“[…] El paseo de Los Caños, entre cuyos senderos florecieron tantos idilios, y en el que los menestrales de fines de siglo, con el corazón oprimido, dijeron a las artesanas, dulce y románticamente estremecidas, que las querían, en unas tardes color oro viejo en las que se hacían amarillas las hojas de los castaños […]”. Así transmitía el escritor bilbaíno Luis Antonio de Vega su ciega convicción acerca de la esencia romántica de Bilbao. El paseo de Los Caños, recientemente recuperado por el Ayuntamiento para alegría de los bilbaínos, es solo un simple ejemplo de los infinitos lugares que la capital vasca esconde para las parejas de enamorados que quieran emular a aquellos menestrales y artesanas del siglo XIX. Flanqueada por las alturas montañosas de Pagasarri y Artxanda y abrazada por el Abra exterior —como se conoce a la ría baja del Nervión—, la ciudad de Bilbao se presta a ser contemplada desde tantas perspectivas como elementos guarda la Naturaleza. Aquí presentamos una variada selección de planes en pareja con los que descubrir, ya sea por tierra, mar o aire, el fantástico patrimonio que atesora Bilbao en todas sus formas. Huelga decir que el cuarto elemento, el fuego, corre a cuenta de los enamorados.
- Planes por tierra: de pintxos y mercadillos
- Planes por mar: desde la playa el velero y viceversa
- Planes por aire: las alturas de Artxanda o el viaje en globo
Planes por tierra: de pintxos y mercadillos
Hay planes que no por usuales pierden su encanto. Nos referimos al mítico pintxopote (o ruta de pintxos), al cual nos invita, con sus coloridas fachadas y su bullicio festivo, el barrio medieval de Casco Viejo. Tratándose del lugar que vio nacer a Bilbao, no es de extrañar que sea aquí donde se aglutinan los edificios más antiguos y, por ende, también los restaurantes y cafés con más solera de la ciudad. El Bacaicoa, con su pintxo estrella apodado chorizo del infierno, se ubica en plena Plaza Unamuno, siendo esta un punto de partida ideal si lo que queréis es visitar las Siete Calles —las más antiguas de la villa— al tiempo que degustáis sabores originales de la cocina vasca. Sin ir muy lejos, en la calle Iturribide os esperan las gildas (o pintxos tradicionales de piparra) del bar Fermín, y si un poco más allá, en la calle María Molina, los deliciosos mejillones rellenos del Baste. Con suerte, allí os cruzaréis con algún grupo de txikiteros que, al calor del buen vino, entonarán sonoras bilbainadas —o lo que es lo mismo, páginas cantadas del Bilbao antiguo—. Otros lugares muy recomendables por su ambiente y la calidad de sus pintxos son la zona de Ledesma, calles de la Diputación, Poza, Deusto, García Rivero o el Espacio Guggenheim.
Uno de los grandes atractivos de Bilbao es sin duda su amplia oferta de mercadillos urbanos, desde los más tradicionales hasta los más vintage/alternativos. Celebrados durante todo el año en diferentes puntos de la ciudad, la compraventa de objetos usados, ropa de segunda mano y curiosos artilugios justifica una ruta por ellos. El Open your Ganbara, que se celebra en el Espacio Open de Zorrozaurre —antigua fábrica de galletas de Artiach— los primeros y últimos domingos de cada mes, es tal vez la versión más ecológica del clásico mercado de pulgas, en el cual reciclar y reutilizar están a la orden del día. En el registro más alternativo encontramos el Mercado Dos de Mayo, celebrado el primer sábado de cada mes en la calle homónima, con gran cantidad de ropa nueva y vintage, bisutería, complementos, libros, vinilos, muebles… El Mercado de Flores es otro clásico de la capital vizcaína, y no podía faltar en este plan de pareja. Cada domingo por la mañana la zona del Arenal acoge numerosos puestos, con amplia variedad de flores, plantas y semillas de temporada. Por el Casco Viejo también se celebra, el último domingo de cada mes, un mercado que se asemeja al mítico londinense de Camden. Se trata del Sunday Market, otra cita imprescindible para pasarse después del pintxopote.
Planes por mar: desde la playa el velero y viceversa
Una ventaja incontestable de la transformación urbanística vivida por Bilbao a finales del siglo pasado es su red de metro. Si queréis ver un poco más allá del centro de Bilbao, la línea 1 os lleva directamente al municipio de Plentzia, famoso por el tranquilo arenal de su playa dorada. Desde la estación de metro podréis tomar la vereda que discurre al lado de la ría de Plentzia, repleta de barquitos fondeados, que termina desembocando en el mar. Allí, gracias a la protección que presta la bahía, es habitual la presencia de escuelas de surf y otros deportes acuáticos. El atardecer desde alguno de los restaurantes de su paseo no tiene precio.
Pero si lo que os interesa es una experiencia verdaderamente marinera, existe la posibilidad de contratar un velero privado en el puerto de Getxo, también accesible desde la línea 1 de metro, y lanzarse a descubrir, por espacio de dos horas, zonas como el puerto viejo, los acantilados de Galea, las playas de Azkorri o los molinos de Punta Lucero. Además, el trayecto está planificado de tal modo que, al regresar, los últimos rayos del sol acompañen una cena romántica con tu pareja.
Planes por aire: las alturas de Artxanda o el viaje en globo
Fue desde el monte Artxanda, pulmón de la ciudad por excelencia, desde donde el célebre arquitecto Frank Gehry decidió la ubicación final del edificio Guggenheim. Eso es porque desde su cima se puede conseguir una de las panorámicas más impresionantes de Bilbao, surcada por la ría y sus puentes. Aunque subirlo andando es una opción fantástica si disponéis de tiempo, es bueno conocer que el funicular, cuya base se encuentra a pocos metros del Paseo Campo del Volantín, realiza la ascensión al monte en escasos tres minutos. Aunque hoy es sobre todo una zona de paseo y mirador, desde finales del siglo XIX el monte Artxanda fue conocido entre los bilbaínos como lugar de esparcimiento, como demuestra su antiguo casino, destruido durante la Guerra Civil, o su ya desaparecido parque de atracciones. De cualquier manera, todavía se conserva el mítico restaurante Txacolí Simón, especializado en la preparación de chuletas regadas con txacolí bilbaíno.
Para quienes la altura del monte Artxanda no les parezca suficiente, en Bilbao existen desde hace años varias empresas especializadas en vuelo en globo aerostático para ver la ciudad a vista de pájaro. Con una duración de hora y media, el paseo puede realizarse desde una de las tres zonas siguientes: el Valle de Orduña, Urdaibai y Valderejo. Además, la experiencia incluye un almuerzo típico, con brindis de cava incluido.