Esta ciudad cacereña es uno de los secretos mejor guardados del turismo de Extremadura y un lugar donde los primeros pasos te obligan a hacer un viaje al pasado. Es una de las ciudades más antiguas de España y conserva su misterio de leyendas y viajeros extraños en sus calles estrechas y laberínticas, que entran y salen por unas impresionantes murallas entre castillos y catedrales.

Es difícil visitar Coria sin tener el río Alagón en la cabeza y eso que el terremoto de Lisboa en 1755 provocó un cambio de rumbo de su cauce que, para sorpresa de todos, lo alejó del pueblo que creció a su amparo y que se convirtió en objeto del deseo de varias grandes familias nobiliarias de España. De hecho, dejó huérfano a un puente romano sin río que aún se puede visitar.

  1. Historia de la ciudad de Coria
  2. Qué puedes ver en Coria
  3. Dónde comer en Coria
  4. Qué ver en los alrededores
  5. Dónde alojarse para visitar la provincia de Cáceres

Historia de la ciudad de Coria

Los primeros habitantes de esta tierra fértil y regada por el río Alagón fueron los vetones, allá por el siglo VII a. C. De hecho, hablan de Cauria, como la llamaron después los romanos, como una de las villas más antiguas de Extremadura y de España.

Su espíritu rebelde e independiente lo sufrió el Imperio romano, que decidió que fuera una ciudad estipendiaria, es decir que pagara impuestos y facilitara soldados a cambio de que Roma no se metiera en su funcionamiento.

Fue el emperador Constantino el que la convirtió en sede episcopal y tener un obispo es lo que convirtió su catedral en el lugar elegido para una de las reliquias más importantes de la Iglesia católica y que muy pocos saben que sigue entre sus muros: el mantel de la Última Cena de Cristo.

Siglos de dominación visigoda y árabe (fueron ellos los que mantuvieron su impresionante muralla romana) acabaron en 1212 cuando Alfonso VIII de Castilla la reconquistó.

Y dos siglos después fue la casa del primer duque de Alba quien se hizo con un pueblo al que numerosos peregrinos llegaban buscando la gracia de la reliquia del mantel y donde levantó un castillo que aún sigue en pie, aunque no se puede visitar.

Guerras, conflictos y la marcha definitiva del Obispado a Cáceres no le sentaron muy bien a Coria, que ahora se ha convertido en un lugar único para el turismo.

Qué puedes ver en Coria

La historia en Coria está marcada en las calles, en el empedrado, en las casas, en su ayuntamiento y hasta en su vieja cárcel. Pero sobre todo, la historia de Coria está marcada en la famosa reliquia que guarda en su catedral y que durante siglos ha atraído a peregrinos y creyentes de todas partes del planeta.

Ahora, la historia, el arte y las leyendas se mezclan en una visita llena de anécdotas y donde no hay que perderse, aunque sólo sea la fachada, el palacio de la familia de Rafael Sánchez Ferlosio, el escritor que pasó una gran parte de su vida en Coria.

 

Catedral de Santa María

Es una de las principales atracciones turísticas y espirituales de Coria. En sus piedras, que se levantan casi colgando de una pared de piedra y vegetación hacia la antigua ribera del río Alagón, puede leerse el paso de millones y millones de creyentes y descreídos que vieron en Coria algo hermoso.

Dicen que primero fue un templo visigodo, luego una mezquita y más tarde una iglesia románica más pequeña que fue creciendo hasta convertirse en la catedral adornada con estilo plateresco y fuertes añadidos barrocos, como en su torre campanario diseñada por Manuel de Lara Churriguera.

Desde donde ahora se accede a una catedral de una sola nave no era la puerta principal, aunque la decoración del balcón con medallones y angelotes nos dan pistas de qué vamos a encontrarnos en este increíble templo.

Pero si hay algo que ha ejercido de imán para los feligreses y los curiosos es la reliquia del mantel sagrado de la Última Cena. Nadie sabe exactamente cómo llegó hasta Coria uno de los objetos más admirados en la época medieval. Muchos hablan de que un obispo pudo traerlo de Tierra Santa en el s. VIII. Otros dicen que si fue un comerciante quien lo transportó. Lo que sí está acreditado es la bula papal de 1404 que ya habla del mantel en un arca de la catedral.

Castillo de los Duques de Alba

El primer duque de Alba fue el que mandó construir un castillo junto a la muralla romana de una ciudad que era un lugar clave para la fe en aquellos momentos y para el cruce de caminos a Portugal. El edificio se levantó sobre una antigua fortificación hecha por los templarios en el siglo XII.

