utilizarse hoy como sala de exposiciones, gracias a sus enormes dimensiones. Es uno de los lugares que más cambios ha sufrido, pero el techo de vigas de madera sigue llamando poderosamente la atención. Se suelen exponer las colecciones de obras de arte y todo tipo de objetos que conforman el patrimonio del Monasterio de Pedralbes.
- La abadía- Este es una de las pocas construcciones que más intactas se conservan del siglo XIV. Lo más notable es que en las paredes se sigue conservando la decoración mural con animales fantásticos, cubriendo toda la sala.
- Las procuras- Situadas bajo la enfermería, esta era la zona donde se guardaban las cosechas de los huertos, además de tener bodega y establos. Desde aquí se accedía a los huertos, que procuraban los alimentos al monasterio.