La Casa de los Coroneles de Fuerteventura es una visita imprescindible para el viajero que desee profundizar en la historia local y descubrir algunas de las singularidades de la arquitectura tradicional del archipiélago canario. Declarada Bien de Interés Cultural en 1979, dicha construcción no destaca solamente por su magnitud –es la vivienda con mayor longitud de la isla–, sino principalmente por haber sido la residencia oficial del ‘coronelato’, la institución que ejercía el dominio militar en Fuerteventura durante el siglo XVII. Más tarde, el edificio fue usado como cuartel, conservando esta función hasta mediados del siglo XX.
- La construcción de la Casa de los Coroneles de Fuerteventura
- La Casa de los Coroneles, un gran valor patrimonial
La construcción de la Casa de los Coroneles de Fuerteventura
Los investigadores no han dado aún con un documento que determine la fecha exacta en la que empezó a levantarse la edificación. Así, algunos sostienen que debió iniciarse en la segunda mitad del siglo del XVII, mientras que otros retrasan su origen hasta la década de 1740, pues consideran que el punto de partida tuvo lugar durante el coronelato de Melchor de Cabrera Bethencourt.
De lo que no cabe duda es de que la construcción estaría vinculada al linaje de Cabrera, ya que su escudo de armas ornamenta el dintel de la portada principal del edificio y, al mismo tiempo, se cree que su arquitecto pudo haber sido Ginés de Cabrera Bethencourt.
Con independencia de la fecha de inicio de la obra, lo que parece seguro es que hubo una primera fase constructiva que dio como resultado una edificación relativamente simple, y que posteriormente se fue ampliando su tamaño mediante sucesivas reformas, las cuales hicieron más compleja la estructura de la fábrica.
La Casa de los Coroneles, un gran valor patrimonial
Como hemos apuntado, merece la pena poner rumbo hasta el pueblo de La Oliva para visitar este edificio que tomó como referencia la tipología arquitectónica más habitual en las construcciones domésticas canarias de la Edad Moderna.
En su austera fachada principal destacan dos torres almenadas que ocupan las esquinas, las cuales no sobresalen apenas sobre el cuerpo principal pero le otorgan un aire castrense que impone respeto. En la propia fachada se aprecian claramente las dos plantas del edificio, distinguiéndose en el cuerpo inferior una hilera de ocho ventanas que encuentra su correspondencia en los ocho balcones que presiden la planta alta. Por su parte, la portada adintelada, resuelta con piedra oscura, destaca sobre el resto de la fachada al generar un fuerte contraste cromático.
En cuanto al interior del edificio, la Casa de los Coroneles está articulada en torno a un agradable patio cuadrangular dotado de varias palmeras que lo dotan de sombra y generan una atmósfera más agradable. El principal atractivo de este espacio son las galerías realizadas en madera, las cuales despliegan una estructura de gran belleza que se sustenta en pies derechos alzados sobre basas pétreas y culminados en zapatas. En la planta superior se repite la misma disposición de pies derechos, si bien ahora de dimensiones menores y ofreciendo menos separación entre ellos. Dicho cuerpo está recorrido por una baranda de madera.
Este tipo de patios, junto con los balcones cerrados de madera (como el que encontramos en la fachada oeste), constituyen uno de los elementos más característicos de la arquitectura vernácula del archipiélago, pudiendo apreciarse otro ejemplar de enorme belleza en la vecina Lanzarote, donde el viajero puede visitar la Casa de los Balcones de La Orotava.
En cuanto al reparto de dependencias dentro de la Casa de los Coroneles, la planta inferior estaba reservada para estancias de servicio, como almacenes, archivo, cuadras, graneros… Por su parte, la planta superior ejercía de espacio de residencia para los señores, por lo que en ella se encontraban los dormitorios y salones, el baño, la cocina e incluso una capilla.
Pese a la austeridad que muestra la residencia en su exterior, para la construcción de la Casa de los Coroneles se emplearon materiales nobles, como la teca canaria, una variedad de madera que, al no poder obtenerse en la isla de Fuerteventura, fue traída desde Tenerife. El visitante podrá deleitarse en el fino trabajo ornamental realizado con esta madera en los cierres de las ventanas, los balcones y, muy especialmente, en las armaduras mudéjares que cubren algunas estancias (por ejemplo, el Gabinete de la Marquesa) y la caja de escalera.
Una vez concluida la visita a la Casa de los Coroneles, se puede aprovechar la proximidad y visitar el Centro de Arte Canario (se encuentra a menos de cinco minutos a pie) para descubrir una buena representación de obras plásticas de la región reunidas por el artista, creador y galerista Manuel Delgado “Mané”.