Los baños árabes o hammam, heredados por los musulmanes de las termas romanas, proliferaron rápidamente por todo Al-Andalus. Eran lugares de encuentro social donde los ciudadanos -en turnos que separaban a hombres y mujeres- acudían regularmente a lavarse, cortarse el cabello, recibir masajes y, simplemente, relajarse. No se trataba solo de una costumbre higiénica y placentera, sino también espiritual: para el islam, el agua es un elemento purificador con el que se lavan los actos realizados contra los preceptos del Corán. Situado junto al río Darro, nos da testimonio de los 21 baños que llegó a haber en la Granada musulmana el más antiguo de ellos, conocido como El Bañuelo. Es el mejor conservado de los cuatro hammam históricos que mantiene la ciudad, donde hoy está de moda acudir a relajarse y tomar un té moruno en alguno de los modernos baños que, a imitación de los antiguos, ofrecen vivir esta experiencia.
- Historia de El Bañuelo, el ‘hammam’ público que sobrevivió
- En busca de los baños históricos ocultos de Granada
- Siéntete como un sultán: baños árabes modernos en Granada
Historia de El Bañuelo, el ‘hammam’ público que sobrevivió
También conocido como Baños del Nogal o Baños de los Axares (“de la salud”), en alusión al barrio del mismo nombre que lo acogía, El Bañuelo fue construido en el siglo XI en época del rey zirí Badis y costeado por su visir judío, el filósofo y poeta Samuel Ibn Nagrela. Eso lo convierte en el edificio civil más antiguo de Granada, y uno de los hammam mejor conservados de Al-Andalus.
Tras la conquista de Granada, comenzó la decadencia de los baños árabes, considerados por los cristianos como lugares de dudosa moralidad equiparables a los burdeles. Muchos fueron destruidos o reconvertidos, lo que explica que hayan llegado tan pocos a nuestros días. El del Bañuelo es un caso excepcional, ya que fue destinado a lavadero público, quedando intacta su antigua estructura. En el siglo XX, el gran arquitecto y restaurador Leopoldo Torres Balbás tramitó su expropiación, ya que para entonces los baños formaban parte de una casa cristiana posterior, y procedió a retirar el lavadero de la sala principal y poner suelos de mármol, entre otras actuaciones de rehabilitación.
Actualmente, este Bien de Interés Cultural se puede visitar de forma gratuita, accediendo a través de la antigua vivienda cristiana. El recinto, de planta rectangular, se distribuye en varias salas que forman el modelo clásico de hammam árabe. Un vestíbulo, lugar de descanso donde se dejaba la ropa, da acceso a una sala de refresco, donde la temperatura ambiente y del agua siempre se correspondía con cada estación del año. Después, entramos a la sala central o templada, la más grande del Bañuelo y la que suele salir en todas las fotos por su espectacular cúpula surcada de tragaluces octogonales en forma de estrella, que dejan pasar los rayos de sol para crear un ambiente mágico. La sala está rodeada de tres galerías delimitadas por arcos de herradura sujetados sobre columnas. Por último, nos espera la sala caliente o sauna, donde un hueco en el muro nos indica que allí se encontraba la caldera de agua que ayudaba a conseguir altas temperaturas. Las canalizaciones por las que circulaba el agua bajo el suelo obligaban a llevar unas sandalias de madera para no quemarse los pies.
En busca de los baños históricos ocultos de Granada
El barrio del Albaicín conserva otros dos hammam medievales que, desgraciadamente, no han sobrevivido hasta nuestros días en tan buenas condiciones como El Bañuelo. En el extremo occidental del barrio, en la actual calle Elvira, se encuentran los Baños árabes de Hernando de Zafra, que, aunque datan de finales del siglo XII, son conocidos así porque los Reyes Católicos los donaron a su famoso secretario tras la conquista de Granada. Están junto a la Iglesia de San Andrés, que se construyó sobre una mezquita de la que dependía este antiguo hammam, ahora descuidado y escondido tras una tapia llena de grafitis.
Los casi desconocidos Baños árabes de la calle del Agua, situados en los números 1, 3 y 5 de dicha vía, fueron construidos a finales del siglo XII o principios del XIII, y se cree que fueron los mayores de la Granada islámica. Hoy solo se puede acceder a ellos, pidiendo permiso, a través de una corrala de vecinos en la Cuesta de la Almona. Los dos baños árabes del Albaicín comparten, tristemente, un estado de abandono y ruina que ha motivado las protestas de los vecinos del barrio ante una Junta de Andalucía que ya ha prometido restaurarlos.
No es este el caso de los Baños árabes del Palacio de Comares, situados entre el palacio del mismo nombre y el de los Leones, en el corazón de los Palacios Nazaríes de la Alhambra. Reabierto recientemente al público tras una larga restauración, este hammam es uno de los pocos que se conserva íntegramente en Occidente. Fue construido en el siglo XIV, bajo los mandatos de los sultanes Ismail (1314-1325) y Yusúf I (1333 – 1354), y a diferencia de El Bañuelo, estos eran unos baños privados destinados al uso exclusivo de la familia real, como indica su rica y suntuosa decoración. Poseen un área de reposo, la denominada Sala de las Camas, que evidencia uno de los usos principales de este hammam: la política y las relaciones diplomáticas. Aunque según una leyenda, los baños también servían a otros objetivos reales: se dice que el sultán, desde una galería del piso superior que mira a la Sala de las Camas, observaba a las chicas desvistiéndose antes de entrar a los baños. Entonces lanzaba una manzana a la que le había gustado, señal de que la elegía para pasar la noche con ella.
Hasta diciembre de 2017, los baños estuvieron cerrados al público, y solo podían entreverse por algunos huecos y rendijas de los palacios anexos.
Siéntete como un sultán: baños árabes modernos en Granada
Después de tanto visitar, a uno le apetece experimentar por sí mismo lo que sentían aquellos reyes nazaríes cuando se daban baños de vapor. Una experiencia que, por suerte, está de moda en la Granada actual, donde han proliferado varios baños árabes modernos que reproducen fielmente cómo eran los de época nazarí y han añadido servicios que los hacen aún más placenteros, como la sala de masaje y la tetería. Algunos, como Hammam Al Andalus, incluso están asentados sobre baños árabes originales del siglo XIII que habían desaparecido. No se quedan atrás otros como los Baños Aljibe San Miguel o los Baños Elvira, donde uno puede sentirse como un verdadero sultán desde alrededor de 25 euros.