La Plaza Real (Plaça Reial) es la plaza mayor de Barcelona. Al menos, así fue concebida cuando se construyó, a mediados del siglo XIX. Y, aunque en ella no están representados ni el poder civil, ni el religioso, ni el militar (como ocurre en buena parte de las plazas mayores del país), lo cierto es que sí es uno de los principales puntos de encuentro para los barceloneses.

Y eso que muchos de ellos prefieren otros lugares menos frecuentados por turistas. Pero lo cierto es que la oferta de ocio de la Plaza Real es tan democrática que aquí hay, al menos, un establecimiento que puede satisfacer el gusto, o sorprender, de todo aquel que se anime a visitarla.

 

 

 

  1. Orígenes de la Plaza Real
  2. La arquitectura de la Plaza Real
  3. Restaurantes en la Plaza Real
  4. La noche en la Plaza Real
  5. Qué ver en los alrededores

Orígenes de la Plaza Real

La Plaza Real de Barcelona es un espacio relativamente reciente. Hasta 1835, el año de la Desamortización de Mendizábal, aquí estaba el Convento de los Capuchinos, levantado en el año 1718. El edificio fue derribado por orden oficial, así que lo que quedó fue un gran espacio situado en uno de los nuevos puntos neurálgicos de la ciudad.

 

 

Así pues, el consistorio de la época vio conveniente instalar la plaza mayor de la nueva Barcelona, al estilo de muchas ciudades de España, con edificios que pudieran atraer a la incipiente burguesía industrial barcelonesa.

El proyecto de construcción lo ganó Francesc Daniel Molina Casamajó y se le dio el nombre de “Real” en honor al monarca de la época: Fernando VII. De hecho, estaba previsto colocar en el centro de la misma una estatua ecuestre de aquel rey. Un espacio que finalmente ocupó la llamada fuente de las Tres Gracias, realizada por la casa Durenne, de París.

Fuente de la Plaza Real de Barcelona

La arquitectura de la Plaza Real

Molina i Casamajó concibió para la Plaza Real un espacio rectangular flanqueado por edificios señoriales, cuyos bajos habrían de ser amplios soportales. La idea era que éstos pudieran ser ocupados por comercios que dieran servicio a los habitantes de la plaza.

Con los años y, sobre todo desde finales del siglo XX, esos locales han sido ocupados por bares, restaurantes y locales nocturnos que son los que han convertido a la Plaza Real en uno de los puntos calientes de la noche barcelonesa.

Como curiosidad, al proyecto se le añadieron dos farolas ornamentadas, que son una obra de juventud de Antonio Gaudí. Se instalaron en el año 1879 y están coronadas por un casco alado y un dragón. Fueron el modelo para un plan de instalación de farolas de gas que debían colocarse en toda la ciudad. Aunque la realidad es que solo llegaron a estarlo las que hay en esta plaza y otras tres en la calle Pla de Palau.

Arquitectura de la Plaza Real de Barcelona

En los años 80 del siglo XX la Plaza Real fue remodelada por los arquitectos Frederic de Correa y Alfons Milá. Ellos fueron los responsables de la supresión del tráfico rodado en la plaza. A cambio, añadieron un conjunto de palmeras reales, que le dan un cierto ambiente colonial al espacio.

Un dato más sobre este lugar: los soportales de la Plaza Real son una localización ideal para el mercado de filatelia y numismática que se instala en ellos las mañanas de los domingos.

Restaurantes en la Plaza Real

Arquitectura aparte, la Plaza Real, muy próxima a La Rambla, a la Plaza de Catalunya y al Port Vell, es conocida por su ambiente. Más tranquilo por las mañanas y a mediodía, cuando la frecuentan los propios vecinos del barrio.

