Si estás planeando una escapada a Granada, coge papel y boli y marca como imprescindible visitar el Mirador de San Nicolás. Son muchas las razones que hacen de este lugar uno de los más emblemáticos de Granada, y no es para menos, la iglesia rezuma historia por los cuatro costados y, para los más románticos, desde aquí se ve una de las puestas de sol más espectaculares. Y no solo lo decimos nosotros, el ex presidente americano Bill Clinton calificó las vistas del mirador como las mejores del mundo en aquel verano de 1997.
Si lo que buscas es una buena panorámica de la ciudad, esta parada es nuestra recomendación, y esto es todo lo que tienes que saber antes de subir al Mirador de San Nicolás.
¿Qué se ve desde el Mirador de San Nicolás?
Desde allí tenemos la posibilidad de contemplar una de las mejores panorámicas de Granada. Se puede ver (y admirar) la vista más completa de la Alhambra y sus jardines, y como telón de fondo Sierra Nevada. Si miras a la izquierda vas a encontrar el Generalife, y girando a la derecha, el peinador de la Reina, los palacios nazaríes y la Alcazaba. Un maravilloso recuerdo que vas a querer retener en tu memoria.
Al final de la plazoleta que encontramos delante de la iglesia, podemos ver un muro donde es frecuente ver a los visitantes sentados con los pies colgando y contemplando el paisaje, es una de las fotos más típicas del mirador.
La Iglesia de San Nicolás
Una vez hayas disfrutado de las maravillosas vistas, hecho las fotos reglamentarias y te hayas tomado un momento para asimilarlo, date la vuelta. De espaldas al mirador se encuentra la Iglesia de San Nicolás.
Ese suelo empedrado que estás pisando (o vas a pisar) fue uno de los primeros territorios habitados por los visigodos, y más tarde, durante la conquista árabe fue un enclave principal de la Alcazaba Cadima.
La iglesia se construyó en el año 1525 sobre una antigua mezquita, como otras tantas iglesias de Granada. El edificio es de estilo gótico y mudéjar, con una sola nave central y dos capillas laterales adosadas. La fachada cuenta con un encalado en blanco combinado perfectamente con el rojizo de las tejas árabes. Sin duda una imagen que va de la mano con el mirador. Actualmente, la iglesia está abierta para su visita durante el horario de culto, y la recaudación va destinada a la rehabilitación que requiere.
¿Dónde comer?
Continuando con la visita del mirador, es el momento de hacer una parada gastronómica. Detrás de la iglesia hay bares, restaurantes y cafeterías donde hacer una parada inmejorable para la vista y el estómago.
Para unas cañas al atardecer puedes ir al Bar Kiki, que cuenta con una terraza donde tomar algo y picar. Si te gusta el vino, déjate aconsejar, cuentan con una bodega de vinos propios de la zona. Y para comer, su plato estrella son las ortiguillas, por si te entra el gusanillo.
Justo debajo del mirador, puedes encontrar el restaurante Balcón de San Nicolás, lo que significa que cuenta con las mismas vistas pero mucha menos afluencia de gente. La terraza es pequeña y es un sitio ideal donde estar cuando hace buen tiempo. Entre su propuesta está el calamar a la plancha o la dorada al papillote.
Si el plan es una cena en un restaurante más romántico, El Huerto de Juan Ranas es lo que estás buscando. Gastronomía tradicional andaluza en un local con ambientación mudéjar. Las berenjenas con miel, el gazpacho de fresas o el bacalao confitado son algunas de las propuestas de la cocina fusión en este restaurante.
Bajando por el mirador vas a llegar a la Plaza de San Miguel Bajo donde, si las opciones anteriores no te han convencido, tienes más bares y restaurantes para elegir. Como el Bar Lara para unas tapas y raciones, o el mesón El Yunque para probar la comida andaluza más típica.
Seguro que después de haber hecho esta visita te llevas una percepción más completa de la ciudad. ¿Entiendes ahora por qué Bill Clinton es tan fan de este atardecer?