El bufadero de la Garita de Gran Canaria es un espacio tan curioso como bello. Aquí, entre formaciones volcánicas y en la orilla del Atlántico, el agua se mueve a su capricho, pero de una forma tan coordinada y hermosa que cualquiera diría que existe un coreógrafo detrás. Para los no iniciados, diremos que un bufadero es un fenómeno típico de las costas volcánicas donde la fuerza de las olas genera movimientos caprichosos del agua debido a las grietas y oquedades que tienen las rocas. Y en ocasiones el movimiento de las olas y los recovecos de la piedra producen géisers impresionantes. Hay quien dice que este bufadero de Gran Canaria rivaliza en belleza con otro espacio similar de Estados Unidos: el Thor’s Well de Oregón.

  1. El bufadero de La Garita, una fantasía natural
  2. Consejos en la visita al bufadero de La Garita
  3. Otros atractivos junto al bufadero de La Garita

El bufadero de La Garita, una fantasía natural

Los amantes de la fotografía se ponen las botas en este singular enclave de la costa grancanaria. Nada más llegar, dos grandes piscinas naturales talladas en la roca dan la bienvenida al visitante. Se trata de impresionantes huecos que se llenan y vacían de agua con la marea mientras el bufadero hace su trabajo expulsando agua a presión con el golpeteo de las olas.

 

Y es que las piedras volcánicas de esta peculiar fantasía natural presentan huecos por los que se cuela el agua del mar. Y todo a una velocidad de vértigo.

Ésta es, sin duda, la zona más espectacular de este mágico lugar al que, curiosamente, no acuden demasiados turistas. Además, no tiene pérdida, porque los resoplidos del agua se escuchan a considerable distancia.

bufadero de la garita
El bufadero de La Garita

Consejos en la visita al bufadero de La Garita

Es recomendable visitar el bufadero de la Garita a primera o última hora del día, porque así podrás inmortalizar con tu cámara, y de forma natural y sin filtros, la belleza de este caprichoso espacio natural. Además, junto al bufadero de Telde, existe una especie de mirador, con varios bancos, desde los que se divisa un paisaje increíble y se puede escuchar el “bufido” del agua.

 

 

 

Aunque la advertencia sobra, hay que decir que está absolutamente prohibido el baño en el bufadero, ya que es muy peligroso. Por desgracia, ya se han producido algunos accidentes. Así que es mejor disfrutar del encanto de este lugar con precaución y, si se desea tomar un baño, dirigirse después a cualquiera de las playas cercanas.

Otros atractivos junto al bufadero de La Garita

Cuando ya te hayas cansado de ver el bufadero de la Garita y de hacer fotos, si es que eso es posible, puedes aprovechar para realizar alguna excursión o paseo por la zona.

Resulta muy agradable dar una caminata por la avenida que enlaza los diferentes barrios costeros de Telde y, si eres capaz de llegar hasta la playa de Melenara, podrás disfrutar de un buen baño y descubrir una escultura de Neptuno saliendo del mar a pocos metros de la costa.

 

En la vecina playa del Hombre, que tiene más de 500 metros de longitud, se puede practicar surf y buceo y, si prefieres ir de compras o darte un capricho gastronómico, nada mejor que dirigir tus pasos a La Mareta, la zona comercial y de ocio más apreciada de la zona.

También es una buena opción darse un baño en la playa de finas arenas negras de La Garita.

bufadero de la garita
El bufadero de La Garita

Evidentemente, es obligatorio darse un paseo por la vecina Telde, la primera ciudad histórica de Gran Canaria y el segundo núcleo de población de la isla. Aquí está el Aeropuerto de Las Palmas de Gran Canaria, pero su mayor interés se encuentra en su casco histórico, que está plagado de pequeñas tiendas tradicionales y ejemplos impecables de un rico patrimonio arquitectónico y arqueológico.

 

 

 

El barrio de San Francisco es una maravilla y supone un viaje al pasado y el barrio de San Juan, que también cuenta con interesantes muestras de edificios protegidos, concentra la mayor actividad cultural y de servicios de la ciudad. Si tienes tiempo, conviene dar un paseo por el barrio de San Gregorio para descubrir el latido de esta población en cuya costa hay playas tan singulares como la de Salinetas.