Si tienes pensado hacer una visita a Bilbao sin más compañía que tu mochila/maleta, estás de suerte. Reconvertida en urbe cosmopolita tras un largo pasado industrial, la capital vizcaína alberga hoy en día, ya sea en su centro o en sus alrededores, una amplia gama de planes con los que aprender, mientras se disfruta, de la cultura vasca en todas sus formas. Para corazones ávidos de aventuras y emociones fuertes, ¿qué tal un paseo guiado por los secretos y leyendas que oculta la noche bilbaína? ¿O una ruta a pedales por los montes y praderas colindantes? Si lo que buscas, en cambio, es el descanso y el retiro, nada mejor que alejarse un poco del centro urbano y rastrear los atractivos que ofrece la parte más rural de la provincia.
- Ruta por la historia oculta de Bilbao
- Pedaleando por los cinco montes bilbaínos
- San Juan de Gaztelugatxe, donde la paz huele a mar
Ruta por la historia oculta de Bilbao
El viajero solitario tiende a dejarse llevar por las calles y avenidas de Bilbao, en busca del ambiente que respira la ciudad. Sin embargo, también existe la posibilidad, oculta en la noche, de recorrer la villa en busca de aquella crónica extraoficial que, por extravagante, ha acabado perdiéndose entre las ranuras del tiempo. Intrigas, catástrofes, enigmas y leyendas sirven como caldo de cultivo para la ruta misteriosa que Guías Artea organiza, desde hace ya varios años, cada sábado al anochecer. Licenciados en Historia y Arte se encargan de abrirnos, como antiguos serenos, las puertas de esos secretos que Bilbao arrastra desde su fundación hace más setecientos años.
El relato arranca con los terribles accidentes ferroviarios que, como una réplica de los que vivió el barrio parisino de Montparnasse a finales del siglo XIX, tuvieron lugar en la Plaza Circular de Abando. Más tarde, llegando a la ría, la visita guiada rescata la leyenda del Hombre Pez: un joven cántabro del siglo XVII que, desaparecido en el Nervión mientras jugaba con sus amigos, fue pescado cuatro años más tarde en las lejanas costas de Cádiz. El Casco Viejo, la siguiente parada, atesora la mayor parte de los secretos, con mención especial al insólito origen de la quinta puerta de la Plaza Nueva: su inundación para unas fiestas venecianas celebradas en 1872; o los empozamientos —ejecuciones en las que se ata una piedra al cuello del condenado y se arroja al agua— que el Puente de San Antón presenció durante época medieval.
Además, al ser una ruta colectiva en la que pueden llegar a juntarse hasta cuarenta personas, puede ser también una oportunidad fantástica para conocer a otros viajeros que también estén de paso por Bilbao.
Pedaleando por los cinco montes bilbaínos
Hace no muchos años, se impulsó desde las instituciones la creación de un gran recorrido a través de los parques forestales y urbanos que rodean Bilbao. Popularmente se le conoce como Anillo Verde, y suma en total cuarenta kilómetros de trazado señalizado —setenta, si se tienen en cuenta variantes y accesos habilitados desde los distintos barrios—.
Si el día ha amanecido soleado y te apetece conjugar turismo y deporte, puedes alquilar una bici y ascender a alguno de los cinco montes que rodean Bilbao. Los Artxanda, Monte Avril, Arnotegi, Pagasarri y Arraiz ofrecen, desde sus alturas moderadas, vistas insólitas de la ciudad; y acogen también zonas de recreo en las que hacer un alto para descansar y comer. Si tan sólo dispones de un día, lo mejor es que decidas qué tramo de la ruta te apetece recorrer, pues sólo los más deportistas mejor preparados han sido capaces de realizar el Anillo entero en una sola etapa. Como recomendación: el itinerario Artxanda-Avril, con subida en funicular hasta el primero para salvar el fuerte desnivel, ofrece un descenso de hora y media por las laderas del del Monte Avril hasta llegar al barrio de La Peña. Además, se recorre durante un rato la antigua calzada de los Zamudianos, perteneciente al Camino de Santiago, lo cual no hace sino sumar encanto al plan.
San Juan de Gaztelugatxe, donde la paz huele a mar
El islote de Gaztelugatxe —castillo peligroso en castellano—, es un destino obligado si visitamos la provincia de Vizcaya. Se encuentra a tan sólo cuarenta minutos en coche desde la ciudad de Bilbao, y acoge uno de los paisajes más impresionantes de la costa vasca. Está compuesto de túneles, arcos y cuevas trabajados durante siglos por el mar y, no por casualidad, recientemente la popular serie Juego de Tronos encontró en él una localización perfecta.
La leyenda dice, para explicar parcialmente el origen de su nombre, que San Juan llegó al muy cercano puerto de Bermeo y que, viendo la isla al fondo, con tres largos pasos fue capaz de alcanzar la cima donde se encuentra su ermita, dejando marcadas las huellas del pie en el camino. Hoy ese camino es un serpenteante sendero de piedra, construido por la mano del hombre, en cuyas brechas encuentran los locales poderes curativos. Pero no es la única leyenda que envuelve la zona. A la tradición de subir y tocar tres veces la campana para pedir un deseo se le une la práctica supersticiosa de los barcos de pesca bermeanos, que antes de salir a navegar realizan varios giros a babor y estribor para que el santo les de suerte.
Aunque la visita al islote se puede realizar en un tiempo breve, una vez allí la paz y el silencio que envuelven la zona invitan a permanecer y a dilatar el momento. Además, de regreso, compartiendo el paisaje marino, encontramos el restaurante Eneperi. Presta servicio desde 1816 y ofrece cocina netamente vasca. Anexa al mismo encontramos la cervecería Galerna, habilitada en homenaje a la terrible galerna de 1912 en la que fallecieron 143 pescadores de los pueblos cercanos.