Lo extraño de este castillo es que estando dentro de la ciudad no tiene una forma palaciega sino que mantiene todos sus elementos defensivos para protegerse no de ningún enemigo, sino del mismo pueblo.

Es una pena que la Casa de Alba no quiera abrirlo para su visita y nos tengamos que conformar con su exterior y con cruzar el foso desde el que se ve la torre del homenaje con almenas y de planta pentagonal.

Ayuntamiento de Coria

Recorrer las calles de la antigua judería es un laberinto donde parece que es fácil perderse pero que siempre termina en una plaza abierta a otros tantos caminos. Hay que recorrerlas con los ojos abiertos para no perderse escudos familiares y religiosos, portadas escondidas o rastros de la vida de grandes literatos como Sánchez Ferlosio.

En una de ellas, en la Plaza de España, se ubica el Ayuntamiento viejo, un edificio del siglo XV que ha sufrido varias reformas y que ahora es la sede de la Escuela municipal de música, y la Cárcel Real.

El nuevo Ayuntamiento, en la plaza de San Pedro, está ubicado junto a la oficina de Turismo, donde es fácil conseguir toda la información para la visita.

Cárcel real

Es uno de los edificios que más impresionan en Coria, sobre todo por cómo se ha recuperado para convertirlo casi en un museo arqueológico. Cuentan que fue Carlos II, el último rey de los Austrias, quien construyó esta prisión en el siglo XVII y que estuvo en activo hasta 1981.

En su interior aún se conservan las mazmorras y las celdas de castigo que dan una idea de cómo fue la vida de los vecinos presos entre esos barrotes. De hecho, se pueden leer aún los garabatos de quienes pedían libertad estando encerrados.

En la primera planta, todas las celdas están dedicadas a una de las fiestas más importantes de Coria, con la suelta de reses por el pueblo, las de San Juan.

Murallas de la ciudad

Con más de un kilómetro de muralla, hay que destacar que la de Coria es una de las estructuras romanas mejor conservadas de España. Es verdad que fue apuntalada por los musulmanes y los cristianos pero mantiene casi intacta muchas de las piedras desde el siglo III d. C.

Además, estos 1.100 metros de muralla están jalonados por 20 torres y cuatro puertas, aunque sólo dos son de época romana.

Uno de los paseos más habituales por Coria es recorrer la gruesa muralla, de unos cuatro metros de ancho, y que en algunos tramos puede llegar a los 14 metros de altura para buscar algunos de sus secretos más divertidos: buscar estelas funerarias que fueron reutilizadas para esta construcción.

También ocurre algo parecido con la catedral.

Dónde comer en Coria

Uno de los restaurantes más conocidos es El Bobo de Coria, con una cocina tradicional donde destacan sus guisos de carne y setas. Pero no es la única opción: fuera de la muralla destaca también el Mesón de Juan, donde se apuesta por platos típicos de la zona como la caldereta de cordero y donde se siguen las normas de los fogones más tradicionales.

Otra opción muy buena es el Restaurante Magar by Hotel Palacio Coria, ubicado en el antiguo Palacio Episcopal y que cuenta con una terraza-mirador sobre la catedral que le da un toque muy especial a cualquier plato que degustamos.

Qué ver en los alrededores

Muy cerca de Coria está la Sierra de Gata, ya llegando a la frontera con Portugal, conocida en la zona como la raya. Es una de las comarcas más desconocidas de Extremadura pero con una gran riqueza paisajística y artística, además de un lugar perfecto para hacer turismo rural y gastronómico.

Hacia la otra dirección, dentro del valle de Alagón, también se puede visitar Galisteo, otro de los pueblos amurallados de la zona aunque en este caso son de época medieval. O recorrer Plasencia con su plaza, su catedral, sus palacios y sus murallas.

Si optamos por algo más verde, salvaje y natural, el Parque Nacional de Monfragüe es un lugar único lleno de miradores, saltos y donde se puede disfrutar de buitres negros y leonados y águilas imperiales, entre otras especies.

Dónde alojarse para visitar la provincia de Cáceres

En esta zona hay muchas opciones para hacer turismo rural pero si queremos volver a Cáceres, el Barceló Cáceres V Centenario aparece como un lugar nuevo y tranquilo donde descansar antes de seguir con la ruta. Este hotel, que abrió en 2018, es la combinación perfecta entre estilo y modernidad siempre buscando la comodidad del visitante con sus salones, en sus jardines o en la terraza.

El Barceló Cáceres V Centenario se encuentra a seis minutos de un centro histórico lleno de bares y restaurantes donde disfrutar, de día y de noche, de una gastronomía única.