La isla de Fuerteventura, al igual que sus vecinas, habita dos realidades paralelas. La primera es la turística, la que todos conocen y se publicita en los medios. La segunda es la desconocida, donde solo verás gente local y algún aventurero intrépido con ganas de conocer rincones tan especiales como Lajares.
Para disfrutar de la Fuerteventura tradicional, de costumbres populares y gastronomía local, no hay más que dirigirse a sus pueblos de pequeñas casas de color blanco y piedra volcánica. Al atardecer, se pintan de tonos dorados y el polvo de las calles se levanta entre los adoquines. Los vecinos, mientras tanto, descansan junto a las puertas de sus casas, abiertas de par en par, mientras charlan despreocupadamente. Esta es la vida real que no se cuenta en las guías.
Al norte de la isla, a pocos minutos de Corralejo, duerme el pueblo de Lajares, rodeado de volcanes y coladas de lava. El paisaje recuerda al desierto, seco y árido, pero con tímidas palmeras que dan sombra y color a este pueblo monocromático. Las casas son bajas, funcionales y económicas, de diseño sencillo, con una variopinta mezcla de tradiciones moriscas, castellanas, portuguesas y francesas. Un típico pueblo majorero, sin grandes pretensiones, pero con un ambiente histórico y familiar que invita a quedarse.
- Lajares, encanto natural en Fuerteventura
- Qué ver en Lajares: ermita de San Antonio y mercadillos
- Restaurantes donde comer en Lajares
- Qué ver cerca de Lajares
Lajares, encanto natural en Fuerteventura
La naturaleza salvaje de la zona ofrece muchas opciones de senderismo. Decenas de recorridos se entrelazan formando una red a través de volcanes e incluso playas. La más común –y apta para todo tipo de público– es la ruta al volcán Calderón Hondo, un camino circular de algo más de 5 kilómetros. Desde la cumbre se divisa su enorme cráter de 70 metros de profundidad y una vista panorámica de la costa norte de la isla. Desde Lajares también se puede hacer a pie, con una dificultad moderada, la ruta de los Cráteres (unos 10 kilómetros) hasta Corralejo. Llegando a Corralejo se puede disfrutar de unas vistas espectaculares de la ciudad, las dunas y la isla de Lobos, incluso se puede ver la isla de Lanzarote.
Otra excursión de dificultad baja, e ideal para darse un baño al final del recorrido, es la que llega a la playa del Águila (o playa de la Escalerita). Es de unos 10 kilómetros y no tiene fuertes desniveles, eso sí, los paisajes de El Cotillo te quitarán el aliento. Cerca de Lajares se encuentran otras playas a las que vale la pena hacer una visita como las de Majanicho. Se trata de una ensenada de aire rústico, en un pueblo pesquero tranquilo y con ambiente marinero. Si te gusta montar en bici, te recomendamos la ruta desde Corralejo hasta Majanicho (9 kilómetros) y las pistas habilitadas que bordean la costa.
Qué ver en Lajares: ermita de San Antonio y mercadillos
Lajares es un pueblo interesante para conocer las costumbres y tradiciones más arraigadas de Canarias. En su seno se desarrollan todo tipo de elaboraciones de artesanía: seda, joyas, sombreros, cuero, pinturas, jabones y, por supuesto, la mejor variedad de productos gastronómicos. No dejes de probar los quesos majoreros, pues te conquistarán el paladar. Además de tiendas pintorescas y mercadillos de artesanía, en el centro del pueblo encontrarás numerosos talleres donde los artesanos desarrollan su creatividad. Todos los sábados, de 10 a 14 horas, tiene lugar un mercadillo tradicional en la plaza del pueblo donde las tiendas, talleres y artistas exponen sus artículos llenos de historia. Te recomendamos dar un paseo con calma y conocer más sobre las técnicas y personas que están detrás de estos productos únicos.
En la misma plaza, se encuentra la ermita de San Antonio, una construcción pequeña y coqueta de la que apenas se tienen datos históricos. Al sur del pueblo se alzan como “desaforados gigantes”, así los describía Cervantes en el Quijote, los molinos de viento de Lajares. Con la conquista de Fuerteventura, se pasó de una vida nómada a una sedentaria cuya economía se basaba en la agricultura y el consumo de cereales. Al principio, se utilizaban “molinos de sangre”, que empleaban fuerza animal y humana para triturar el grano, y más tarde se aprovechó la fuerza de la naturaleza para realizar esta pesada labor. Los vientos alisios, característicos de las islas Canarias, favorecieron la construcción de molinos de viento en las zonas abiertas del interior de la isla.
Hoy, aunque no se utilizan, forman parte del paisaje rural y se pueden distinguir dos tipos diferentes: el molino y la molina. El primero es el tradicional de planta circular, con 2 o 3 alturas y de 4 a 6 aspas. El segundo es una variación de los molinos de viento harineros y consta de torre de madera, un edificio rectangular y una maquinaria más simple. La ventaja de este tipo de edificación es que no había que subir y bajar varios pisos cargando con los sacos de cereal.
Restaurantes donde comer en Lajares
No deberías marcharte de Lajares sin haber probado la comida tradicional en sus locales más típicos. Te recomendamos rendirte a los sabores de los platos que preparan en Los Pinchitos, cuya especialidad es la carne de cabra; disfrutar de la música en vivo del café Canela (todos los miércoles hacen jam session); y, por supuesto, beber una cerveza bien fría acompañada con picoteo en medio de un paraje desértico, eso sí, con ambiente surfero, en Fuerte Vida.
Qué ver cerca de Lajares
Entorno a Lajares encontramos varios atractivos turísticos y de interés que merecen ser visitados. Ya hemos mencionado la gran zona volcánica que se encuentra al norte de la localidad, con el volcán Calderón Hondo y sus 70 metros de profundidad como icono y un paisaje absolutamente sobrecogedor.
Pero la centralidad de Lajares en la parte norte de Fuerteventura nos deja a tiro de piedra de muchos otros lugares. Por ejemplo, el Paisaje Protegido de Vallebrón, un espacio de casi 1700 hectáreas de alto valor natural, paisajístico y patrimonial situado muy cerca de la localidad de La Oliva. Es posible explorar Vallebrón a través de varias rutas de senderismo, entre ellas la que sube hasta el Pico de la Muda, que con 690 metros de altitud es una de las principales cimas de Fuerteventura.
También, a escasos 10 kilómetros de Lajares en dirección a La Oliva, se encuentra el Monumento Natural del Malpaís de la Arena, otro paisaje surgido de una de las últimas erupciones volcánicas que vivió Fuerteventura, hace unos 10.000 años. Sus curiosas formas hacen de este lugar un espacio único, encumbrado por el Volcán de la Arena, de 420 metros de altura. Es, sin duda, uno de los paisajes más espectaculares del interior de Fuerteventura y un magnífico lugar para los amantes del senderismo.