El refrescante e inconfundible toque de guitarra que Paco de Lucía popularizó con su tema ‘Entre dos aguas’ puede considerarse todo un homenaje al Parque Natural del Estrecho, la zona de protección ambiental más meridional de la península ibérica, en el que confluyen “dos aguas”: el Mediterráneo y el Atlántico. Conmueve contemplar los escasos 15 kilómetros que separan Europa de África por el estrecho de Gibraltar, paso privilegiado para las aves y especies marinas migratorias.
El Parque Natural del Estrecho es un corredor marítimo-terrestre que se extiende desde la bahía de Getares, que limita al oeste de Algeciras, recorre toda la línea de costa, pasando por la localidad de Tarifa, hasta llegar a la punta de Gracia, cercana a la urbanización de Atlanterra, pedanía de Tarifa. Resulta, por tanto, curioso que el parque del Estrecho de Gibraltar, no incluya, por tanto, la reserva biológica del peñón de Gibraltar.
- Parque Natural del Estrecho, paso de aves migratorias
- Observación de aves desde Tarifa y Algeciras
- Excursiones para ver cetaceos en el Estrecho
- Baelo Claudia, la ciudad romana en un entorno espectacular
A lo largo del parque converge una flora y fauna con un alto valor ecológico gracias a las condiciones climáticas de la zona. Expuesto permanentemente a las rachas del levante y poniente, que condiciona el día a día de las localidades de la zona, el viento también se ha convertido en una rica fuente de ingresos para sus municipios, centro neurálgico mundial para deportes acuáticos como el kitesurf o el windsurf.
La situación estratégica del estrecho se constata en la multitud de yacimientos arqueológicos que existen, lugares donde se puede rastrear la huella de las distintas civilizaciones que se han ido asentando a lo largo de los siglos.
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Parque Natural del Estrecho, paso de aves migratorias
Uno de los principales reclamos para visitar el Parque Natural del Estrecho es, sin duda, el ser un lugar privilegiado para divisar aves migratorias procedentes de toda Europa en su viaje de ida y vuelta al África subsahariana. Junto con el estrecho del Bósforo, en Turquía, el Campo de Gibraltar es el lugar de mayor actividad de migración ornitológica de Europa.
Lo normal es que el propio parque natural sea lugar de descanso antes o después de atravesar el Estrecho. Las migraciones tienen lugar en dos etapas. En la prenupcial, que suele tener lugar en primavera (marzo-mayo), las aves regresan a Europa para aparearse y criar, tras pasar el invierno en las tierras cálidas del centro y sur de África. En la postnupcial, a finales de verano (agosto-octubre) emprenden el vuelo de nuevo hacia África con las crías jóvenes para pasar todo el invierno. Consecuentemente, estas dos etapas son las mejores para el avistamiento de aves.
Observación de aves desde Tarifa y Algeciras
A lo largo de todo el Parque Natural del Estrecho se encuentran observatorios para un óptimo avistamiento de aves. Hay que tener en cuenta que, en función de los vientos, conviene elegir una vertiente u otra del espacio protegido.
En el caso de que sople el viento de levante, habría que elegir los observatorios de la vertiente oriental, como son los de Bolonia, Facinas, La Peña, Santuario o Los Lances, todos ellos al oeste del municipio de Tarifa. En el caso de que el viento sea de poniente, los mejores observatorios se encuentran entre Tarifa y Algeciras (El Cabrito, Cazalla y El Algarrobo).
También hay que tener en cuenta que, según dónde observemos, veremos unas especies u otras de aves. Los grupos de aves que más atraviesan el estrecho son tres: planeadoras, marinas y parseriformes. Entre las planeadoras destacan en número las cigüeñas y rapaces como el halcón abejero, el milano negro y las águilas calzada y culebrera.
En el caso de las aves marinas, cuyo lugar privilegiado de observación es la isla de Tarifa, se pueden ver en gran número varias especies de pardelas, alcatraces y frailecillos. Las golondrinas, los vencejos, fringílidos y los turdidos son algunas de las 80 especies de parseriformes que también atraviesan el Estrecho.
Hay que tener en cuenta que para la observación de aves se requiere de unos buenos prismáticos o telescopio terrestre y mucha paciencia. El mejor momento para practicarlo es entre el amanecer hasta una o dos horas antes del mediodía.
Excursiones para ver cetaceos en el Estrecho
La segunda de las grandes atracciones del Parque Natural del Estrecho de Gibraltar es, sin duda, el avistamiento de cetáceos. Recordemos que el espacio protegido incluye también sus aguas, que son, a su vez, una zona de paso en las migraciones de las especies marinas entre las aguas cálidas del Mediterráneo y las frías del océano Atlántico.
Durante todo el año –y gracias a los grandes caladeros de peces que suponen sus aguas–, habitan los delfines comunes, mulares y listados, así como los calderones (una especie de delfín) y las orcas. Éstos últimos esperan en lugares estratégicos el paso de los atunes rojos para darles caza. Los atunes pasan por el Estrecho hacia el Mediterráneo a finales de primavera para desovar y regresan al Atlántico durante el verano. Los cachalotes, que se alimentan en las fosas del Estrecho, así como los peces voladores, espada y luna también son algunas de las espectaculares especies que se pueden divisar.
Existen multitud de compañías que ofrecen excursiones en barco para avistar cetáceos y demás animales marinos. Las salidas se realizan desde el puerto de Tarifa y tienen distintas duraciones. La mayoría de estas compañías ofrecen sus servicios entre marzo y noviembre.
Baelo Claudia, la ciudad romana en un entorno espectacular
El Parque Natural del Estrecho es muy conocido por las increíbles playas que tiene alrededor del término municipal de Tarifa, siendo Punta Paloma y Bolonia, con sus características dunas, las más celebradas. En el entorno de Bolonia, precisamente, se encuentran los restos arqueológicos de lo que fue una próspera ciudad en tiempos del Imperio Romano: Baelo Claudia.
Este conjunto arqueológico, declarado Monumento Histórico Nacional, llegó a ser el centro neurálgico de una importante industria de salazones que abastecía a todo el Imperio. Además, en Baelo Claudia se preparaba la salsa garum, un manjar a base de pescado que sólo se encontraba al alcance de las clases más pudientes de la civilización romana.
Una visita a los restos de esta ciudad constata la pujanza de su industria, pudiéndose divisar los almacenes donde se preparaba el pescado, así como la monumentalidad de sus edificios, su foro y el imponente teatro. El conjunto cuenta con un museo de reciente creación, que acoge todas las piezas decorativas y escultóricas que se han ido recuperando.