La Plaza de Don Federico Moyúa, de Moyúa o Plaza Elíptica, que es su nombre más popular, es uno de los centros neurálgicos más importantes de Bilbao. Esta plaza, donde desembocan importantes arterias de la capital vizcaína, fue construida en la década de los cuarenta según el proyecto de Luis Salinas. Curiosamente, sesenta años después fue su hijo Manuel Salinas quien se encargó de remodelar el espacio respetando su forma elíptica originaria y los llamativos parterres de estilo inglés y francés.
Entre los cambios que se han incorporado en esta intervención llevada a cabo en 1997 se encuentran unas modernas farolas de acero y unos bancos muy funcionales. Además, para satisfacción de los vecinos, se recuperó su emblemática fuente original. Este es uno de los espacios tradicionales donde tanto bilbaínos como turistas suelen quedar en la ciudad, sobre todo para emprender el paseo a otros puntos cercanos.
- Una plaza muy bien rodeada
- Otras visitas cercanas a Plaza Elíptica
- Paseos desde la Plaza Moyúa
- Dónde comer en la zona
Una plaza muy bien rodeada
La Plaza de Moyúa está situada en pleno centro de Bilbao, en un punto medio de la Gran Vía de Don Diego López de Haro (la Gran Vía, para los bilbaínos) y está dedicada a Federico Moyúa, antiguo alcalde de la ciudad. Alrededor de este espacio que ocupa una superficie de 11.450 metros cuadrados se alzan edificios que denotan el alto estatus que alcanzó Bilbao ya en el siglo XIX y XX. Algunos de los más emblemáticos son el hotel Carlton, los ocupados por la Agencia Estatal de Administración Tributaria y la subdelegación del Gobierno (en el palacio Chávarri), el edificio La Aurora, la Casa Montero y las Casas de Ramón de la Sota.
Entre las fachadas más majestuosas se encuentra la del mencionado hotel Carlton, una de las obras más reseñables del arquitecto Manuel María Smith. Es una construcción exenta que sigue el estilo arquitectónico del Segundo Imperio acorde con la tendencia hotelera decimonónica. Su función era dual, ya que una parte se dedicaba a oficinas y otra a hotel. Alcanzó una gran importancia simbólica ya que fue sede del primer Gobierno Vasco.
El Palacio de Chávarri cuya fachada principal también mira a la Plaza Elíptica, es un buen ejemplo de la arquitectura bilbaína de finales del siglo XIX. No pasa desapercibido por su color, la composición, porque todas sus ventanas son distintas y su tejado es espectacular. Fue construido como residencia del empresario Víctor Chávarri, Marqués de Triano, quien había estudiado en Lieja y deseaba que su palacio recordase el estilo renacentista flamenco. El encargado del proyecto fue el arquitecto belga Paul Hankar, que se inspiró en el hotel Zegers- Regnard de Bruselas.
Singular y de aspecto monumental es el edificio de La Aurora, una construcción que nacía para tener una función mixta, como sede de una compañía de seguros y para acoger viviendas. El proyecto lo ganó el arquitecto Manuel Ignacio Galíndez en 1931, quien ofreció una solución que se adaptaba a la curvatura de la plaza. A primera vista se perciben distintos niveles en la composición, en la planta baja y primera la piedra es de color oscuro, al contrario de lo que sucede en el resto de la construcción.
En el número 3 de la Plaza de Moyúa se alza un impresionante edificio de estilo nacional que alberga la Delegación Estatal de Administración Tributaria. El proyecto fue realizado entre 1942 y 1953 por el arquitecto Antonino Zobaran. Este tipo de arquitectura que propugnaba la recuperación del estilo imperial español del siglo XVI y del clasicismo no tuvo mucho éxito en Vizcaya, aunque se empleó en algunos exponentes institucionales.
Otras visitas cercanas a Plaza Elíptica
Aunque la Casa Montero no mire directamente a la Plaza Elíptica es una visita que se debe contemplar por la belleza de su construcción, la única muestra de modernismo en Bilbao, y por haber sido declarada monumento histórico-artístico. Está situada en la calle Alameda Recalde, 34 y se conoce como la Casa Gaudí, ya que cuenta con elementos que recuerdan a los empleados por el arquitecto Antonio Gaudí. El autor del proyecto, el arquitecto Luis Aladrén, también fue el autor del Palacio de la Diputación.
En otra calle aledaña, en la Gran Vía Don Diego López de Haro, 45 se alza otro gran edificio construido como residencia de la burguesía bilbaína. Se conoce como las Casas de Ramón de la Sota y muestra un estilo regionalista con influencias montañesas. Lo reconoceréis porque en su fachada se pueden ver galerías con arcos, aleros y ventanas decoradas.
Paseos desde la Plaza Moyúa
Aunque es un placer pasear por esta plaza y disfrutar del colorido de sus jardines, desde aquí se puede llegar caminando al pulmón verde de la ciudad, el Parque de Doña Casilda. Sus senderos, fuentes monumentales, el estanque o la góndola invitan a relajarse. Y, si se viaja con niños a Bilbao, es una buena oportunidad para que disfruten de sus zonas infantiles. En uno de los extremos de este espacio verde se alza el Museo de Bellas Artes, que cuenta con la mejor colección de obras de artistas vascos del mundo y una buena muestra de artistas españoles como El Greco, Ribera, Murillo, Zurbarán, Paret y Goya.
El entorno de la plaza Moyúa también se presta a ir de compras, ya que entre las tiendas que se sitúan muy cerca se encuentran firmas como Guess, Boss o Dockers. Por supuesto, una jornada activa de tiendas se debe intercalar con la excelente gastronomía vasca, ya sea en forma de ‘pintxos’ o bien en restaurantes de mesa y mantel.
Dónde comer en la zona
En la misma Plaza de Moyúa y su entorno más inmediato se pueden encontrar varias opciones de restaurantes de franquicias nacionales e internacionales. Pero si se quiere disfrutar sin prisas de propuestas algo más auténticas, estos son algunos de los restaurantes más valorados de la zona:
Moyúa
En la propia plaza y sin demasiadas pretensiones, es muy popular tanto para el desayuno como para la merienda. Tienen una carta de entrantes y platos principales, ideales para compartir, de lo más ecléctica e internacional.
Amaren (Diputazio, 6)
El lugar ideal para amantes de la carne de buey hecha a la parrilla. Además, aquí se pueden degustar cortes de ternera gallega de gran calidad y de las razas Simmental y Holstein. En la carta, tradicional vasca y española, hay bastantes opciones para gustos menos carnívoros.
El Puertito (García Rivero, 9)
Se trata de un bar especializado en ostras de distintas variedades, calibres y procedencias, que se toman al modo tradicional, es decir, crudas. Se pueden armonizar con cócteles clásicos y creativos y una cuidada selección de vinos.
Cubita Bilbao (Colón de Larreátegui, 37)
Este restaurante, con una decoración elegante, incluso intimista (favorecida por la iluminación), está especializado en la más pura cocina vasca del mar, pero no solo. Por ejemplo, conviene pedir su merluza con chipirones. Y quienes busquen “emociones fuertes” no deben pasar por alto sus callos con morro en salsa vizcaína.