Los variados aspectos culturales de Cádiz ofrecen al visitante un amplio abanico de posibilidades. A los apasionados del mundo antiguo les espera el Teatro Romano; a los amantes de la arquitectura, la catedral y el Teatro Falla; y a los que les gusta la historia, el castillo de Santa Catalina, desde donde, además, se disfruta de una preciosa puesta de sol.
En el plano museístico, la ciudad también tiene mucho que decir. En pleno centro encontramos uno de los espacios culturales más visitados de Andalucía: el Museo de Cádiz. Y, aunque menos conocido, también merece la pena acercarse al Museo de las Cortes.
- El Museo de Cádiz, unas breves pinceladas sobre su origen
- De los museos Arqueológico y de Bellas Artes al gran Museo de Cádiz
- Un recorrido por el Museo de Cádiz
El Museo de Cádiz, unas breves pinceladas sobre su origen
La Arqueología, las Bellas Artes y la Etnografía se dan cita en este museo de la plaza de Mina. Pero esa no ha sido siempre su ubicación, ya que sus comienzos lo llevaron a otras localizaciones. El origen del Museo de Cádiz hay que buscarlo en la desamortización de Mendizábal, en 1835. En este momento se llevan a la Academia de Bellas Artes colecciones de pintura que provenían de diferentes conventos.
Entre estas obras de arte, acaba en el depósito de la academia la serie realizada por Zurbarán para la Cartuja de Jerez de la Frontera. Este será el germen del futuro museo, cuyos fondos comienzan a crecer con cuadros de la escuela gaditana del siglo XIX.
En 1887 tiene lugar un hallazgo que dará un giro completo a los propósitos del Museo de Cádiz. Aparece en los astilleros de la ciudad un sarcófago fenicio antropoide, el primero de los muchos vestigios que irán surgiendo en la región, debido a sus orígenes fenicios y a su importancia durante la época romana.
Este descubrimiento y todos los que vendrán después hacen necesario que se cree un museo arqueológico. Las excavaciones no cesan y los objetos van ampliando el inventario. Tras tener varias sedes, como la del paseo de Canalejas, en 1935 se decide ocupar unos terrenos desamortizados del convento de San Francisco. En este lugar, el arquitecto Juan Daura había construido en el siglo XIX un edificio de corte neoclásico, que será el que finalmente acoja al museo.
De los museos Arqueológico y de Bellas Artes al gran Museo de Cádiz
Al principio, los museos de Bellas Artes y el Arqueológico suponían dos instituciones separadas. Sin embargo, en 1970 se unen para formar el que hoy se conoce como Museo de Cádiz. En 1980 se somete a una profunda restauración y se aplica un plan que divide el espacio en tres secciones, tal como se puede visitar en la actualidad.
En el año 2004 se dona al museo un inmueble particular que se encontraba anexo, la casa Pinillos. Esta bella residencia burguesa de principios del siglo XVIII supone la posibilidad de ampliar los dominios. Tras una intensa tarea de rehabilitación, la casa Pinillos queda inaugurada en 2011, con nuevas salas de aire contemporáneo donde organizar diferentes actos y exposiciones.
Un recorrido por el Museo de Cádiz
Este centro cultural es el complemento perfecto para terminar de comprender la riqueza patrimonial que posee la Tacita de Plata. Como ya hemos mencionado, el museo consta de tres departamentos bien diferenciados, con piezas sobresalientes en cada uno de ellos
- Arqueología. En un total de ocho salas nos proponen una vuelta al pasado gracias a los diferentes descubrimientos que Cádiz guardaba bajo tierra. Pasando por la Prehistoria, la Antigüedad clásica y la Edad Media, destacan las piezas fenicias o romanas. El mar está muy presente en muchas de las muestras, ya que el comercio marítimo era el gran protagonista en la bahía de Cádiz en estos períodos. Los sarcófagos fenicios, las esculturas romanas recuperadas de Baelo Claudia o del Teatro Romano de Cádiz, entre otros muchos, forman una colección de gran valor y significado.
- Sección de Bellas Artes. De nuevo ocho salas, que exponen ante nuestros ojos cinco siglos de pintura. Se puede seguir su trazado cronológico, comenzando con una sala dedicada al siglo XVI. Dada la magnitud de obras barrocas, tres son las salas que ocupa este período; la mayor parte de los cuadros plasmados por Zurbarán para la Cartuja de Jerez de la Frontera, así como lienzos de Murillo, Alonso Cano o José de Ribera, completan la muestra del Siglo de Oro español.
Otra de las salas se centra en el barroco europeo, con piezas de maestros como Rubens entre sus posesiones. Las dos salas del siglo XIX guardan ejemplos de la pintura costumbrista y de la historia. Por último, las dos salas del siglo XX incluyen joyas de Sorolla, Zuloaga, Pérez Villalta o Miró. Supone todo un viaje artístico por algunos de los máximos representantes del genio pictórico en España.
Departamento de Etnografía. La colección de esta sección se centra en los títeres de la Tía Norica, una tradición gaditana que cuenta con más de 200 años de historia. Un conjunto declarado Bien de Interés Cultural y cuyas piezas más valiosas, a la par que antiguas, se guardan en estas salas. A través de esta exposición podrás conocer los fascinantes orígenes de estas obras de artesanía, títeres que han dado vida a representaciones tan esenciales como El retablo de Maese Pedro de Falla. Estas figuras hacen las delicias tanto de niños como de adultos.
Un catálogo, sin duda, heterogéneo y de una gran trascendencia para la historia y el patrimonio, no solo en lo que al ámbito gaditano se refiere. Es una oportunidad estupenda para condensar en unas pocas horas siglos y siglos de arte.