El Corral del Carbón ha tenido varias vidas. Situado en la calle Mariana Pineda, en la zona de la antigua medina de Granada, fue construido antes de 1336, en tiempos del rey nazarí Yusuf I, como almacén y mercado al por mayor de grano y posada para mercaderes itinerantes. Eso lo convierte en la única alhóndiga nazarí que se conserva íntegramente en España. Tras la conquista de Granada, sin embargo, el edificio ha pasado por varias etapas: de hospedería de carboneros –de ahí su nombre- a corral de comedias, y más tarde casa de vecinos, hasta que en el siglo XX fue declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional y el Estado lo adquirió para su restauración. Hoy es la sede de la Orquesta Ciudad de Granada, y aquí se celebra el Festival Internacional de Música y Danza de la ciudad. En verano, su hermoso y centenario patio central se convierte en escenario de numerosas obras de teatro, conciertos de flamenco y conferencias.

  1. La antigua alhóndiga de Medina Garnata
  2. De hospedería de carboneros a escenario de teatro y flamenco

La antigua alhóndiga de Medina Garnata

Durante el reinado nazarí, el Corral del Carbón era un lugar donde los vecinos y labradores compraban y vendían grano in situ,  además de servir como almacén que sirviera para socorrer a la población en periodos de escasez. Era una alhóndiga, un tipo de edificio que ya usaban los antiguos griegos. Frente a él hubo un puente que lo conectaba con el zoco de la medina, pero fue demolido cuando se construyó la bóveda que soterró el río Darro en el siglo XIX.  El elemento más espectacular del Corral del Carbón es su monumental portada: nos recibe un gran arco abovedado con mocárabes que da paso a una pequeña puerta adintelada por la que se accede a su patio interior. Este elemento, típico de la arquitectura nazarí, es una inspiración directa de los imanes orientales que difundieron los sasánidas, y se pueden encontrar portadas muy parecidas en multitud de mezquitas y palacios, desde Samarcanda hasta El Cairo.

Al entrar al patio, a través de un vestíbulo con una bella cúpula de mocárabes, sorprende el contraste de su sencillez con el imperial exterior. Rodeado de tres pisos de galerías donde se encontraban los aposentos en los que se hospedaban los mercaderes (hoy remodelados en oficinas y tiendas), solo destaca, en el centro, una sencilla pila de dos caños que, según la tradición, emana agua de los dos ríos de Granada: el Darro y el Genil.

De hospedería de carboneros a escenario de teatro y flamenco

Tras la conquista de Granada en 1492, los Reyes Católicos donaron el Corral del Carbón a su criado y mozo de espuelas Sancho de Arana; sin embargo, al morir este sin descendencia, tuvo que ser subastado en 1531. Fue entonces cuando adquirió la utilidad que ha dado nombre al edificio: hospedería de carboneros y almacén de carbón. No duró mucho, ya que en el mismo siglo XVI se reconvirtió en un corral de comedias que se utilizó hasta 1593. Entre los siglos XVII y XIX, sus habitaciones sirvieron como viviendas de vecinos y locales de artesanos, en un estado cada vez más deteriorado. Finalmente se libró del derribo gracias a su declaración como Monumento Histórico-Artístico Nacional (1918) y su posterior adquisición por parte del Estado en 1933. Fue restaurado por el reputado arquitecto y arqueólogo Leopoldo Torres Balbás, a quien tanto debe el legado andalusí de Granada.

Toda esta larga y apasionante historia ha cargado al Corral del Carbón de un encanto especial, que se ha aprovechado para convertir su patio central en escenario de multitud de eventos culturales. En las noches de verano, se puede disfrutar allí de algunos pases del Festival de Música y Danza de Granada y de todo tipo de espectáculos: teatro, flamenco, jazz, copla y conciertos de pop-rock. Es la última vida de un espacio mágico de Granada cuya existencia dura ya más de siete siglos.