La playa de la Victoria conforma con La Caleta y la pequeña playa de Santa María el trío de ases de los arenales urbanos de Cádiz. Pero, a diferencia de las otras dos, la playa de la Victoria se podría considerar un destino de vacaciones por sí sola.
De hecho, es la zona que concentra la mayor cantidad de bares, restaurantes, chiringuitos playeros, hoteles y otro tipo de alojamientos en la ciudad. Cada año la visitan cientos de miles de personas que disfrutan de sus más de 3 kilómetros de longitud, con una anchura media (en marea baja) de casi 200 metros.
Por todo ello, la Playa de la Victoria se considera, año tras año, una de las mejores playas urbanas de Europa y, como tal, muestra el distintivo de la bandera azul.
- La Playa de la Victoria y Cádiz
- Qué hacer en la playa de la Victoria
- Comer (y beber) en la Playa de la Victoria
- Cortadura: más allá de la Playa de la Victoria
La Playa de la Victoria y Cádiz
La relación de la playa de la Victoria con Cádiz es diferente a la que los habitantes de la ciudad establecen con la de La Caleta. Frente a ésta, más popular, festiva y, de alguna forma, más imbricada en la vida social de los propios gaditanos, la playa de la Victoria supone un emblema para el turismo de la ciudad.
Junto a ella se han situado algunos de los establecimientos más destacados del Cádiz de más allá de puerta de Tierra. Entre ellos, lo que a principios del siglo XX fue el balneario Reina Victoria, en homenaje a Victoria Eugenia de Battenberg, consorte de Alfonso XIII.
Aquel establecimiento atrajo a lo más granado de la sociedad española, que venía aquí para disfrutar de los beneficios de lo que hoy se conoce como talasoterapia (el agua del mar). Desaparecido aquel paradigmático balneario, hoy ocupa su lugar un moderno alojamiento (el hotel Playa Victoria).
Por cierto, el nombre de la playa no se debe a aquella monarca, sino a una tienda de vinos que existía en la zona y que era conocida popularmente como La Victoria. El barrio, que no estaba tan urbanizado como en la actualidad (ni mucho menos), empezó a conocerse con el nombre de aquel establecimiento y, por analogía, también la playa que lo bañaba.
Qué hacer en la playa de la Victoria
Lo mejor que se puede hacer en la playa de la Victoria es disfrutar del baño en el mar, es obvio. Pero también del sol y las muchas actividades deportivas que permite la gran anchura de la playa. De hecho, es habitual ver (y participar) en los improvisados partidos de fútbol, palas o vóley-playa que se celebran en este arenal.
Por su longitud, la playa de la Victoria es un buen lugar donde practicar running y, desde luego, largos paseos. También se puede montar en bicicleta a lo largo del paseo marítimo.
Es recomendable realizar todas estas actividades por la tarde, pues contemplar la puesta de sol desde este lugar, con el perfil del Campo del Sur y la Catedral al fondo, es algo realmente antológico.
Pero, la playa de la Victoria también es un animado escaparate de tendencias y un lugar en el que disfrutar de lo mejor de la gastronomía local en sus chiringuitos y restaurantes cercanos. En la zona también hay varios bares y clubes en los que disfrutar de la noche. Si se quiere, incluso hasta el amanecer.
Comer (y beber) en la Playa de la Victoria
Estos son algunos de los locales de restauración y copas situados tanto sobre la propia arena de la playa de la Victoria como en el paseo marítimo paralelo a ella (la avenida Amílcar Barca):
- Arsenio Manila (Paseo Marítimo, 12): creatividad en la cocina, aunque siempre a partir de productos locales, muchas influencias internacionales y un local decorado con muy buen gusto. Tanto en el interior como en la zona de terraza.
- Bebo los Vientos (en la playa, frente a la calle José García Agulló): sin duda, uno de los chiringuitos más animados de la playa de la Victoria. Un lugar ideal para tomar una copa al final de la tarde, el aperitivo o, incluso, comer y cenar. Del mismo grupo que Arsenio Manila, la carta es divertida y, a veces, sorprendente.
- Las Flores 2 (Brasil, 8): delegación de una de las freidurías más populares y frecuentadas de Cádiz, Las Flores. Pescaítos fritos, tanto para tomar como para llevar, en los típicos cucuruchos de papel encerado.
- La Calle del Libre Albedrío (Brasil, 12): sus amplios ventanales y su concepto de terraza cubierta permite disfrutar de la playa y del mar en cualquier época del año. Aquí se mezcla tanto cocina creativa y de producto como diversión en forma de buena música, cócteles y copas en cuanto empieza a caer la noche.
- Malibú (en la playa, frente a la calle Villa Parada): más que a comer, aquí se viene a disfrutar del buen ambiente que ofrece este lugar durante buena parte del día (y de la noche). Copas, cervezas diversas, cócteles y el mar siempre como testigo.
Cortadura: más allá de la Playa de la Victoria
No se puede hablar de la playa de la Victoria sin su prolongación: la de Cortadura. De hecho, con la marea baja no existe una separación física entre ambas, excepto un pequeño saliente amurallado.
Eso sí, frente a la completa urbanización de la primera, la playa de Cortadura es un espacio prácticamente virgen, excepto al principio, junto al núcleo urbano de Cádiz. Allí existe un edificio con servicios, duchas y vestuarios.
A partir de ahí, se abren casi 4 kilómetros de arenal, a los que hay que sumar otros 2.700 metros más de la playa de Torregorda/El Chato, a lo largo del istmo que une a Cádiz con la península Ibérica a través de la localidad de San Fernando.
La playa de Cortadura está separada de la carretera y línea férrea que une ambas localidades por un cordón de dunas. Esto permite disfrutar de una experiencia auténticamente natural. De hecho, hay una zona alejada que suele estar frecuentada por nudistas.