El palacio de Godoy, construido en el año 1545, es una de las visitas obligadas para cualquier viajero que se acerque a Cáceres. Como tantas cosas en esta ciudad, la historia del palacio está ligada al descubrimiento del Nuevo Mundo y a la conquista de América. A cinco minutos al norte de la misma Plaza Mayor, girando por la estrecha y curvada calle de la Espada, encontramos las palmeras y la vegetación que sobresalen de los patios de las casas señoriales de la calle Zapatería. Desde ella sale la calle Godoy, que nos lleva directamente al inmueble.
Bajando dicha calle empedrada, entre el blanco de las casas encaladas y de la ropa tendida en los balcones, se levanta la robusta construcción del palacio de Godoy. Es aquí donde se erigió la fuente de la Concordia, en los años veinte, para mejorar el abastecimiento y el acceso al agua de este barrio de trazado medieval.
Y fue aquí donde Francisco de Godoy decidió establecerse con su mujer, después de su primera aventura en las Indias. Había tenido un papel importante en la exploración y conquista del Imperio Inca, radicado en el actual Perú. Con 22 años partió en 1527 hacia América con dos de sus primos, los famosos “tres primos de Cáceres”, llegando a ayudar a Pizarro durante el sometimiento del soberano Atahualpa y de su famoso Imperio.
Casi veinte años después, en 1545, Francisco de Godoy vuelve a Cáceres. Durante todo este tiempo había estado enviando grandes cantidades de oro a su familia en España, con el fin de establecerse y fundar una familia en su patria. Es en este año cuando decide casarse con Leonor de Ulloa y tomar residencia en la ciudad. Sin embargo, Leonor muere ocho años después y ese mismo año, desilusionado, Francisco decide volver a América, esta vez a probar fortuna en la conquista de Chile. Así, ni Leonor ni él podrían llegar nunca a ver el palacio terminado, ni siquiera a vivir en él.
A su muerte, los descendientes de Francisco de Godoy continuaron con la tarea de dar forma al edificio, llamando para ello a diferentes artistas. Casi un siglo después, la obra sería terminada, y el sueño americano de Godoy se vería por fin cumplido.
La visita al palacio de Francisco de Godoy
El barrio en el que se encuentra el palacio de Godoy, el barrio gremial, fuera de los muros de la ciudad, ofreció a sus constructores un amplio espacio para diseñar el edificio. Organizado en torno a un patio central cubierto, de planta cuadrada, semeja desde el exterior un castillo con sus dos torres defensivas. Se ha especulado con que éstas tendrían un valor simbólico, de poder y de recuerdo del pasado glorioso de sus propietarios en la guerra.
La iglesia Parroquial de Santiago el Mayor, con la plazuela de Santiago situada enfrente, le dan espacio y visibilidad al palacio de Francisco de Godoy, con lo que hoy podemos apreciar magníficamente su portada y su hermosa estructura en toda su grandeza. Estos son algunos de los aspectos más interesantes del conjunto:
Claustro del palacio.
El patio interior de este edificio ha sido considerado uno de los más hermosos de su tipología en Cáceres. Se divide en dos pisos, ambos flanqueados por arcos de medio punto, corvados o escarzanos, con columnas de orden jónico y toscano, dejando así hermosas galerías que lo hacen semejante a un claustro. Está adornado por bustos y escudos de las familias Godoy y Aldana, además de gárgolas y otros adornos. El interior cuenta con escaleras y salones amplios, de dimensiones palaciegas, con techos artesonados y cubiertos de filigranas. El patio, en su día pletórico de flores y plantas de todas las regiones del globo, fue encargado por el nieto de Francisco Godoy a Juan Díaz Periáñez en 1634.
Torre con balcón.
Una de las torres de esta edificación se levanta como un torreón medieval defensivo. Es particularmente célebre por alojar un balcón que es de los elementos más atractivos del edificio. Con ventanas y balcones guarnecidos por rejería de hierro, fue levantada por el arquitecto Pedro de Marquina en 1563. Enmarcada entre columnas acanaladas de orden compuesto, con frontón y entablamento, en el tímpano exhibe el escudo de armas de los Godoy y Aldana, además de balcones con hermosos antepechos de rejería, con flores decorativas y gárgolas.
Fachada
La sobria e imponente fachada del palacio de Godoy abre en su entrada principal un arco clásico renacentista, muy estilizado y elegante, de gran tamaño y con enormes dovelas almohadilladas, alfiz con pilastras, capiteles corintios y alquitrabe con cornisas.
En el centro está el escudo de la casa, y dos escudos más: los de las familias Godoy-Figueroa y Godoy-Blázquez. Como ya se sabe, los escudos están llenos de significados ocultos. Cada uno de sus adornos guarda un fuerte simbolismo. Sobre el escudo de los Godoy, por ejemplo, se encuentra un casco, algo propio de caballeros, escuderos y hombres de guerra. Está de perfil, lo que indica su condición noble, aunque no de gran alcurnia. Y mira hacia la derecha, lo que señala, curiosamente, que quien lo lleva no es bastardo.