Barcelona es una de las ciudades más completas de España tanto para vivir allí como para ir a visitarla. Además de la costa y sus museos y monumentos históricos, a pocos kilómetros del centro de la ciudad se eleva una de sus maravillas naturales y recreativas: el monte Tibidabo. En este increíble lugar a 512 metros de altura podemos encontrar desde el famoso parque de atracciones hasta rutas para senderistas y una de las vistas más impresionantes de Barcelona.
La historia y el significado de la palabra “Tibidabo”
El Tibidabo forma parte del Parque Natural de Collserola y era una zona verde a las afueras de Barcelona no muy transitada. Ya el rey Pedro II lo nombra como límite de la Ciudad Condal y en la Edad Media se le conoce como Pico del Águila. Sin embargo, es en el siglo XIX cuando se convierte en el lugar donde muchas familias burguesas barcelonesas empiezan a construir sus casas de verano y donde suben a hacer excursiones y disfrutar de la naturaleza.

La edificación más llamativa es el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón que se levanta sobre la antigua ermita de 1886 con el que grupos religiosos de la ciudad trataban de crear un lugar de culto en lo alto de la montaña y con las vistas más espectaculares.
De hecho, el nombre de Tibidabo, bautizado así por los monjes jerónimos, viene del fragmento bíblico en el que el Diablo tiene a Jesús en lo alto de una montaña en el que le muestra todos los reinos diciéndole que si se postra ante él le dará todo: “Tibi Dabo” en latín.
Y es que este montículo de 512 metros de altura a muy poco del centro de Barcelona era una tentación en sí misma que no se podía desaprovechar por lo que ya en el siglo XX se abrió la famosa Avenida del Tibidabo para su conexión. En 1901 ya funcionaba el famoso Tranvía Azul que recorría toda esta vía hasta la montaña y más tarde el funicular que fue, para la época, un gran avance tecnológico.
Cómo llegar hasta el Tibidabo y toda la información de interés
Ya no funciona el famoso Tranvía Azul en el que se han subido tantos visitantes a Barcelona que querían llegar hasta donde arranca la subida. Ahora, la mejor forma de alcanzar esta cumbre es en autobús, tren o metro hasta el funicular y luego en una de estas cabinas llegar hasta Vallviedra Superior.
Desde este punto es muy fácil recorrer el barrio con casas modernistas y alcanzar cualquiera de las atracciones a la que queramos ir.
También podemos optar por un autobús urbano que hace todo el recorrido y para los más valientes, es posible hacerlo andando. Es una bonita excursión, fácil de hacer si estamos acostumbrados a las subidas empinadas.
Todos estos medios de transporte se pueden utilizar con la tarjeta municipal de transporte, incluido el funicular, o pagando el billete directamente.
El parque de atracciones más antiguo de España
Pocos años después de que se terminara la carretera hasta el Tibidabo, la Sociedad de Amigos quiso levantar en estos terrenos un parque de atracciones, el primero de toda España. Las obras empiezan a principios del siglo XX pero no es hasta 1910 cuando se inaugura el Carrusel Eléctrico y en 1915 el Ferrocarril Aéreo que causaría auténtica sensación entre todos los que subían a disfrutar de este espacio de recreo que ya tenía atracciones para niños más sencillas en este área.
El emblema del Tibidabo, sin embargo, es el Avión Rojo, que era una réplica del aparato real que hizo el primer vuelo entre Madrid y Barcelona, y que llegó en 1928 a este monte para conseguir las mejores vistas de la ciudad subidos al aeroplano. Esta atracción se ha recuperado y hoy día todavía está en uso.
La Exposición Universal de Barcelona en 1929 fue clave para la expansión del parque que fue llenándose de increíbles atracciones que nunca se habían visto en nuestro país y se hizo muy popular no sólo entre los barceloneses sino también entre todos los visitantes de la ciudad. Durante sus más de 100 años de vida, ha apostado siempre por la innovación, llenando el espacio de atracciones casi imposibles.
El Templo Expiatorio, el Sacré Coeur de Montmartre barcelonés
Los orígenes de este templo están en una ermita en honor a Juan Bosco que se levantó a finales del siglo XIX ante los rumores de que un grupo de protestantes iba a construir una iglesia en la famosa montaña.
Pero esta construcción se quedaba pequeña para lo que querían levantar en Tibidabo y en 1902 se colocaba la primera piedra de un templo cuyas obras se prolongaron hasta 1960 y que se encomendaba al Sagrado Corazón. De hecho, el obispo en este arranque aseguró que se convertiría en “el nuevo Montmartre de Barcelona”.
En lo que sí acertó el obispo es que las vistas desde la terraza que se ha construido frente al templo no tienen nada que envidiar a las parisinas. Hay que tener en cuenta que la iglesia está dividida en dos zonas, la cripta y el templo, en el que llaman mucho la atención sus increíbles mosaicos. De su imponente fachada, no podemos perder de vista el enorme Cristo Redentor que corona en lo más alto y que abraza a toda Barcelona.
Qué más ver y hacer en 17 kilómetros de diversión
Tibidabo está dentro del Parque Natural de la Collserola por lo que hay muchas rutas senderistas para recorrer sus más de 17 kilómetros en plena naturaleza, lleno de coníferas y distintos animales. Una de las opciones es subir a la Torre de Collserola, diseñada por Norman Foster para las Olimpiadas de Barcelona, y que es uno de los miradores más espectaculares de la montaña.
También podemos optar por visitar el Observatorio Fabra, donde además de las actividades programadas por el día, por la noche se puede ver el increíble cielo de Barcelona y todas las estrellas que lo rodean, algo imposible desde el centro de la ciudad.
Otra de las actividades favoritas de quienes visitan Tibidabo es pasear entre las mansiones modernistas de Vallvidrera como Casa Arnús o Casa Muntadas y el Museo de Jacint Verdaguer, que está ubicado en la Vila Joana.