El Port Vell (Puerto Viejo) de Barcelona es una de las propuestas más atractivas para pasar una jornada de ocio junto al mar. Este espacio, que se remodeló completamente con motivo de los Juegos Olímpicos de 1992, invita a pasear y es un plan excelente para disfrutar en familia o en compañía de amigos. Aquí puedes hacer de todo: practicar deporte, pasear, ir de tiendas, disfrutar de un buen almuerzo o cena, visitar museos…
El perímetro del Port Vell pasa por el final del paseo de las Ramblas de Barcelona, junto al monumento de Colón, y por eso se adscriben al mismo monumento y edificios como la Llotja de Barcelona, la columna erigida en homenaje a Colón y las Drassanes Reials. También se hallan dentro del Port Vell el Museo de Historia de Catalunya y el edificio de la Autoritat Portuária. Sin embargo, si lo que queremos es adentrarnos en la zona de ocio del Port Vell, debemos aproximarnos al mar.
- “Golondrinas” en el Port Vell de Barcelona
- De la Llotja al Museo de Historia
- Del Moll de la Fusta al Moll d’Espanya
- Diversión en el Centro Comercial Maremàgnun
- Los astilleros medievales mejor conservados
- Mejores restaurantes en los alrededores del Port Vell
Los espacios de diversión del Port Vell de Barcelona se centralizan fundamentalmente en el Centro Comercial Maremàgnum, en cuyo interior se halla el Aquàrium y el Imax, junto con multitud de restaurantes, cafeterías, cines, tiendas, locales de copas y discotecas. Un simple paseo por el entorno resulta de lo más apetecible, teniendo en cuenta que hay muchas zonas ajardinadas y que está concebido para el descanso y el placer.
“Golondrinas” en el Port Vell de Barcelona
Una sugerencia muy interesante para disfrutar del Port Vell de Barcelona es alquilar alguna de las singulares embarcaciones con las que se puede recorrer el puerto de una manera cómoda y agradable, mientras escuchas música de fondo. Son las llamadas “golondrinas”, unos barcos panzudos de dos plantas que forman parte de las señas de identidad de Barcelona. Cada una de ellas tiene un nombre propio y el trayecto dura 40 minutos. El punto de partida es el embarcadero que hay detrás del monumento a Colón y la entrada cuesta 7,70€ a los adultos y 2,80€ a los niños.
Es una ruta turística que permite divisar, desde otra perspectiva, el Maremàgnum, el puente levadizo Puerta de Europa, la Torre del Reloj (antiguo faro de la época de Carlos III) o la espectacular escultura Sideroploide. De fondo, se contemplan unas excelentes vistas del castillo y de la montaña de Montjuic, el célebre Hotel W y los puertos deportivos donde amarran las pequeñas embarcaciones de propiedad particular. También se observan los cruceros de lujo que atracan en el puerto de Barcelona, considerado el cuarto del mundo en tráfico de grandes cruceros.
De la Llotja al Museo de Historia
Después de disfrutar de la brisa del mar, vamos a comenzar un recorrido a pie por el Port Vell de Barcelona para tener una idea cabal del mismo. Partiremos del Paseo de Isabel II (Passeig d’Isabel II) , en cuyas cercanías encontraremos la Llotja, cuyo origen se remonta al siglo XIV. Es una gran nave gótica que con el paso del tiempo ha tenido muchos usos, entre ellos el de Escuela de Bellas Artes. Aquí estudiaron, por ejemplo, Pablo Picasso y Joan Miró.
Al otro lado del paseo, se encuentra el edificio porticado de la Casa dels Porxos, en una de cuyas esquinas está el célebre restaurante Set Portes, mientras que el resto de los soportales está ocupado por multitud de comercios. Son las “galerías del puerto”.
Enseguida vamos a desembocar en la plaça de Pau Vila, que está presidida por el Palau de Mar, un viejo edificio que fue concebido originalmente como parte del Almacén General del Puerto. Fue construido en 1901 y hoy alberga el Museu Nacional d’Història de Catalunya, una institución que permite al visitante realizar un viaje interactivo por la historia catalana, desde la Prehistoria hasta la actualidad. Además, bajo las arcadas del Museu d’Historia de Catalunya se han instalado numerosos restaurantes especializados en pescado y cocina mediterránea, cuyas terrazas son muy recomendables para comer en Barcelona.
Del Moll de la Fusta al Moll d’Espanya
Vamos a dirigir ahora nuestros pasos hacia el Moll de la Fusta, llamado así porque en su día se utilizaba como almacén de maderas. Hoy es un agradable paseo ajardinado que alberga una espectacular escultura del artista estadounidense Roy Lichtenstein: “Barcelona Head” (Cabeza de Barcelona), una composición de cuatro rectángulos verticales realizada en hormigón blanco y cerámica vidriada.
En el Moll de la Fusta se encuentra atracado el pailebote Santa Eulália, una especie de goleta restaurada del año 1918 que se puede visitar para descubrir, de paso, cómo era la vida de los navegantes. La entrada general cuesta 3€.
