Ubicado en la plaza Fragela, en el barrio del Mentidero, el Gran Teatro Falla, comparte entorno con otros edificios históricos. Es vecino de la Casa de las Viudas, una expresión del barroco gaditano, y de la facultad de Medicina, la más antigua de la Universidad de Cádiz. Su edificio en tonos rojos, conocido por los lugareños como la “Casa de los ladrillos coloraos”, llama la atención de los visitantes. Esta peculiar edificación, de estilo neomudéjar, se empezó a construir en 1884 sobre el solar del que fuera el Gran Teatro de Cádiz, que se incendió en 1881.

Si algo caracteriza al Teatro Falla es su carácter solemne y a la vez popular. El Carnaval se apodera del escenario cada mes de febrero. La alegría y el humor de estas fiestas de invierno enriquecen y dotan de singularidad a una programación ya de por sí variada. Los  espectáculos teatrales y musicales, la ópera y la danza, atraen a todo tipo de públicos.

  1. El Gran Teatro Falla, una joya de Cádiz
  2. Visión desde el ‘paraíso’ y anécdotas del gran teatro de Cádiz
  3. El aforo y la acústica del Teatro Falla
  4. Programación del Teatro Falla, para todos los gustos
  5. La entrada del Carnaval en el Teatro de Cádiz

El Gran Teatro Falla, una joya de Cádiz

Sobre las ruinas dejadas por un incendio, se iniciaron en 1884 las obras del Gran Teatro Falla. Hicieron falta 21 años para poner en pie el proyecto de los arquitectos Adolfo Morales de los Ríos y Adolfo del Castillo. Problemas presupuestarios llevaron a paralizar la construcción en diferentes ocasiones. Un tercer artífice, Juan Cabrera de la Torre, modificó algunas de las propuestas originales y concluyó en 1905 el edificio. Se abrió por primera vez al público en 1910, con la interpretación de una sinfonía de Barbieri, y fue en 1926 cuando cambió el nombre de Gran Teatro por el del compositor Manuel de Falla, hijo predilecto de la ciudad.

El estilo neomudéjar, sus característicos ladrillos rojos y sus puertas de arco de herradura, han convertido la obra en una de las joyas arquitectónicas de la ciudad de Cádiz. En 1951 se intentó cambiar su imponente fachada por otra de estilo neoclásico, pero finalmente se desistió de acometer el cambio. Acceder al teatro y recorrer sus espacios es un valor añadido al disfrute de sus espectáculos.

 

 

Visión desde el ‘paraíso’ y anécdotas del gran teatro de Cádiz

Los distintos pisos del Teatro Falla se rodean de galerías, y la escalera de acceso a cada uno de ellos arranca de un gran vestíbulo reformado en los años 20. El espacio es lujoso y colorido. En su parte superior, las gradas del paraíso, denominadas también como “el gallinero”, guardan una sorpresa. Quienes acceden a sus alturas pueden disfrutar desde muy cerca de los detalles del fresco que decora el techo, una alegoría del Olimpo de los dioses, obra de Felipe Abarzuza. El mismo creador firma una serie de pinturas que decoran el Ambigú, rincón donde se encuentra el bar. Las piezas representan las cuatro estaciones del año. Es conocida la anécdota de que, durante los años de la dictadura, estuvieron vetadas al público infantil. A los niños se les ofrecía unas viseras de cartón para que no tuvieran a la vista las figuras representadas de mujeres semidesnudas.

El aforo y la acústica del Teatro Falla

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Teatro Falla

El Teatro Falla, con forma de herradura en su interior, tiene capacidad para 1.214 espectadores repartidos en sus butacas, palcos, anfiteatro y zona del gallinero (el ‘paraíso’). Como es habitual, el área de butacas, la más cara, es la que ofrece la mejor visibilidad del escenario, que ocupa 18 metros de largo por 25.5 de fondo. Los palcos se reparten entre los de platea, que rodean el patio de butacas; los de la primera y segunda planta. El gallinero tiene capacidad para 400 personas, que se acomodan en bancos sin numerar. Es, como en cualquier teatro, el espacio más barato y bullicioso. Su perfecta acústica es otro de los puntos fuertes del Manuel de Falla. Contribuye a ello la existencia de un pequeño foso de mareas situado bajo el escenario.

Programación del Teatro Falla, para todos los gustos

Variedad y calidad caracterizan la programación del Manuel de Falla, lugar de cita para los gaditanos y para los visitantes amantes del espectáculo y la cultura. En sus tablas se representan obras de teatro de importantes compañías nacionales e internacionales. Sus puertas se abren a conciertos de música clásica y contemporánea. Y tampoco falta en el programa la danza, la ópera, el cine, el cabaret o el humor. El teatro gaditano acoge también, entre otros certámenes, el Festival Iberoamericano de Teatro (FIT). Los espectadores tienen donde elegir en sus temporadas de otoño y de primavera. Aunque, sin duda, por lo que es más conocido es por ser el gran escaparate del carnaval andaluz.

 

 

La entrada del Carnaval en el Teatro de Cádiz

La alegría y la irreverencia carnavalera entraron por primera vez en el Teatro Falla en 1927. El coro de Los Pelotaris y la chirigota Los Cristerpines Bufos tuvieron el honor de llenar de desenfado el imponente y solemne escenario. Pero fue en 1949 cuando tuvo lugar la primera convocatoria del Concurso de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz (COAC). Desde entonces, cada febrero, esta cita es uno de los encuentros más populares y queridos de la ciudad. Sus fiestas de disfraces, de las más famosas de España, atraen a todo tipo de visitantes.

Gran número de agrupaciones andaluzas y de otras zonas de España participan en este destacado festival. Durante todo el mes compiten en las distintas modalidades: coros, comparsas, chirigotas y cuartetos. La prolongada duración del concurso no cansa a sus muchos seguidores, quienes permanecen atentos al certamen hasta el final. El festival se clausura el viernes previo al Miércoles de Ceniza, después de distintas fases de clasificación.