Mucho más bullicioso a la caída de la tarde, cuando sus muchas terrazas empiezan a poblarse de turistas y noctámbulos en general. Terrazas que pertenecen a algunos de los restaurantes más populares de la plaza. Estos son algunos de ellos:

  • Ocaña (Plaza Real, 13-15): es un atractivo multiespacio. Terraza y café de día, restaurante de cocina catalana, coctelería con altas dosis de creatividad, club nocturno… Todo en un local con una decoración, cuanto menos, impactante.
  • Les Quize Nits (Plaza Real, 6): este restaurante es todo un clásico en Barcelona. Abre a las 9 de la mañana para ofrecer una cocina ecléctica, aunque con hondas raíces mediterráneas. Tan agradable como el local es la zona de terraza.
  • La Crema Canela (Passatge Madoz, 6): está en uno de los accesos a la plaza. Aquí se sirve cocina mediterránea con toques orientales. Le dan una gran importancia al aceite de oliva virgen extra.
  • Rossini (Plaza Real, 13): cocina italiana clásica, con las habituales pastas y pizzas, pero con un cierto toque de sofisticación; como la decoración del propio local. La terraza está en los propios soportales de la plaza.
  • Bar Glaciar (Plaza Real, 3): uno de los clásicos que continúan abiertos en la Plaza Real. Se fundó en 1929 y en su barra de mármol se siguen sirviendo vermús, cervezas bien tiradas, tapas y bocadillos. Con la llegada de la noche aquí también se viene a tomar copas.
Ambiente nocturno en la zona de la Plaza Real
Ambiente nocturno en la zona de la Plaza Real

La noche en la Plaza Real

En la Plaza Real se encuentran algunos de los locales nocturnos más activos de la noche barcelonesa. Algunos de ellos son:

  • Sidecar Factory Bar (Plaza Real, 7): nada menos que desde 1982 lleva amenizando este local las noches de la plaza. La fórmula pasa tanto por la música en directo (con una agenda de lo más variada) a las sessions a cargo de conocidos dj’s. También tiene terraza.
  • Jamboree Dance & Jazz Club (Plaza Real, 17): otro veterano de la Plaza Real, cuyo emblema es la música en vivo. De hecho cada día ofrece dos conciertos, con intérpretes de los más diversos géneros, pero con un especial protagonismo del buen jazz.
  • Karma (Plaza Real, 10): los aficionados al rock en Barcelona tiene en este local uno de sus templos más emblemáticos (abrió en 1978). También hacen algunos guiños a la música pop y dance. Y quienes busquen un ambiente más tranquilo tienen la oportunidad de tomar una copa en su terraza, que está abierta hasta la madrugada.

Qué ver en los alrededores

Aprovecha tu visita a la Plaza Real de Barcelona para conocer otros lugares de interés turístico que se encuentren en sus proximidades. Una de las visitas imprescindibles es al Palacio Güell (Palau Güell), un edificio modernista mandado construir a finales del siglo XIX por el industrial Eusebi Güell y donde es claramente perceptible la mano de Gaudí. Es uno de los exponentes modernistas más importantes de la Ciudad Condal y está a menos de 5 minutos a pie de la Plaza Real. A una distancia similar está también el Gran Teatro del Liceo (Liceu), una de las escenas artísticas imprescindibles en Barcelona. Ya sea por su espectacular interior (copia del original de 1847) o por su programa de óperas, es más que recomendable visitarlo.

Barrio gótico de Barcelona
Barrio gótico de Barcelona

Continúa con los recorridos haciendo doblete, primero acércate al Palacio de la Generalitat, en la plaza Sant Jaume, y admira su eclecticismo, debido a que tardó más de doscientos años en acabarse, y luego a la Catedral de Barcelona, también conocida como la Seu. Levantada en el siglo XV, es un excelente ejemplo del gótico catalán. Aunque está a la sombra de la Sagrada Familia, merece la pena pasar a su interior para admirar sus vidrieras, su claustro, el coro… y también asomarse a sus terrazas superiores para ver las vistas.

Si te gusta la arquitectura religiosa, otras dos iglesias que también están bastante próximas son la Basílica de Santa María del Pí (del Pino, en español) y la Basílica de la Mercé.

Por último, otra visita a solo cinco minutos de la Plaza Real es el Mercado de la Boquería. Es cierto que es un mercado muy turístico, pero también sigue teniendo ese ambiente de plaza de abastos con puestos a rebosar de género de todo tipo. Aprovecha para tomar alguna tapa en alguno de los bares del propio mercado, para continuar con energía tu día en Barcelona. Y desde ahí, te recomendamos un paseo por Las Ramblas, una avenida donde antaño se practicaba el arte de “ver y dejarse ver”, y ahora es punto de encuentro de locales, visitantes, artistas callejeros (y amigos de lo ajeno).