El Moll de la Fusta desemboca en la Rambla de Mar, una pasarela móvil que conecta con el Moll d’Espanya, al mismo tiempo que permite el paso de embarcaciones a la Dársena Nacional, donde se halla el Port Sportiu. A un paso tenemos el emblemático monumento a Colón, esa enorme columna de hierro de 87 metros de altura que se divisa desde cualquier punto del Port Vell y que está ubicada, supuestamente, donde desembarcó Colón a su regreso del primer viaje a América. En su interior, hay un ascensor que permite disfrutar de un mirador con vistas espectaculares de la ciudad y el puerto. Subir cuesta 5,40€.
Diversión en el Centro Comercial Maremàgnun
Y por fin nos vamos hasta la zona de ocio por antonomasia del Port Vell de Barcelona: el Centro Comercial Maremàgnum. Está ubicado en el Moll d’Espanya y se configura como una especie de isla conectada a la tierra por la pasarela de madera Rambla de Mar. Es un espacio ideal para hacer compras o simplemente tomar un café o dar un paseo mientras se disfruta de un ambiente bullicioso y festivo. Además, es el centro nocturno por excelencia, por sus muchas opciones de diversión.
Hay que destacar que aquí se halla uno de los acuarios más importantes del mundo especializados en ecosistemas mediterráneos. Visitar el Aquàrium de Barcelona es un plan de ocio que fascinará tanto a los pequeños como a los mayores. Su impactante tanque central tiene capacidad para cuatro millones de litros de agua y en él habitan varias especies de tiburones que conviven en armonía con otros animales acuáticos, como el pez luna o la morena. Este tanque es la instalación más impresionante del Aquàrium, aunque también merecen la pena otros acuarios más pequeños en los que se reproducen otros hábitats, entre ellos un colorido arrecife de coral. Se han contabilizado en total hasta 11.000 ejemplares.
Los astilleros medievales mejor conservados
Una visita al Port Vell de Barcelona no estaría completa sin descubrir las Drassanes Reials, un espectacular conjunto arquitectónico que tiene su origen en el siglo XIII y que en su día albergó el astillero de Barcelona. De hecho, son los astilleros medievales mejor conservados del mundo. En su interior se encuentra el Museo Marítim, cuyos fondos (barcos, mascarones de proa, instrumentos, mapas, etc.) permiten ilustrar el vínculo secular de Barcelona con el mar.
Una ruta, la del Port Vell de Barcelona, que debes saborear en tu visita a Barcelona porque te ofrece multitud de opciones: cultura, historia, paseos en barco, compras, gastronomía y, sobre todo, diversión.
Mejores restaurantes en los alrededores del Port Vell
La idea de comer mirando al mar siempre es una opción atractiva, así que hemos elegido algunos restaurantes vecinos del Port Vell que bien merecen una visita. Aquí enumeramos algunos, pero hay muchos más:
- Mirandoalmar. En el Moll d’Espanya, en la segunda planta del Centro Comercial Maremàgnum, se encuentra este encantador restaurante de cocina mediterránea que, como su propio nombre indica, tiene unas magníficas vistas al mar y al puerto deportivo. Su estupenda terraza es ideal para disfrutar de la brisa de Barcelona con amigos, con tu pareja o con tu familia y también de algunos de los platos emblemáticos del local, como una rica paella de marisco o unas buenas ostras. No querrás irte nunca de aquí.
- Torre d’Alta Mar. Tiene una vista de 360 grados sobre el puerto, la playa, la ciudad, las montañas y toda la línea costera de Barcelona, porque este restaurante, acristalado en todo su perímetro, está a 75 metros de altura. Construido sobre la planta de embarque del Teleférico del Port Vell-Barceloneta, su propuesta gastronómica, además, tiene una elaboración impecable y de ello se encargan los chefs Albert Dolcet y Joan Martínez, dos talentos apasionados de la cocina de autor. No en vano está recomendado en la Guía Michelin.
- Marítim Restaurant. Ubicado en el Port Vell, exactamente en el Real Club Marítimo, este joven restaurante también ofrece unas vistas increíbles sobre el puerto deportivo y parte de la ciudad. Su carta presta especial atención a la selección de materias primas, que son la base de sus deliciosos platos. Una recomendación: no te pierdas la crema de cigalas, el rape con salsa de almendra ni el arroz meloso de bogavante y setas. Su terraza es ideal para disfrutar de una cena romántica.
- Restaurant Barceloneta. Este establecimiento está considerado uno de los mejores para degustar un buen pescado en Barcelona. En sus instalaciones podrás disfrutar la cocina catalana y mediterránea más auténtica, con menús basados en la pesca y el marisco fresco. Las vistas también merecen la pena, ya que se asoma a los muelles de Barcelona.
- Informal by Marc Gascons. Ubicado en el pequeño The Serras Hotel pero con entrada independiente, este restaurante brinda vistas al mar y al puerto. Tiene un encanto especial porque su propuesta gastronómica es excepcional y el ambiente está presidido por la informalidad y la frescura. Aquí conviven los platos de raíz mediterránea con los más específicos de la tradición catalana. Su punto de partida es la alta cocina, pero despojada de ceremonia. ¿Una sugerencia? Los arroces. Y mejor, si se puede, en la terraza.
La relación de restaurantes bonitos y con una oferta atractiva y de gran calidad es muy amplia y crece cada día. Habría que citar también Barítimo, Rooftop El Sueño, L’Arròs, Cal Pinxo Palau de Mar, Xup Xup, Barraca y Toc de Mar, el tablao flamenco de la Barceloneta… Y nos quedaríamos cortos.