El Parc de la Ciutadella es el primer parque de Barcelona. No por extensión, pero sí por el hecho de que ya desde sus orígenes (mediados del siglo XIX) fue concebido como lo que es: un espacio para el esparcimiento de los ciudadanos de Barcelona y sus visitantes.
Buena parte del parque, además, está ocupada por uno de los principales centros zoológicos de Europa. Aparte del capítulo de riquezas naturales, con la presencia de numerosas especies vegetales y animales, el Parc de la Ciutadella es también un bonito catálogo artístico. Entre sus calles y glorietas arboladas se pueden admirar obras de destacados artistas catalanes, entre ellos Domènech i Muntaner y el propio Antonio Gaudí.
- Origenes del Parc de la Ciutadella de Barcelona
- Monumentos y arte en el Parc de la Ciutadella
- Valores naturales del parque
- Un espacio para la ciencia
- Otras zonas verdes en Barcelona
Origenes del Parc de la Ciutadella de Barcelona
Sobre la superficie que hoy ocupa el Parc de la Ciutadella había una fortaleza militar, la Ciudadela, construida en tiempos del rey Felipe V (1715). Esa construcción formaba parte fundamental del sistema defensivo de la ciudad al que también pertenecía el Castillo de Montjuïc.
En 1869 el gobernante general Prim ordenó el derribo de aquella construcción y la devolución de estos terrenos a la ciudad. Pero lo hizo a cambio de que aquella superficie se destinara, precisamente a la creación de un parque público. Así pues, en 1872 se encargó el proyecto de transformación de este espacio al maestro de obras Josep Fontseré, no sin polémica ante las sospechas de que el concurso público hubiera sido amañado.
En cualquier caso, los planes iniciales sufrieron una modificación importante cuando la ciudad de Barcelona decidió acometer la celebración de la Exposición Universal de 1888. También, cuando una década más tarde se instaló aquí el Zoo de Barcelona.
En 1932 se decidió emplazar en lo que fue el arsenal de la antigua fortaleza del siglo XVIII el Parlament de Catalunya. Durante la dictadura franquista (1939-1977) el edificio fue privado de esa función parlamentaria, que se recuperó tras el restablecimiento democrático en España (1977).
Monumentos y arte en el Parc de la Ciutadella
El Parlament es, sin duda, el edificio más importante desde el punto de vista institucional del Parc de la Ciutadella. A él se suma un buen puñado de monumentos y obras artísticas de interés. Estas son las más relevantes:
- Cascada monumental: Sin duda, el elemento más llamativo del Parc de la Ciutadella. Se inauguró en 1881 y de su ejecución se encargó el propio Fontseré con la ayuda de un joven Antonio Gaudí.
- Castillo de los Tres Dragones: Se construyó con motivo de la Exposición Universal de 1888. Es obra de Domènech i Muntaner y desde hace décadas es la sede del Museo de Zoología de Barcelona.
- Restos de la antigua ciudadela: Aparte del Parlament, sigue en pie la capilla castrense. También el Palacio del Gobernador, hoy ocupado por un instituto de enseñanza secundaria.
- El Invernadero (o Hivernacle): Edificio de hierro y cristal, con diseño de Josep Amargós i Samaranch, también construido para la Exposición Universal.
- Museo Martorell: Fue el primer museo público de la ciudad. Desde 1924 acoge las colecciones de Geología y Paleontología del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona.
- Esculturas: Son muchas las que decoran las calles y plazas del parque. Entre las más destacadas están la estatua ecuestre del general Prim, obra de Frederic Marès; un desnudo en bronce realizado por Josep Clarà; el bustó en mármol de Lleó Fontoba, firmado por Pau Gargallo; o el grupo de La cigonya i la guineu, realizado en mármol por Eduard B. Alentorn.
- Arco del Triunfo: Es el legado de la Exposición Universal del año 1888 en Barcelona que, con el paso del tiempo, se ha convertido en un emblema de la ciudad. Con motivo de aquel acontecimiento, se levantó el Arco del Triunfo del Parque de la Ciutadella, un monumento de proporciones clásicas plagado de símbolos. En su día, el Arco del Triunfo fue la puerta de entrada de la Expo y fue construido por el arquitecto Josep Vilaseca con símbolos que aludían al respeto de la ciudad por las naciones y provincias que participaban en el evento. Combinó el uso del ladrillo con elementos del neomudéjar, un estilo que estaba muy de moda en la época. Los relieves laterales representan la Agricultura y la Industria, a un lado, y el Comercio y el Arte, en el otro. Encima del arco, se pueden ver los escudos de las 49 provincias españolas presididos por el escudo de armas de Barcelona.
- El Umbráculo (o l’Umbracle): Aquí se recrean las condiciones climáticas tropicales ideales para el desarrollo de plantas procedentes de esas latitudes.
Valores naturales del parque
Uno de los elementos más atractivos del Parc de la Ciutadella es la presencia de varios ejemplares de árboles centenarios. Se trata de una acacia de Constantinopla, un pino australiano, un ejemplar de Quercus polymorpha (una especie de pino blanco) y varios cipreses calvos situados junto al lago. Todos ellos fueron plantados entre finales del siglo XIX y principios del XX.
