En el lugar que una vez ocupó la Plaza Vieja de Bilbao, puerta de acceso por excelencia desde la ría al mítico barrio de Casco Viejo, se encuentra la iglesia de San Antón —oficialmente San Antonio Abad—. Este símbolo de la capital vizcaína, tal y como atestigua la aparición de su trazado en el mismo escudo de la villa, fue levantado en 1468 con el objeto de satisfacer las inquietudes espirituales de una población en continuo ascenso. Desde entonces la vida social y económica bilbaína ha girado en torno a este testigo mudo, cuyos rincones hoy ofrecen al ojo astuto un rico anecdotario de siete siglos de historia. Utilizado su interior como cementerio, y como palco de toros su terraza, en multitud de ocasiones la iglesia ha abrazado festejos y eventos populares de Bilbao, sin por ello renunciar a su fundamental vocación religiosa. Tal vez como contrapartida a la destrucción de su patrimonio mobiliario durante las catastróficas inundaciones de 1983, al año siguiente la iglesia de San Antón recibió el mérito de Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento Histórico-Artístico Nacional.

  1. Antes de que la iglesia fuera construida
  2. Anécdotas y curiosidades de la Iglesia de San Antón de Bilbao
  3. Pasadizos subterráneos en la iglesia de San Antón

Iglesia de San Antón

Antes de que la iglesia fuera construida

A la altura de la ría en la que se yergue la iglesia de San Antón siempre hubo, incluso antes de la fundación de la villa en 1300, un vado que servía como fondeadero de barcos y paso de las mercancías que llegaban de Castilla. Este tímido enclave comercial, que pronto se vería beneficiado por la construcción del primer puente de Bilbao —el Puente de San Antón—, fue el origen de todo. Excavaciones arqueológicas recientes han ido demostrando que antes de que la iglesia en cuestión fuese levantada, este punto acogió muchas y muy diversas construcciones, reafirmando aún más si cabe la condición de centro neurálgico de Bilbao. Restos de edificaciones de piedra y teja del siglo XII, de función desconocida, precedieron a una lonja o almacén de mercancías fluviales que se mantuvo en activo hasta principios del siglo XIV. Llegó entonces el turno del Alcázar y la muralla que el rey Alfonso XI de Castilla mandó construir después de que Bilbao obtuviera la Carta Puebla por la que era reconocida como villa. Empezaban a conformarse las Siete Calles y Bilbao se convertía en potencia económica de Vizcaya.

Si bien el Alcázar fue sustituido por una primitiva iglesia pasada la primera mitad del siglo XIV, hubo que esperar hasta 1468 para que esta fuese ampliada a lo que hoy conocemos como iglesia de San Antón.

Iglesia de San Antón

Anécdotas y curiosidades de la Iglesia de San Antón de Bilbao

Desde su construcción, el templo ha sido objeto de numerosas reparaciones, ampliaciones, reconstrucciones, o cambios de funcionalidad. De estilo esencialmente gótico, fue en 1544 cuando se terminó de rematar su portada renacentista de tipo fantástico que, ubicada en el lado norte, no hace sino reforzar el aire misterioso que envuelve a la iglesia. El campanario es otro de los elementos que desentona con el carácter gótico general. Construido en 1775 en estilo barroco por Juan de Iturburu, todavía hoy se puede observar en la cúspide de su torre un giraldillo original, tallado como alegoría de la inquebrantable fe cristiana. Las últimas incorporaciones datan de 1902: se trata del pórtico, los despachos y la sacristía, construidos en marcado estilo neogótico.

Una vez en su interior, el visitante puede sentirse atraído por el curioso diseño que exhibe el suelo, estampado con innumerables figuras geométricas negras. Se trata de losas planas procedentes del cementerio que la iglesia acogió desde sus orígenes hasta el siglo XIX, y que en 1726, durante una importante reorganización, fueron reutilizadas como enlosado. Pero hay más. Otro vestigio del cementerio lo hallamos en el osario situado bajo la escalerilla que accede al coro, el cual atesora los huesos extraídos de las tumbas, ante las miradas esculpidas de San Cosme y San Damián.

Iglesia de San Antón

Por último, cabe resaltar el llamativo triforio que, al igual que en otros templos góticos vascos como la Catedral de Santiago o la Basílica de Portugalete, recorre en forma de galería abierta todo el perímetro del edificio. Uno pudiera pensar que es por este corredor, situado en la segunda planta, por donde se accede al balcón de San Antón que descansa sobre el pórtico principal del templo. Lejos de ser así, aquí viene otra curiosidad: el balcón dispone de puerta, pero esta es sólo accesible tras un pesado itinerario por los tejados. Y es que esta terraza perteneció en tiempos al antiguo Ayuntamiento de Bilbao, anexo a la iglesia cuando todavía existía. Desde ella los dirigentes de la época asistían a los espectáculos que por entonces se celebraban en la hoy desaparecida Plaza Vieja de Bilbao. A destacar, corridas taurinas y procesiones, pero también ejecuciones públicas en el cercano Puente de San Antón por medio de método del empozamiento, consistente en atar una piedra al cuello del condenado y arrojarla al agua.

Pasadizos subterráneos en la iglesia de San Antón

Si al inicio mencionábamos cierta aura de misterio en torno al templo, no era por capricho. Pocos saben que una de las puertas ubicadas en el lateral de la Capilla de Santa Lucía, una de las tres que tiene la iglesia, conduce a unas escaleras descendentes que pronto resultan tapiadas. La capilla perteneció en algún momento a la familia Leguizamón, y muchos conjeturan que la puerta conectaba directamente con su Casa-Torre de Somera a través de pasadizos. Otros, por el contrario, señalan una comunicación subterránea con el cercano Ayuntamiento, como medio que poseían los nobles de evitar el contacto con la plebe en sus idas y venidas a las misas privadas y demás eventos políticos.

Iglesia de San Antón