Habitualmente identificamos Fuerteventura con un lugar donde siempre hay algo que hacer, donde el abanico de excursiones y de actividades deportivas es tan amplio que siempre quedan ganas de volver una y otra vez. Pero ¿y si lo que queremos es encontrar un lugar donde habite la calma? ¿Y si, al menos durante un día, realmente lo que nos apetece es encontrar un rincón tranquilo fuera del circuito turístico? Cuando llegue ese momento, sube a tu coche y dirígete a Majanicho. Te contamos cuáles son sus atractivos y lo que puedes hacer por los alrededores.

  1. Majanicho, un tranquilo pueblo de pescadores
  2. Playa de Majanicho, calma absoluta
  3. Dónde comer en Majanicho
  4. Qué ver de camino a Majanicho

Majanicho, un tranquilo pueblo de pescadores

Antes de arrancar el coche, despliega tu mapa o conecta tu GPS y localiza Majanicho. Esta pequeña población pertenece al municipio de La Oliva y se sitúa al norte de Fuerteventura, entre Corralejo, a 18 kilómetros, y El Cotillo, a 15 kilómetros. Una excursión desde cualquiera de estos dos focos turísticos no te llevará más de un cuarto de hora.

El pueblo de Majanicho, con algo más de cien habitantes, está formado por un conjunto de casas residenciales dispersas que se distribuyen alrededor de una pequeña bahía de aguas tranquilas. Entre estas viviendas, pintadas de blanco y con puertas y ventanas azules o verdes, destaca la diminuta iglesia de Nuestra Señora del Pino. Esta virgen, que es la patrona del lugar, celebra su festividad en septiembre, quizás el momento más alegre del año para sus vecinos y para los visitantes que se acercan a festejar la onomástica. En este caserío compuesto por pocos vecinos, el trato entre ellos es familiar, y los visitantes que curiosean de acá para allá no pasan desapercibidos. Eso sí, como son muchos los viajeros que se acercan a este rincón para disfrutar de su encanto, están más que acostumbrados.

 

 

Puede que te estés preguntando, ¿Qué se puede hacer en este pueblo? La respuesta es que muy poco, y ese es su principal encanto. Majanicho es uno de esos lugares en los que te retirarías una temporada para desconectar, para sentir el contacto con la naturaleza sin artificios, para olvidarte de la esclavitud de la tecnología y de las redes sociales.

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Majanicho

Ese afán contemplativo te permitiría ver el día a día de un pueblo de pescadores donde el mar está siempre omnipresente, la campana de la iglesia tañe a las doce en punto y las barcas se balancean en un agua tan transparente que parecen flotar en el aire. Ahí sentado en la orilla quizás observes como los vecinos se acercan a una mesa anclada en la arena y limpian el pescado fresco, o de pronto sacan unas copas y una botella de vino y brindan por algo que solo ellos conocen. Esa es la vida del pueblo de Majanicho, porque Fuerteventura también tiene estos rincones donde el avance de los tiempos pasó de largo sin pararse. Si quieres tiendas de recuerdos, hoteles o restaurantes este no es tu lugar, para eso ya están los grandes centros turísticos de Fuerteventura.

Playa de Majanicho, calma absoluta

Aunque la localidad de Majanicho está pegada al mar, como te hemos contado, y la brisa del Atlántico se perciba en todos sus rincones, para darte un chapuzón es conveniente acercarse a la playa. No es muy grande, tiene una extensión aproximada de 150 metros de largo y unos 30 metros de ancho, pero es suficiente para el número de personas que se suelen animar a disfrutar de un día de relax en este lugar.

Su arena de color blanquecino y el azul del agua son el escenario perfecto donde poner tu sombrilla, sacar las hamacas y todos los utensilios habituales de playa para disfrutar de un día tranquilo. Si no hay mucho oleaje los niños podrán disfrutar del mar con tranquilidad. En caso de que haya viento los beneficiados serán los deportistas que se acerquen para practicar surf, windsurf y kitesurf.  Sus acrobacias son el mayor entretenimiento que encontrarás en la playa de Majanicho.

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Majanicho

Dónde comer en Majanicho

La pequeña villa de Majanicho no es el lugar donde encontrarás restaurantes o lugares de ocio, pero hay poblaciones cercanas donde comer bien. La urbanización más próxima se llama Origo Mare y allí encontrarás bares y pizzerías.

 

 

Otra alternativa interesante es volver a circular por la carretera que lleva a Lajares, por donde probablemente has llegado, porque en esta localidad hay un buen número de opciones de restauración. Entre ellas, toma nota de Fuerte Vida (Calle Majanicho, 38, Lajares), que sirve comida tradicional, hamburguesas y delicias caribeñas. Platos que saben a gloria después de un día de playa. También muy recomendable es el restaurante Canela Café (Calle Coronel Latherta González Hierro, s/n, Lajares), con una carta variada que va desde ensaladas a hamburguesas y algunos platos canarios. Si quieres darte un homenaje puedes reservar mesa en el Mesón Las Tejas (Calle de Arístides Hernández Morán, 10), en Corralejo. Es un buen lugar para probar parrilladas de pescado y los platos tradicionales canarios.

 

 

Qué ver de camino a Majanicho

Como Majanicho se encuentra en una zona solitaria, entre Corralejo y El Cotillo, el camino está marcado por un paisaje con tonos desérticos, cumbres lejanas y el omnipresente Atlántico. Lo más aconsejable si te gusta montar en bicicleta es que te animes a recorrer las sendas que llevan por la costa hasta el faro de El Tostón, a 13 kilómetros, o bien hasta Corralejo, 9 kilómetros. Son rutas ciclistas consideradas sencillas que te permitirán pasar por bonitas playas y ver el singular paisaje volcánico de Fuerteventura.