A ellos se suman algunas de las especies vegetales más habituales en el parque. Estas son algunas de ellas: Tres especies de tilos: Tilia europea, Tilia tormentosa y Tilia euchlora, Magnolios, Álamos y chopos, Acacias, Ombús, Castaños de Indias, Palmeras de Canarias, datileras y azules, Laureles, Plátanos, Almeces, Paulonias, Árboles sagrados (Ginkgo biloba), Tamariscos, Pitósporos (con los que se componen cercas vegetales) y Evónimos de Japón.
Muy interesante es el capítulo ornitológico, pues el Parc de la Ciutadella está habitado por miles de aves. En concreto, más de cien especies de este tipo de animales crían o se alimentan en el parque. Entre ellas, una gran colonia de garzas reales.
También se pueden avistar aquí ánades zulones, ánsares comunes, aviones comunes, carboneros, colirrojos tizones, cotorras argentina y de Kramer, cuervos, estorninos, garcillas bueyeras, gaviotas, gorriones, vencejos, palomas, petirrojos europeos, urracas, vencejos reales, tórtolas turcas e, incluso, algún ejemplar de halcón peregrino.
Un espacio para la ciencia
Ya desde su primer proyecto, el Parc de la Ciutadella se concibió como un parque científico. Es decir, como un lugar que pudiera convertirse en un escaparate para los descubrimientos de la ciencia y de los avances de la tecnología durante el siglo XIX.
Eso explica en buena parte su estructura y la existencia de lugares como el Umbráculo, el Invernáculo (o invernadero), el proyecto inconcluso del Jardín Botánico y el zoológico.
Frente al Umbráculo también se instaló un parque meteorológico, con un reloj de sol, un termómetro, un barómetro y un higrómetro. Asimismo, estaba prevista la instalación de réplicas de diferentes animales prehistóricos. Al final, el único que se construyó fue el Mamut, realizado por Miquel Dalmau en 1907. Este animal se ha convertido en el auténtico símbolo del Parc de la Ciutadella.
El proyecto de la Cascada monumental incluía un acuario, además de una gruta con estalactitas. En la actualidad esta última está cerrada al público.
Otras zonas verdes en Barcelona
Barcelona cuenta con numerosos parques y jardines que aportan oxígeno a la ciudad y que constituyen grandes espacios para el asueto y el descanso de sus vecinos y visitantes. Además del Parc de la Ciutadella, hay otros “territorios verdes” emblemáticos, como el Parc Güell, el Parc de Montjuïc, el Parc de Laberint d’Horta o el Turó Park. En estos parques, el valor natural se mezcla con la cultura, la arquitectura, el arte y la historia de la ciudad condal.
- Parc Güell. No hay persona que llegue a Barcelona y se vaya sin disfrutar de este emblemático parque diseñado por Antoni Gaudí. Es el más visitado y constituye todo un símbolo de la ciudad. El autor de la Sagrada Familia lo concibió en el momento de mayor madurez de su carrera por encargo del noble catalán Eusebi Güell. Éste había soñado con una ciudad jardín con mercados y una capilla, pero el proyecto que ambicionaba quedó lamentablemente interrumpido. Sin embargo, dio tiempo para levantar la Sala Hipóstila o el famoso dragón cubierto por fragmentos de cerámica de colores. Este recinto fue declarado en 1984, por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad.
- Parc de Montjuïc. Ocupa toda una colina en lo alto de Barcelona que ofrece unas vistas espectaculares del puerto y el centro histórico. Uno de los emblemas históricos del recinto es el Castell de Montjuïc, levantado en 1751, porque desde este lugar la ciudad fue bombardeada en varias ocasiones. Aquí se encuentran el Museu Nacional d’Art de Catalunya, el Estadi Lluís Companys, el Palau Sant Jordi, el Jardí Botànic y la Font Màgica, además de la Fundació Miró y el CaixaForum.
- Parc de Laberint d’Horta. Situado a los pies de la montaña de Collserola, este parque alberga el jardín más antiguo de Barcelona. Su nombre lo toma de un fantástico laberinto vegetal formado por cipreses recortados, aunque su espacio fue ampliado con un jardín romántico con parterres, plazoletas, árboles exóticos y una cascada. El parque original fue diseñado en 1792 por el ingeniero italiano Domenico Bagutti por encargo del Marqués de Llupià i d’Alfarràs. En su territorio, se halla la Torre Soberana, una antigua casa de campo del siglo XIV, que fue restaurada en el siglo XIX.
- Turó Park. Concebido a principios del siglo XX, este parque tiene un bonito estanque jalonado por árboles, entre los que sobresalen los chopos y los plátanos. Su denominación procede de un antiguo parque de atracciones que estuvo en funcionamiento desde 1912 a 1929. En su recinto, hay numerosas esculturas, como la del compositor catalán Pau Casals, obra de Apel.les Fenosa. Si a estas alturas, te apetece un pequeño descanso, no tienes más que dirigir tus pasos al quiosco que hay en la plaza del Teatret. Aquí, donde antes se hacían representaciones al aire libre, hoy podrás tomarte un agradable refresco.