No podría tener mejor envoltorio este templo del arte de Barcelona. El Palau Nacional de Montjuïc es el edificio que alberga el Museu Nacional d’Art de Catalunya (Museo Nacional de Arte de Cataluña o MNAC). Sin pretenderlo, realizarás dos visitas imprescindibles en un solo desplazamiento, porque admirarás las obras albergadas en el museo al mismo tiempo que recorres un monumental palacio levantado con motivo de la Exposición Internacional de 1929. Externamente, la construcción impresiona por su dimensión, casi 50.000 metros cuadrados, y por su estilo adscrito al clasicismo académico. Desde lejos, lo que más llama la atención es una enorme cúpula inspirada en la basílica de San Pedro del Vaticano. A ambos lados de la misma se sitúan cuatro torres, que se asemejan a las de la catedral de Santiago de Compostela. Teniendo a estos dos templos como ejemplo, ya puedes imaginar la impresión que tendrás al verla frente a ti. Y te espera lo mejor: las colecciones artísticas de su interior.
La montaña de Montjuïc
El entorno que acoge el Palau Nacional de Montjuïc, y al mismo tiempo el MNAC, no es otro que la montaña homónima. Esta zona, que era rústica a principios del siglo XX, fue elegida como emplazamiento de la Exposición de 1929. Gracias a esta decisión, hoy día podemos disfrutar de diversas construcciones que acogen instituciones imprescindibles desde un punto de vista artístico.
Entre estas edificaciones se encuentran el antiguo Palacio de Agricultura y actual teatro Mercat de les Flors; el Palau de les Arts Gràfiques, donde se sitúa actualmente el Museo de Arqueología de Cataluña; el pabellón de la Caixa d’Estalvis i Pensions de Barcelona, donde está ahora el Institut Cartogràfic de Catalunya; algunos pabellones que acogen la Fira de Barcelona; y el Estadio Olímpico, remodelado con motivo de los Juegos Olímpicos de 1992.
Dos espacios que merecen una mención especial son el Teatre Grec, levantado en el interior de una cantera, que le da nombre a un festival de verano, y el Poble Espanyol, que reproduce la arquitectura y tradiciones de todo un país. En algunos de ellos intervinieron arquitectos de renombre como Josep Puig i Cadafalch y Òscar Tusquets i Guillem.
En la entrada principal del Museu Nacional d’Art de Catalunya (en la avenida de María Cristina) se ubican fuentes monumentales creadas por Carles Buïgas y unos setos cuyos tonos verdes contrastan con el amarillo de la piedra. Sube con calma la escalinata que te llevará a la puerta de este edificio levantado entre 1926 y 1929. Cuando comenzó a ejercer como Museo de Arte de Cataluña, en 1934, solo disponía de una colección temática del Medievo, las salas y los fondos no se ampliaron de forma significativa hasta 1995, cuando ya ostentaba la denominación de Museu Nacional d’Art de Catalunya, y el proceso no se ha dado por finalizado hasta 2004.
Espacios únicos del Palau Nacional
Antes o después de comenzar la visita artística es recomendable que des un paseo por las instalaciones del palacio, que subas y bajes las escaleras monumentales y descubras sus rincones más singulares. Te sorprenderá la luz que baña a la Sala Oval, cuyas formas curvas de color claro parecen arroparte. Los expertos aseguran que el lugar que mejor transmite el espíritu renovador de 1929 es la Sala de la Cúpula, con sus estilizadas columnas y esculturas. El Gabinete del Rey y de la Reina transmite nobleza, al igual que el Salón del Trono, ambos con grandes arañas de cristal y ricas alfombras. Este último, acoge hoy día el restaurante Óleum, por lo que podrás disfrutar de una rica comida en un entorno privilegiado.
Otros espacios que también merecen tu atención son la Sala Sert, que recibe este nombre porque aquí se sitúan algunos plafones de Josep M. Sert, un artista catalán que destacó por sus murales. El antiguo Salón del Té, con unos inmensos ventanales que llegan al suelo y que se ha reconvertido en biblioteca. Y por último, no puedes marcharte del museo sin subir a sus terrazas-mirador para disfrutar de una magnífica panorámica de la ciudad. Ver atardecer desde las alturas es una experiencia que no olvidarás.
Un paseo por el Museu Nacional d’Art de Catalunya
Ahora que ya conoces el palacio, ha llegado el momento de visitar la colección artística que alberga. Prepárate para admirar la que aseguran que es la mejor colección de pintura mural románica del mundo, además de obras de un buen grupo de artistas catalanes, como Gaudí o Casas, que representan el modernismo catalán. Continúa aprendiendo de arte gótico mientras observas las obras de grandes artistas europeos del Renacimiento y del barroco, como Velázquez o Tiziano, y una colección de fotografía.
Dividiremos en varias secciones temáticas la visita para que la aproveches al máximo:
- Medieval Románico. Las piezas, datadas entre los siglos XI y XIII, están integradas por murales y, sobre todo, pintura sobre tabla. No dejes de ver la orfebrería y la escultura en piedra y en madera.
- Medieval Gótico. Entre los siglos XIII y XV destacan artistas catalanes como Lluís Dalmau, Jaume Huguet, Bernat Martorell y Lluís Borrassà, y escultores como Jaume Cascalls y Pere Sanglada. Principalmente, realizan retablos, esculturas, pergaminos y piezas decorativas.
- Renacimiento y Barroco. El arte europeo durante los siglos XVI y XVIII alcanza un alto nivel. Comienzan a sonar nombres como Joan de Burgunya, Ayne Bru y Antoni Viladomat junto a otros ya consolidados como Tiziano, El Greco, Velázquez o Rubens.
- Arte Moderno. En la primera planta podrás ver obras de los siglos XIX y XX, desde el neoclasicismo hasta las vanguardias, incluyendo las modernistas y novecentistas.
- Grabados, carteles y dibujos. Esta colección está integrada por más de mil carteles, setenta mil grabados y cincuenta mil dibujos.
- Fotografía y Numismática. Estas dos secciones cuentan con un buen número de aficionados que se acercan para admirar las más 40.000 imágenes tomadas en los siglos XIX y XX y las 155.000 monedas presentes en el museo.
Una experiencia con arte
Tras la visita al palacio y a la colección permanente, solo te quedan las muestras temporales y algunos lugares de descanso como la cafetería, el restaurante o el mirador. Nuestra recomendación es que organices previamente la visita y selecciones las obras que más te interesen. También puedes alquilar una audioguía o apuntarte a las actividades guiadas. Consulta los talleres que realizan para todos los públicos, también para los más pequeños.
Y una vez que hayas salido del Museu Nacional d’Art de Catalunya, puedes optar por seguir la ruta cultural en otros espacios de Montjuïc como la Fundació Joan Miró.