Es imposible preguntarse antes de visitar el Monasterio de Yuste qué pudo llevar a un gran emperador como Carlos V a elegir este lugar, en la provincia de Cáceres, para pasar sus últimos años de vida. El dueño de todo un imperio en el que nunca se ponía el sol abdicó, lo dejó todo y viajó hasta Cuacos de Yuste para encontrarse consigo mismo y con la muerte. Cuando uno llega al monasterio se le resuelven todas estas preguntas de golpe. La estampa es espectacular, el entorno privilegiado y el monasterio, a la altura de todo un rey.
- Historia del Monasterio de Yuste
- Qué ver en tu visita la Monasterio
- Información de la visita; Cómo llegar
- Qué ver en los alrededores
- Dónde alojarse para ver la provincia de Cáceres
Historia del Monasterio de Yuste
El primer monasterio se levantó en Cuacos de Yuste en 1402 para acoger, curiosamente, a los ermitaños de la pobre vida, los que luego se integraron en la Orden de San Jerónimo. Era un lugar de retiro, meditación y vida asceta hasta que en 1556 llegó Carlos I de España y V de Alemania tras abdicar en su hijo Felipe II y enfermo de gota.
El edificio que había no podía acoger a todo un emperador ni a un séquito de decenas de personas y tuvieron que hacer obras para levantar la casa palacio, un edificio de dos plantas con una ventana directa a la iglesia desde la cual el rey escuchaba misa.
Cuando murió Carlos V, el 21 de septiembre de 1558, incluso se le enterró en este templo hasta que Felipe II lo trasladó al Panteón Real de El Escorial.
En la Guerra de la Independencia española (1809), el Monasterio fue incendiado y quedó medio derruido. Además, los jerónimos fueron expulsados y con la desamortización de Mendizábal incluso salió a subasta pública la última gran morada de Carlos V.
Fue en los años 50 del pasado siglo cuando empezaron las obras de restauración con la orden de mantener el diseño original.
Qué puedes ver en tu visita al monasterio
El complejo de Yuste está claramente dividido entre el Palacio de Carlos V y el monasterio que cuenta con la iglesia y dos claustros, uno de estilo gótico y otro renacentista. La visita se completa con unos espirituales jardines que no dejarán indiferente a nadie y que son de estilo italiano..
Claustro
El claustro gótico, del siglo XV y construido en paralelo a la iglesia, es un espacio mucho más sereno y hasta un punto oscuro y austero que el renacentista. De planta cuadrangular y techos de madera, en la parte de arriba era donde los novicios tenían sus habitaciones, por lo que se entiende la austeridad de la zona. Uno de los detalles más llamativos es el jardín interior y su fuente, del siglo XVI.
El llamado claustro nuevo, el renacentista que se construyó en el siglo XVI, está mucho más decorado y los capiteles de sus columnas merecen hasta un rato de contemplación para descubrir los tres escudos y escenas de la pasión de Cristo.
También tiene planta cuadrada, como el viejo, y llegó a contar con hasta tres pisos, aunque ahora sólo quedan dos en pie. Desde ahí se puede acceder al refectorio donde los monjes jerónimos comían con un gran púlpito a la entrada. Conviene dejarse envolver por el jardín interior y la fuente.
Iglesia
El templo gótico, con algunos toques renacentistas, era el lugar al que Carlos V se asomaba desde la ventana de su habitación, que se puede observar desde el interior, para escuchar misa. Era un lugar austero, como exigió el propio emperador en el final de sus vidas, pero destaca un llamativo retablo renacentista de Antonio de Segura, que fue encargado por el propio Felipe II para homenajear a su padre y que obligó a modificar incluso la altura del templo. Sobre él, pueden verse las armas imperiales con el águila bicéfala y el Toisón de Oro, que simbolizan a Carlos V y una copia increíble de la obra de Tiziano sobre el Juicio Final.
En la sacristía hay copias de las obras que había en su momento en esta iglesia y la escalera hacia la cripta que fue la primera tumba donde se enterró al gran emperador hasta que fue trasladado a El Escorial.
Palacio de Carlos I
Aunque se llama Casa-Palacio a la zona que acogió los últimos días de Carlos V, el edificio es sencillo y construido a base de materiales pobres como ladrillo y mampostería. Se trata de un edificio adosado a la iglesia que fue diseñado por los arquitectos reales y que consta de dos plantas y cuatro habitaciones alrededor de un patio interior.
Lo curioso es que para llegar al piso superior, donde estaba la habitación de Carlos V, se construyó una rampa para que pudiera hacerlo a caballo ya que sufrió de muchos problemas de movilidad en esos años.
Los muebles que podemos ver en la visita no son los originales en su mayoría. Ni siquiera la silla que puede verse con la pierna levantada que dicen usaba Carlos V. La original está en el Palacio Real de Madrid.
Información de la visita. Cómo llegar
El Monasterio cierra únicamente los lunes, por lo que de martes a domingo se puede visitar hasta las seis de la tarde, aunque el último acceso es a las cinco. A partir de las tres de la tarde se puede acceder de forma gratuita.
Se puede llegar en coche perfectamente porque cuenta con un aparcamiento habilitado para poder dejarlo sin problema.
La visita arranca por la puerta principal y se recomienda, al menos, una hora para poder imbuirse en la atmósfera serena y austera que buscó el gran emperador para sus últimos días.
Qué ver en los alrededores
Antes de dejar Cuacos de Yuste hay que dar una vuelta por el pueblo donde todavía sigue en pie los prostíbulos donde se dice que el emperador tenía a sus concubinas o la Casa de Jeromín, el hijo ilegítimo de Carlos V que lo acompañó hasta su muerte. Jeromín conoció a Felipe II y en Valladolid, tras la lectura del testamento del emperador donde lo reconocía como hijo, pasó a llamarse Juan de Austria.
Si lo que queremos es hacer turismo por la comarca de La Vera no podemos dejar de visitar Jarandilla, donde se encuentra el Castillo de los Condes de Oropesa que ahora es un Parador. De hecho, fue en este lugar donde Carlos V pasó algún tiempo mientras se levantaba a toda prisa la casa en el Monasterio.
Además, esta comarca es famosa por una naturaleza casi salvaje, llena de saltos de agua y puentes romanos que desembocan en el río Tiétar. La mayoría de ellas son impresionantes de ver, como la Cascada del Diablo, y hasta de disfrutar en verano con un refrescante chapuzón.
Dónde alojarse para ver la provincia de Cáceres
Una de las mejores opciones para alojarse es en el Barceló Cáceres V Centenario, un hotel completamente renovado y ubicado en una zona tranquila de Cáceres. Sus 138 habitaciones son amplias, elegantes y tranquilas en un espacio que combina estilo y modernidad. Además cuenta con unos jardines increíbles y una terraza en la que disfrutar de lo mejor de la provincia.