Situada en el corazón de la ciudad, la catedral de Santa María de Cáceres se muestra majestuosa ante el viajero, que descubre ante sus ojos un espectacular edificio que, desde 1957, ostenta el rango de concatedral. En un paseo por esta preciosa ciudad extremeña, tarde o temprano terminas en la plaza de Santa María, a los pies de la imponente catedral.
Concatedral de Santa María, el tesoro de Cáceres
Considerada Monumento Histórico-Artístico desde 1931, la Concatedral de Santa María de Cáceres no sólo es la iglesia más importante de la capital extremeña, sino que también es la más antigua, pues sus orígenes se remontan nada menos que hasta el siglo XIII. Una catedral que es célebre por su “Cristo Negro” al que los cacereños profesan especial devoción.
Como en todos los edificios religiosos de su envergadura, el de la catedral de Cáceres acumula sucesivos estilos artísticos. En un principio fue románica y con techo de madera, pero después, tras su práctica destrucción, se reconstruyó, durante los siglos XV y XVI, con un estilo tardogótico. Posteriormente se añadieron elementos propios del Renacimiento, sobre todo en la torre de tres cuerpos trazada por Pedro de Ybarra y en el coro, cuya tribuna fue realizada por el maestro Pedro de Marquina a mediados del siglo XVI. Y como contribución del siglo XX, descubrirás, en una de las esquinas de la torre, prácticamente a ras de suelo, una escultura de San Pedro de Alcántara, que fue realizada por el artista extremeño Enrique Pérez Comendador en el año 1954.
Las portadas góticas de la Catedral de Cáceres
El edificio de la Catedral de Cáceres se levantó con sillares de granito y con dos portadas góticas: la del Evangelio, que está situada frente al Palacio Episcopal, y la portada principal, que da hacia la Plaza Mayor, en la que sobresale el escudo de los Orellana. Además, es muy singular su arco apuntado gótico.
Si nos dirigimos ahora al interior de la Catedral de Cáceres, veremos que estamos ante un templo de planta rectangular y dividido en tres naves: la del Evangelio, la Central y la de la Epístola. Sobresale especialmente la torre de la Campana, que está abierta para las visitas. Así que, si no tienes inconveniente en subir por su escalera de caracol, podrás disfrutar de una de las mejores perspectivas de esta ciudad monumental cuyo casco antiguo ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Las bóvedas son de crucería gótica y en ellas podrás adivinar los escudos y símbolos heráldicos de las principales familias cacereñas.
El retablo Mayor, una joya del Renacimiento
En cualquier caso, la representación escultórica más sobresaliente del interior de la Catedral de Cáceres es, sin duda, el retablo Mayor plateresco, una verdadera joya del Renacimiento que fue realizado, en madera de cedro y roble, por Guillén Ferrant y Roque Balduque. El retablo que preside la capilla Mayor no tiene policromía, lo que le hace singular, y está estructurado en tres cuerpos con esculturas de los apóstoles y de otras figuras bíblicas. La parte central está dedicada a motivos vinculados a la vida de la Virgen y a la Pasión de Jesucristo. De hecho, la figura más importante, posiblemente, sea la Asunción de la Virgen. Y en la parte superior, sobre el retablo, se puede ver una pintura que representa la lucha del bien contra el mal y que escenifica el enfrentamiento del arcángel San Miguel a los demonios.
También en el pavimento del interior del templo podrás seguir la historia de las familias nobles e ilustres de Cáceres a través de los escudos que están reproducidos en el suelo. No olvides contemplar el espectacular retablo barroco de la capilla de San Miguel, que custodia la imagen del Príncipe de la Milicia Celestial, ni su artística reja decorada también con escudos nobles, que data de 1551.
Detente también en la capilla de los Blázquez, donde se halla el muy venerado “Cristo Negro”, cuya figura procede de un convento ya desaparecido. También merece la pena admirar el Cristo de las Batallas, que se alza al lado del coro, y el Cristo del Refugio, que llegó a la catedral procedente del convento de San Francisco.
Si tienes tiempo, disfruta también de la capilla de Santa Ana, de 1446, y de la capilla de la Milagrosa.
Otro de los elementos importantes de la Concatedral de Cáceres es su órgano, construido por Manuel de la Viña en 1703 y que fue reformado en 1973 por la empresa Orgamusik.
Un Museo Catedralicio para disfrutar
Y si quieres profundizar más en la historia de la Catedral de Cáceres, dirígete hacia la sacristía, donde se encuentra el Museo Catedralicio, que se extiende después por la Sala Capitular. Custodia una importante colección de objetos litúrgicos y vasos sagrados, además de esculturas, pinturas religiosas, libros corales y vestimentas sagradas realizadas de forma artesanal. Entre ellas, destaca una virgen gótica del siglo XV, ricamente policromada.
En la sacristía se encuentra también el sepulcro de Francisco de Godoy, capitán de Pizarro. Para acceder a esta estancia, tendrás que traspasar una hermosa portada de estilo plateresco, realizada en 1527 por Alonso de Torralba. Y es que la noble historia de Cáceres está escrita entre los muros de su catedral.