La avenida de Cervantes, en la zona sur de la ciudad de Cáceres, no es uno de los principales puntos de interés de esta urbe extremeña. Sin embargo, en ella, casi a las afueras de la ciudad, podemos encontrar uno de los lugares más peculiares de Cáceres, de Extremadura y puede que de toda España. La cueva de Maltravieso es un yacimiento prehistórico integrado en el casco urbano. Habitada desde hace decenas de miles de años, es uno de los principales puntos de pinturas rupestres en Extremadura.
Cuevas de Maltravieso, un azaroso hallazgo
Los terrenos del sur de Cáceres, en la zona conocida como el Calerizo, son ricos en piedra caliza. En 1951, en lo que por aquel entonces se conocía como el camino de Maltravieso, se estaba desarrollando una explotación de caliza para la posterior extracción de cal. Una explosión durante los trabajos dejó al descubierto una pequeña cavidad. Cuando los obreros se adentraron para ver qué había en el interior, encontraron restos de cerámica y, posteriormente, de seres humanos y animales.
La aparición de cráneos, de hecho, quedó recogida en la prensa local de la época. Aunque la explotación continuó (y destruyó parte del material que se cree que había en la cueva), numerosos académicos locales se interesaron por el yacimiento y fueron desentrañando sus secretos, visita tras visita, en los años siguientes. Destaca en este sentido la figura de Carlos Callejo Serrano, un investigador catalán afincado en Cáceres que, a la postre, acabó descubriendo pinturas rupestres del Paleolítico en las paredes de la cueva.
Pinturas rupestres en Extremadura: contempla las manos de Maltravieso
El motivo pictórico más recurrente de las cuevas de Maltravieso, y por el que son más conocidas, lo constituyen las manos. Más de setenta manos en negativo, rodeadas de pigmento rojizo, algunas de ellas sin dedo meñique, por algún motivo que se desconoce (aunque parece descartada la hipótesis del mutilamiento ritual). Al igual que en otros yacimientos similares, como la famosa cueva de las Manos de Argentina, los investigadores todavía discuten el significado de estas representaciones. En cualquier caso, las manos de Maltravieso son uno de los ejemplos más importantes de pinturas rupestres de Extremadura.
Sin embargo, no sólo hay manos. En las paredes de la cueva de Maltravieso también se han descubierto numerosos signos de difícil interpretación, conocidos como ideomorfos, y pinturas de animales como caballos, cabras o vacas.
Un refugio ancestral
Como siempre ocurre cuando se descubre un yacimiento arqueológico, una de las principales preguntas que se han hecho y se hacen los investigadores de Maltravieso es su datación. Establecer una línea cronológica no es fácil, y hasta no hace mucho se creía que las pinturas tenían una antigüedad de entre 15 y 20 mil años.
Sin embargo, una reciente investigación datada con uranio-torio ha arrojado un resultado muy diferente: las pinturas más antiguas datarían de hace unos 66.000 años. No es una conclusión trivial. No hay constancia de la existencia de homo sapiens en la Península por aquel entonces, lo que significa que aquellos primitivos pintores debieron ser hombres de Neanderthal. La cueva de Maltravieso sería, así pues, el hogar de una de las manifestaciones de arte rupestre más antiguas del mundo.
Con todo, la actividad humana en la cueva se remonta mucho más atrás de la época en la que se hicieron las pinturas. Excavaciones del equipo ‘Primeros Pobladores de Extremadura’ han descubierto en el interior del yacimiento vestigios que indican que las cuevas de Maltravieso ya estaban habitadas hace 350.000 años, aproximadamente.
Qué hacer para conocer la cueva
Al igual que ocurre con Atapuerca, las autoridades han tomado medidas estrictas para proteger el conjunto patrimonial. En 1999 se inauguró el Centro de Interpretación de la Cueva de Maltravieso, adyacente a la gruta e integrado en un parque urbano. Lejos queda la época en que la cueva estaba en medio de la nada: la expansión de Cáceres acabó absorbiendo el yacimiento e incorporándolo en el tejido urbano.
El centro de interpretación acoge una exposición permanente en la que se explica la historia de la cueva y se da cuenta de las continuas investigaciones para desentrañar su origen.
Visitar la cueva fue imposible hasta abril de 2019. Desde entonces, la Junta de Extremadura ha abierto al público el yacimiento, aunque en un régimen extremadamente limitado. En la página web de las cuevas de Maltravieso se publican de manera periódica fechas de visita y es necesario rellenar un formulario de solicitud, tras el cual se debe recibir un correo electrónico personalizado de confirmación.
Las visitas se hacen en grupos de un máximo de cuatro personas, siempre acompañadas por dos guías de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte. Tienen una duración máxima de una hora y no se puede repetir: por el momento, en este periodo que la Junta de Extremadura califica como “experimental”, cada persona puede visitar la cueva una sola vez.