Imagina Fuerteventura como un gran desierto volcánico en medio del océano Atlántico; añádele 300 kilómetros de costas, dunas, volcanes, acantilados, barrancos y escarpadas montañas desde donde se divisan pequeños pueblos de casas blancas. Esa imagen, que podría recordarte al escenario de algunas películas de Star Wars, la puedes disfrutar desde de los numerosos miradores que salpican la isla.
No es necesario que lleves un drone o que hagas una excursión en helicóptero –aunque también son opciones dignas de considerar– porque te vamos a desvelar la ubicación de los mejores miradores de Fuerteventura. Sólo necesitas un coche para ir de uno a otro, y muchas ganas de explorar.
- Mirador de Morro Velosa
- Mirador de Guise y Ayose
- Mirador de las Peñitas
- Mirador Risco de las Peñas
- Mirador de Sicasumbre
- Mirador de Vallebrón
- Mirador de la playa de Sotavento
- Miradores de Cofete
- Mirador de los Canarios
- Los cuatro miradores
Mirador de Morro Velosa
En el interior de la isla de Fuerteventura se encuentra este mirador cuya visita es muy recomendable. Entre el macizo de Betancuria y el valle de Santa Inés se sitúa una casona de color ocre, con porche de madera y techo de teja. Desde esta construcción se admira la silueta de montañas redondeadas, barrancos sinuosos y pequeños pueblos entre las colinas. Es una obra del conocido artista lanzaroteño César Manrique, cuyo trabajo perseguía la armonía entre el arte y la naturaleza. El mirador de Morro Veloso te regala una ventana natural al Parque Rural de Betancuria.
Mirador de Guise y Ayose
En el centro de la isla, dos imponentes menceyes (antiguos reyes aborígenes) de casi 5 metros de altura se alzan imponentes con gesto serio. Se trata de Guise y Ayose, que controlaban los pueblos de Jandía y Maxorata, antes de la conquista española. Únicamente visten un taparrabos y, con fuerza, sostienen un bastón. Desde la ubicación de estas dos estatuas se obtiene un privilegiado punto de vista que permite ver la mitad norte de la isla y el valle de Betancuria.
Mirador de las Peñitas
Entre los municipios de Betancuria y Pájara, bajo el barranco de las Peñitas, circula un río subterráneo. Ese es el motivo de que se perciba desde el mirador un pequeño oasis verde entre las montañas de esta zona desértica. Nos regala una vista única gracias a las plantas autóctonas que se arremolinan sobre el agua del subsuelo. Además, a este lugar acuden ardillas con frecuencia.
Mirador Risco de las Peñas
Siguiendo la carretera desde el mirador de las Peñitas encontrarás otro punto privilegiado donde parar a ver el entorno. Situado a 426 metros de altura, el mirador Risco de las Peñas ofrece unas vistas espectaculares de todo el valle de Granadillo y de la carretera rodeando las montañas. Es una zona frecuentada por ardillas y cuervos (aunque pueda ser tentador, no les des de comer).
Mirador de Sicasumbre
Aunque cada mirador de la isla es diferente, todos ofrecen panorámicas excepcionales. La particularidad del mirador de Sicasumbre es que es un balcón astronómico perfecto para los amantes del cielo nocturno. Tiene carteles informativos que explican las constelaciones y que son de gran ayuda si acudes con prismáticos. Si lo visitas por la mañana también tendrás unas vistas impresionantes del Parque Natural de Jandía, la Degollada del Viento, Montaña Hendida y el Monumento Natural de Montaña Cardón.
Mirador de Vallebrón
Aunque su nombre oficial es mirador de la Degollada de Valle Grande se conoce más como mirador de Vallebrón. Se encuentra en la ladera de la montaña de la Muda y, desde aquí, se puede apreciar la montaña sagrada de Tindaya en todo su esplendor. Los aborígenes atribuían a Tindaya propiedades mágicas, tal y como atestiguan los más de 300 grabados con forma de pie que se han encontrado. Esta solitaria montaña, erosionada por el paso del tiempo, destaca en el paisaje llano de la isla. Desde el mirador también se puede apreciar la costa oeste y la zona de El Cotillo.
Mirador de la playa de Sotavento
La ventaja de este mirador es que puedes darte un baño o pasar el día en una de las playas vírgenes más bonitas de la isla. La playa de Sotavento está realmente formada por cinco ensenadas pequeñas: La Barca, Risco del Paso, Mirador, Malnombre y Los Canarios. Para acceder a ella hay que tomar un sendero de tierra desde la playa del Risco del Paso hasta el mirador de la playa de Sotavento. En lo alto hay una pequeña cabaña para resguardarse si hace mucho viento. Ese aire es una bendición para los amantes del surf, el windsurf y el kitesurf. La característica principal de esta playa es que cuando baja la marea se crea un paisaje impresionante de lagunas saladas en la arena.
Miradores de Cofete
La playa de Cofete, una de nuestras favoritas, está situada en uno de los rincones más aislados de Fuerteventura, lo que la convierte en una joya salvaje y virgen de gran belleza. Los 12 kilómetros que forman esta playa de arena dorada y mar bravo se pueden admirar desde las alturas de dos formas diferentes. La primera, desde el mirador que se encuentra en la carretera sin asfaltar que atraviesa la montaña hasta la playa de Cofete. Realmente, vale la pena bajarse aquí para disfrutar de las vistas; eso sí, cuidado con las fuertes rachas de viento en esta zona. La segunda forma de admirar la vistas de Cofete te la contamos a continuación.
Mirador de los Canarios
Desde este impresionante mirador, ubicado en la península de Jandía, se puede, como dice el refranero popular, matar dos pájaros de un tiro. Desde lo alto se aprecian las playas de Cofete y Sotavento, dos de las más bonitas de Fuerteventura. Ridley Scott eligió, por dicho motivo, esta localización para “abrir las aguas del Mar Rojo” en la película Exodus. Además de las playas, también se observan bonitas vistas de las montañas del Pico de la Zarza y del imponente valle de Cofete, que parece inclinarse hacia el mar.
Los cuatro miradores
Entre las localidades de Costa Calma y de Pájara la carretera ofrece cuatro miradores desde donde se ve la península de Jandía, la montaña del Cardón y La Pared. Estos miradores se encuentran a corta distancia, en la misma carretera, que al estar situada en un istmo ofrece todo en uno.
Ver los paisajes de Fuerteventura desde otra perspectiva y apreciar la belleza salvaje del “esqueleto isla”, como la describió Unamuno, es fácil y recomendable desde las alturas. Es imposible no sentirse como un poderoso mencey en lo alto de los valles.