Fuerteventura es sinónimo de playas, de surf y de tranquilidad, pero este paraíso de arena y viento también esconde pequeñas joyas que la hacen todavía más particular. Una de ellas son las cuevas de Ajuy, que representan todo un viaje a la historia geológica de esta isla.
Cada isla canaria es diferente a las demás, y en el caso de Fuerteventura los caprichos de la vulcanología le han regalado verdaderos monumentos naturales que transmiten el poderío que tiene el interior del planeta. Las cuevas de Ajuy representan uno de esos ejemplos de la naturaleza. Declaradas Monumento Natural en 1987, forman parte del Parque Rural de Betancuria, por lo que gozan de plena protección.
- Las cuevas más famosas de Fuerteventura
- Excursión a las cuevas de Ajuy
- Ajuy, una encantadora aldea marinera
Las cuevas más famosas de Fuerteventura
Las cuevas de Ajuy, cuya antigüedad se estima en cien siglos, son unas espectaculares grutas que constituyen las formaciones más antiguas de las islas Canarias. Pertenecen al complejo basal de Fuerteventura, la base creada por la salida submarina de lava y sedimentos que se elevó a la superficie y que comenzó a formar la isla hace 100 millones de años, en el periodo Cretácico. Las rocas emergieron desde 3.000 metros de profundidad y empezaron a formar la base que hoy sostiene esta isla y la de Lanzarote.
Estas grutas tienen un alto valor geológico y paleontológico y figuran entre los 150 espacios de mayor interés geológico del mundo. Visitarlas es viajar en el tiempo hasta los mismos orígenes de Fuerteventura y del archipiélago canario. Como en otras cuevas, adentrarse en sus cavidades es una experiencia que impresiona. Cualquier ser humano se siente insignificante ante la magnitud de lo que se encuentra.
El tamaño de la gruta y las curiosas formas que presenta la roca dejan al visitante absorto, a la vez que cautivado, mientras el mar bate las rocas con fuerza a la entrada de la cueva. La superficie del Monumento Natural (las cuevas y su entorno) es de 31,8 hectáreas.
Excursión a las cuevas de Ajuy
Las cuevas se encuentran en la pequeña aldea marinera de Ajuy, en la costa oeste de Fuerteventura, a unos ocho kilómetros de la localidad de Pájara. Hasta este lugar se puede llegar en coche o en autobús, por lo que no hay problema para organizar una excursión para conocerlas. Tampoco es complicado el acceso, ya que se realiza a través de un camino de unos 500 metros que parte desde la propia playa de Ajuy. En esta ensenada de 270 metros de largo se puede hacer una parada para tomar el sol, darse un baño o practicar nudismo.
El camino hasta la cueva también tiene interés, ya que se pueden ir observando las dunas fósiles más antiguas de la isla, compuestas por arena solidificada –en su mayoría por material orgánico, los fósiles marinos dan fe de ello–. Algunos orificios cercanos al agua funcionan como bufaderos, como en otras zonas canarias. Tampoco pasan desapercibidos varios hornos de cal, un tipo de actividad muy vinculada a la construcción de las viviendas tradicionales. Desde este lugar se llevaba cal a Gran Canaria y Tenerife hasta bien entrado el siglo XX.
No se necesita emplear mucho tiempo para ver las cuevas de Ajuy, en menos de una hora habrás terminado. El único problema es que los accesos no están adaptados para personas con movilidad reducida. Por supuesto, el interior de la cueva es húmedo y fresco como en cualquier otra gruta, por lo que es importante llevar alguna capa de abrigo.
Ajuy, una encantadora aldea marinera
Además de las cuevas, la pequeña localidad de Ajuy regala su particular encanto marinero junto a otros lugares de interés que servirán para completar la visita. Pequeña, alejada de los grandes hoteles, la aldea vive arrimada al mar junto a un barranco y a una preciosa ensenada de arena negra, también conocida como la playa de los Muertos. Un paseo por la abrupta costa servirá para entender un poco mejor la geología de la isla.
Ajuy esconde otro secreto: fue el lugar de entrada de Jean de Béthencourt, el conquistador de las islas Canarias. Béthencourt, oriundo de Normandía (Francia), tomó Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro a principios del siglo XV. Logró ser reconocido por Castilla como el señor de las Islas de Canaria, obteniendo la aprobación de Enrique III. Este explorador fundó la localidad de Betancuria, antigua capital de Fuerteventura, situada no muy lejos de Ajuy en el interior de la isla, otro lugar de interés histórico cuya visita es también recomendable.
Por supuesto, no te vayas de Ajuy sin probar la gastronomía local en alguno de sus restaurantes.
¿Sorprendido por estas cuevas? Se suele pensar que Fuerteventura es un claro sinónimo de playas y surf, pero la isla esconde lugares increíbles como el que acabamos de conocer. No en vano es Reserva de la Biosfera. Si quieres saber más y preparar tu viaje a la isla, consulta nuestra Guía de Fuerteventura, donde encontrarás muchos más planes y lugares increíbles para visitar.