Situado al norte de la provincia de Cáceres, Hervás es el centro neurálgico del Valle del Ambroz. Es un pueblo encantador, no sólo por su arquitectura, testigo del paso del tiempo y de diferentes civilizaciones, sino también porque está rodeado de un entorno natural privilegiado que hay que ver en una escapada de turismo a esta población. Caminar por sus callejas es como evocar la época en la que judíos y cristianos, y después conversos y cristianos, convivían en este espacio tan particular. Y es que Hervás tiene una de las juderías mejor conservadas de España, con sus típicas casas de madera y adobe, y sus características balconadas, que ha sido declarada Conjunto Histórico Artístico.
Además de pasear por este pueblo judío y disfrutar del encanto que tienen sus calles y callejones, existen otros puntos de interés para descubrir en Hervás, situado a sólo 113 kilómetros de Cáceres. Es el caso de la iglesia de San Juan, la casa de los Dávila o la iglesia de Santa María, esta última construida sobre un antiguo castillo templario. Y es que los orígenes de Hervás datan del siglo XII, cuando unos monjes templarios construyeron aquí una ermita. No fue hasta el siglo XV cuando se asentó en el pueblo una importante comunidad judía que ha conformado durante mucho tiempo la personalidad del pueblo, cuya apasionante historia queda reflejada en su arquitectura, sus calles, su cultura y sus fiestas populares.
Hervás, un viaje lleno de agradables sorpresas
A pesar de estar enclavada en un entorno tranquilo, Hervás cuenta con todos los servicios para pasar una estancia turística placentera. La vida del pueblo es muy animada, hay muchos bares de tapas y restaurantes, y también algunas viviendas antiguas se han acicalado para alojar tiendas y posadas.
Si vas a programar una escapada turística a Hervás, te recomendamos que comiences por la judería, para que disfrutes de este icónico espacio, y que no olvides visitar el Museo de la Moto y el Coche Clásico.
Barrio Judío de Hervás
EL Barrio Judío de Hervás ha conservado, casi sin modificaciones, la estructura original de su antiguo casco urbano, con sus casas de madera y muros de adobe, sus balconadas e incluso los nombres de sus calles, herencia de un pasado hebreo. Así, si te fijas, encontrarás vías urbanas con el nombre de La Sinagoga o Rabilero. Aunque se estima que el primer asentamiento de una comunidad judía fue en el siglo XIV, no se tiene constancia documental hasta el siglo XV. Las familias que se instalaron en el Valle del Ambroz, y en Hervás principalmente, se dedicaban al comercio y a oficios artesanales. Había sastres, curtidores y zapateros. Y también hay constancia de que algunos se dedicaban a hacer préstamos a un alto interés.
La judería de Hervás es un auténtico laberinto de callejuelas y casas que se amontonan unas junto a las otras. Cuestas, calles angostas y empinadas, empedradas con los cantos rodados que proporciona el río Ambroz, y viviendas de entramados de madera de roble y castaño… Aquí destaca la calle más estrecha de España, la Travesía del Moral, con apenas medio metro de ancho. El Barrio Judío de Hervás se extiende desde la plaza hasta el río Ambroz y la denominada Fuente Chiquita.
Para recordar el pasado judío de Hervás, todos los años se celebra la denominada Fiesta de los Conversos, un festival cultural de música, teatro y gastronomía, cuyo principal objetivo es divulgar ese periodo histórico y el legado que han dejado las culturas cristinas y judías. Todo el pueblo participa de la convocatoria: se viste con ropas
de época y participa en la recreación de la vida medieval de Hervás.
Museo de la Moto y el Coche Clásico
El Museo de la Moto y el Coche Clásico de Hervás es el sueño de cualquier aficionado al motor, y fue creado por uno de ellos, Juan Gil Moreno. Lleva abierto casi dos décadas y se ubica al abrigo de las montañas, en un peculiar espacio que, además, brinda unas vistas espectaculares de la localidad y del valle. Muestra una curiosa colección de motos y coches desde los años 20 a los 70.
Este espacio consta de ocho pabellones en los que están expuestos vehículos míticos de marcas punteras, como Harley Davidson, BMW o Zündapp. En uno de ellos, hay un taller de restauración donde se puede observar cómo se restauran las piezas expuestas y en otro, los primeros vehículos que utilizamos en nuestra vida, como cochecitos o triciclos. Es una manera muy singular de conocer cómo ha evolucionado la industria del motor en el último siglo. Si vas acompañado de niños, no importa, porque ellos disfrutarán de lo lindo al descubrir estas rarezas. Abre mañana y tarde, de martes a domingo, pero consulta los horarios en la web del museo porque varían.