Cuando los viajeros de este siglo recorremos algunas de las atracciones turísticas creadas hace casi cien años, no podemos por menos que sorprendernos por la creatividad de sus autores. Eso es lo que te ocurrirá cuando visites el llamado Poble Espanyol (Pueblo Español, en castellano), porque este gran recinto situado en las cercanías de las Fuentes de Montjuïc fue diseñado en 1929 (al igual que la fuente). Como ya habrás comprobado en otros espacios arquitectónicos de Barcelona, este no fue el único proyecto que vio la luz ese año en el que tuvo lugar la gran Exposición Internacional de Barcelona.
Este gran evento de 1929 supuso un impulso para la ciudad, al igual que lo había sido la anterior Exposición Universal de 1888. Pues bien, esta muestra se ubicó en la montaña de Montjuïc sobre una superficie de más de cien hectáreas y dejó no pocos edificios que demostraban cuáles eran las nuevas corrientes arquitectónicas y artísticas del momento.
¿Por qué se crea el Poble Espanyol?
Quizás te resulte curioso saber que la Exposición de 1929 fue inaugurada por Alfonso XIII, que estuvo acompañado del presidente del gobierno de aquel momento, Miguel Primo de Rivera, y de otras 200.000 personas que acudieron a conocer el recinto. Entre las novedades que se presentaron estaba el Poble Espanyol, un espacio que se proyectó con la finalidad de cobijar en un solo lugar el alma de los pueblos que componían el país. Actualmente, su objetivo no ha cambiado mucho, solo lo ha hecho el tipo de visitante que se acerca hasta allí y los recursos con los que se presenta.
El viajero internacional, al que le resulta más ajena la arquitectura española, puede encontrar en un solo lugar un buen resumen de la tradición, el arte, la arquitectura e, incluso, la fiesta española.
Bien documentado
Un proyecto de este tipo, que se iba a mostrar en una exposición internacional debía ser documentado a conciencia para ofrecer la imagen que se pretendía. Para ello, el arquitecto modernista Puig i Cadafalch, sus colaboradores, Ramon Reventós y Francesc Folguera, y los artistas Xavier Nogués y Miquel Utrillo, decidieron recorrer la geografía española en busca de la esencia del país. Visitaron 1.600 localidades que aportaron su granito de arena para la creación de un pueblo que recogía un poco de cada uno de ellas: un monasterio románico catalán, un barrio tradicional andaluz, un entramado de callejuelas que recuerda al pasado andalusí, una plaza mayor… Las 117 edificaciones recreadas fueron levantadas a escala real.
Los espacios temáticos se han organizado en cuatro áreas geográficas por lo que resulta muy sencillo identificar los elementos de cada una. ¿Por dónde prefieres empezar a caminar? Puedes elegir entre Mediterráneo, Norte, Centro y Sur de España. Resulta una experiencia muy curiosa llegar en solo unos minutos desde los rincones más reconocibles de Asturias hasta un pueblo blanco andaluz, o de Santiago de Compostela hasta la isla de Mallorca.
Feeling Spain!
Con el paso de los años, las instalaciones se han debido ir adaptando a las tendencias y nuevas necesidades de los usuarios. De este modo, se han introducido novedades tecnológicas que logran un acercamiento más didáctico y atractivo para los jóvenes. Las áreas temáticas enumeradas incorporan un espacio que acerca los paisajes, la gastronomía y las tradiciones a través de recursos audiovisuales. Los podrás identificar porque llevan el nombre de Feeling Spain! y son el modo más rápido de conocer el alma de cada uno de estos rincones.
También relacionado con las emociones está el espacio denominado Fiesta porque ¿hay algo más español que una celebración festiva? En el año 2018 se inauguró esta instalación multimedia de 150 m2 y 7 metros de altura que propone al visitante conocer el alma de algunas fiestas tan queridas como la Semana Santa, la Tomatina, los Castells o San Fermín.
Arte y artesanía en el Poble Espanyol
Un buen complemento a la arquitectura es la presencia de arte y artesanía en el recinto, dos elementos en los que España destaca dentro y fuera de nuestras fronteras. Para mostrarlas se reservó un edificio, el Museo Fran Daurel, para exponer obras de grandes artistas contemporáneos como Dalí, Picasso o Miró. La visita es gratuita con la entrada al recinto. No dejes de salir al jardín para admirar las 36 esculturas, de 27 artistas contemporáneos, repartidas por el lugar.
Pero no solo se puede observar la belleza ya finalizada, sino que es posible disfrutarla en construcción, como es el caso de los objetos que los 20 artesanos presentes en el Poble Espanyol se afanan en realizar. Digamos que es una clase en vivo de las artesanías más comunes del país. Se te pasarán los minutos viendo trabajar a los profesionales del vidrio, del cuero o de las valoradas guitarras españolas. ¿Y sabes qué es lo mejor? Que si te enamoras de alguna pieza, estará a la venta.
Y antes de marcharte, recréate con el entorno porque su magnífica ubicación en la montaña de Montjuïc proporciona unas hermosas panorámicas. No se lo cuentes a nadie, pero las mejores vistas se obtienen desde el mirador del monasterio románico.
Visitas al Poble Espanyol
Las visitas a este curioso recinto se pueden realizar por libre, pero es interesante alquilar, al menos, una audioguía ya que proporciona información y curiosidades que de otro modo te perderías. Está disponible en 8 idiomas (catalán, español, inglés, italiano, francés, ruso, hebreo y alemán), por lo que seguro que encuentras el tuyo. Si prefieres un poco más de interactividad también ofrecen visitas guiadas por algunas de las construcciones presentes, pero es necesario reservar con anterioridad.
El Poble Espanyol es una de las visitas más demandadas en Barcelona por las familias. Los padres encuentran aquí un espacio seguro y educativo para los más pequeños, que aprenderán sin dificultad a reconocer los elementos propios del barroco, el gótico, el románico o el mudéjar.
Desde la organización proponen también la participación en el Joc del Sarró en el que pueden convertirse en detectives por un día para desvelar los misterios planteados en el pueblo. Si los niños son menores de 9 años deben ir acompañados por un adulto.
Cuando termines la visita, aprovecha para conocer el entorno natural de la montaña de Montjuïc.