Girona figura desde hace años en el mapa de los mejores lugares del mundo para comer. La razón está, aparte de atesorar una de las cocinas tradicionales más equilibradas, sabrosas y variadas del planeta, en los tres hermanos Roca (Joan, Josep y Jordi). Gracias al restaurante heredado de sus padres (El Celler de Can Roca) estos grandes restauradores se han convertido en referentes fundamentales de la alta cocina planetaria.

Pero muchos otros locales siguen la estela de los Roca con propuestas de muchísima calidad y originalidad. Y otros más recogen el testigo de la comida tradicional catalana (vincular a URL correspondiente?) y de lo que muchos conocen como la cocina de mar y montaña, tan característica de esta tierra.

  1. Mejores restuarantes en Girona
  2. Restaurantes de cocina local y catalana
  3. Comer barato en Girona
  4. Restaurantes originales en Girona

Mejores restaurantes de Girona

Además del reconocimiento de las guías Michelin y Repsol, los siguientes restaurantes donde comer en Girona figuran en las preferencias de fieles comensales que regresan a ellos, vez tras vez, con la seguridad de comer siempre “a lo grande”.

  • El Celler de Can Roca (Can Sunyer, 48): qué más se puede decir respecto al que, durante varios años, ha sido el mejor entre los mejores según los expertos de The 50’s Best Restaurants in the World. Pues que, pese a los reconocimientos internacionales y nacionales, la ilusión continúa en la familia Roca y su equipo y que a sus comensales les esperan grandes sorpresas y la garantía de vivir la gran experiencia culinaria de su vida.
  • Massana (Bonastruc de Porta, 10): con una larga trayectoria de casi 40 años en la ciudad, Pere Massana es uno de los principales referentes culinarios de Girona. En su restaurante ofrece alta cocina anclada a los productos que le ofrece su tierra cada temporada, pero con amplia creatividad en cuanto a técnicas, presentaciones y combinaciones de ingredientes y texturas.
  • Divinum (Albereda, 7): más que un restaurante, Divinum es, tal y como lo definen sus propietarios, un espacio gastronómico. De hecho, nada hace pensar que tras las puertas de lo que parece una tienda de vinos (es la bodega del negocio) se esconda un comedor con tanta personalidad y tan imprevisible. Es el universo personal, creado a lo largo de muchos años por los jefes de sala Joan Morillo y Laura Tejero. Su menú degustación, variable en función de la temporada, es una sorpresa constante y la selección de productos parece todo un encaje de bolillos.
  • SiNoFos (Plaza Cataluña, 25 B): el nombre hace referencia a los bancos de los que suelen hacen uso las personas desocupadas (Sin Oficio). Algo tan original como el propio restaurante, en el que Marc Ramos, al frente de la cocina, juega con los mejores productos (jamón Joselito, ostras, setas de temporada, espardeñas, salmón Carpier, carnes LyO…) para intentar seducir a comensales exigentes, aunque desprejuiciados.
  • Normal (Plaza de l’Oli, 1): pese a lo que digan los hermanos Roca, propietarios e inspiradores de este restaurante, no tiene nada de “normal”. Primero, por la garantía de calidad que supone el respaldo de esa familia. Segundo, por los soberbios platos de inspiración mediterránea (con algunas veleidades de alta cocina internacional) que aquí se sirven. Y tercero, por la cuidada bodega de vinos, desde lo payés a lo más internacional. Al frente de la cocina, la creativa Elisabet Nolla.

Restaurantes de cocina local y catalana

En la más gastronómica y tradicional de las provincias catalanas sí o sí se deberían degustar algunos de los mejores platos de su cocina local. Y estos son algunos de los restaurantes más recomendables para ese objetivo:

  • Casa Marieta (Plaza de la Independencia, 5): nada menos que desde 1892 lleva seduciendo los paladares más exigentes y tradicionales esta casa, en la que triunfan platos como los caracoles, el pollo con cigalas, la paletilla de cordero al horno, los canelones o la paella mixta.
  • El Cul del Món (Disseminat de San Daniel, 3): lo que sirven en este restaurante es cocina catalana, sí, pero interpretada de una forma muy actual y sin renunciar a ingredientes, técnicas y presentaciones “modernos”. Se sirve en un agradable comedor situado en una casona de piedra con suelos de madera.
  • El Cabrit (Barcelona, 423): no habrá sorpresa alguna si decimos que el producto estrella de la casa es el cabrito; cocinado a las brasas de leña está realmente delicioso. Para acompañar se puede optar por las deliciosas croquetas de pollo, los caracoles mar y montaña o la ensalada El Cabrit.
  • Can Vidal (Plaza Miquel de Palol, 1-2): sin pretensiones ni grandes alardes decorativos y con una carta relativamente corta, pero que encierra algunas de las mejores esencias de la cocina gerundense de siempre. Por ejemplo, los caracoles, las setas de temporada, las albóndigas, las almejas o las patatas de Olot.
  • La Taverna de El Foment (Mercaders, 13): puede que despiste su imagen de taberna moderna. Porque lo que interesa de verdad, la cocina, es bien típica y auténtica. Entre los platos se puede optar por las cassoletes (cazuelitas) diversas, la butifarra, el bacalao gratinado, los quesos artesanos y, por supuesto, un surtido de embutidos locales con pan y tomate.

Comer barato en Girona

En general Girona no es una ciudad barata en lo de comer. La proliferación de restaurantes de alta cocina y la afluencia de un turismo gourmet y exigente hace que los locales más económicos lo tengan bastante complicado para permanecer aquí. Eso, a excepción de algunos fast-food internacionales. Aun así, incluso en los barrios más céntricos, hay agradables excepciones.

  • Porcus Girona (Plaza de Cataluña, 25): desde el desayuno a la cena, este local ofrece la posibilidad de comer a base de platos compartidos; tablas de embutidos y quesos, conservas en lata, tostas y bocadillos a base de productos típicos nacionales. Atención a la carta de vinos, vermús y cervezas.
  • Brots de Vi (Cort Reial, 1): este pequeño local ofrece recetas y tapas típicas catalanas a partir de ingredientes ecológicos. Y lo más sorprendente es que eso no se traduce en una cuenta mucho más elevada que la de los establecimientos convencionales. Por supuesto y con ese nombre, el vino debía tener un gran protagonismo tanto en la carta como en las actividades que organiza el local.
  • Casa Nostra (Plaza del Marqués de Camps, 5): tanto si se viene a comer el menú de mediodía como si se prefiere la carta, la cuenta no subirá de los 15-20 euros. Y, a cambio, lo que ofrece este restaurante es una cocina casera y fresca bastante convincente. Entre horas, son muy recomendables sus productos pasteleros.
  • El Pati de la Veina (Ballesteries, 45): ambiente muy popular, decoración ecléctica y en las mesas cocinas catalana y mediterránea de temporada, con gran abundancia de sopas, ensaladas variadas y propuestas vegetarianas. Pero no solo.

Restaurantes originales en Girona

Siguiendo la estela de lo que los grandes cocineros de Girona llevan haciendo por su ciudad desde hace décadas, cada año surgen propuestas culinarias tan originales y sabrosas como estas:

  • Terram (Santa Llúcia, 2): muy pocas mesas, cocina vista al instante, un joven equipo bien compenetrado y una propuestas culinarias muy actuales, vistosas y, desde luego convincentes. Este original restaurante apunta nuevas tendencias en una ciudad como Girona acostumbrada a las (buenas) sorpresas. Y eso tiene mucho mérito.
  • München (Pedret, 136): la originalidad ya está en el nombre de este restaurante, Múnich en alemán, y en que sus responsables lo definan como “de cocina catalana de mercado”. Y así es: nada tiene que ver la propuesta gastronómica con la cocina germana. Los platos, ideales para compartir con familia, amigos o pareja, son muy llamativos y coloristas y contrastan con la piedra vista de las paredes.
  • La Fàbrica Girona (La Llebre, 3): local de vocación doble, como cafetería y como restaurante, fundado por Christian y Amber, él ex ciclista profesional, afincados desde hace algo más de una década en el país. En cuanto a la propuesta gastronómica, es una curiosa combinación entre alimentos saludables y los sabores fusión degustados a lo largo de tantos y tantos viajes por el mundo durante su carrera deportiva.
  • Vintages (Cort Reial, 15). Con un concepto bistró, este pequeño restaurante ofrece combinaciones de ingredientes y sabores divertidas y sorprendentes. Por ejemplo, el pulpo de Llançá con pesto rojo y pure de raíz de apio o el gazpacho de cerezas con sorbete de maracuyá. Otros veces convencen por la calidad y sabor de platos como la manita de cerdo deshuesada rellena de confit de pato.