Si estás buscando una escapada que merezca la pena en la provincia de Cáceres, no puedes perderte uno de los principales monumentos arquitectónicos de Extremadura. Dirígete a Guadalupe para conocer el municipio y descubrir su espectacular monasterio, todo un símbolo de la región.
Apenas 120 kilómetros separan Cáceres de esta localidad llena de leyendas. Según se cuenta, a finales del siglo XIII un pastor llamado Gil Cordero encontró una figura de la virgen en el río Guadalupe. En ese lugar se construyó una ermita y junto a ella se fue conformando el pueblo que podemos conocer en la actualidad. Se trata de un auténtico sitio de peregrinaje, uno de los más insignes después de Santiago de Compostela.
Además del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, el protagonista indiscutible, esta población guarda más de un tesoro.
Descubre el monasterio de la Virgen de Guadalupe de Cáceres
La primera parada obligatoria cuando llegas es el monasterio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993. Como ya hemos mencionado, tiene su origen en una ermita muy humilde que se levantó a finales del siglo XIII.
Fue Alfonso XI el que le dio un verdadero impulso a este santuario, al que le unía una relación muy significativa, ya que se había encomendado a la Virgen de Guadalupe para ganar la Batalla del Salado. Tras su victoria, mandó levantar una nueva iglesia que se erigió en estilo mudéjar y de la que hoy solo se conserva el ábside. Sus muros están llenos de historia, pues aquí se reunieron hasta en dos ocasiones los Reyes Católicos con Cristóbal Colón antes de que este partiera rumbo a América, no sin antes pedir la protección de la virgen.
El edificio que se observa en la actualidad es de principios del siglo XV. La singularidad del monasterio radica en su mezcla de estilos: gótico, mudéjar, renacentista, barroco y hasta neoclásico. Es una obra excepcional en cuanto a arquitectura, pensada para custodiar la imagen de la Virgen de Guadalupe, una talla de madera fechada a finales del siglo XII, probablemente románica, que es la patrona de Extremadura y de la Hispanidad.
La iglesia consta de tres naves con planta de cruz latina y un ábside poligonal. Los elementos góticos se perciben en las bóvedas de crucería y en los amplios ventanales que bañan de luz la nave central. Detente un momento a maravillarte con el retablo Mayor, una de las piezas más bellas, diseñado por Juan Gómez de Mora y realizado por Juan Bautista Montenegro, con esculturas y lienzos de diferentes artistas de la época.
El claustro mudéjar del monasterio de Guadalupe es otra de las joyas, con dos plantas y un templete en el centro, decorado con hermosas yeserías y azulejos. En este espacio hallarás también numerosos sepulcros, así que tómate unos minutos para rodearlo con calma.
Por su parte, el claustro gótico se sitúa en la actual hospedería. Aquí se confunden las soluciones góticas y mudéjares, como en los arcos de medio punto apuntados y decorados con tracería. El influjo mudéjar también se deja ver en los ventanales y sus ornamentos.
Las diferentes capillas completan el conjunto. En la capilla de Santa Ana podrás ver murales flamencos; en la Real Capilla de Santa Catalina admirarás su bóveda de crucería; la capilla de San José es una de las más bellas, fechada en el siglo XVI y coronada por una cúpula con linterna y pinturas barrocas. El camarín de la Virgen es igualmente barroco, y su cuidada decoración incluye lienzos de Luca Giordano y murales de Francesco Leonardoni.
Tres museos y la ‘capilla sixtina extremeña’
Los museos del monasterio también merecen un poco de tu tiempo. El Museo de Bordados se encuentra en el antiguo refectorio y muestra las telas bordadas que se hacían antiguamente en el taller. El Museo de los Libros Miniados está en el claustro mudéjar y cuenta con preciados códices del siglo XV. El Museo de Pintura y Escultura hace las delicias de los amantes del arte, con piezas de Juan de Flandes, Goya, Zurbarán y El Greco.
No te vayas sin entrar en su impresionante Sacristía, conocida como la ‘capilla sixtina extremeña’. Los frailes Jerónimos encargaron a Zurbarán ocho cuadros para este espacio que hoy se pueden ver en su ubicación original, con temáticas de la orden. Es una verdadera obra de arte.
Incluso la arquitectura contemporánea tiene cabida en el monasterio de Guadalupe, pues el comedor de la hospedería está firmado por el sobresaliente Rafael Moneo. ¿A qué esperas para recorrer cada rincón?
Qué ver en Guadalupe, una pequeña población de Extremadura
El municipio cuenta con atractivos monumentos y lugares para completar una jornada de turismo perfecta. En La Puebla de Guadalupe, que se fue desarrollando alrededor de la primitiva ermita, hay varios edificios indispensables. Cuenta con un hermoso Conjunto Histórico-Artístico, fechado entre los siglos XIV y XVI, por el que vale la pena perderse entre sus callejones.
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Plaza de Santa María de Guadalupe.
Este es uno de los sitios más concurridos, pues es el punto de acceso al monasterio. Los peregrinos y los vecinos de la localidad se dan aquí cita. La plaza y sus calles aledañas son estupendas para encontrar restaurantes y bares típicos, donde probar la gastronomía tradicional: un buen plato de migas extremeñas o la morcilla de Guadalupe. Tomar algo con vistas al monasterio será toda una suerte. El arco de Sevilla, la calle Real o el arco del Chorro no pueden faltar en tu recorrido.
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Colegio de Infantes.
Otra magnífica muestra de arquitectura mudéjar es este antiguo edificio donde se impartían las enseñanzas del trivium. Es una obra de Antón Egas que hoy se ha convertido en parador. Puedes entrar para ver el claustro.
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Iglesia de la Santa Trinidad.
Junto al monasterio de Guadalupe te toparás con esta obra barroca de Manuel de Lara Churriguera. A veces se usa como auditorio.
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Ermita del Humilladero.
Si te apetece dar un paseo con recompensa incluida, encamina tus pasos hasta el cerro de las Altamiras, a unos cuatro kilómetros del centro de Guadalupe. La ermita del Humilladero, levantada siguiendo un estilo gótico-mudéjar, te regalará unas excepcionales panorámicas del monasterio y los alrededores de la comarca.
Deambula por la antigua judería o deléitate con las típicas casas de soportales de madera y balcones plagados de flores. ¿Se te ocurre un plan mejor para un día redondo?