La Catedral de Huesca ―oficialmente denominada Santa Iglesia Catedral de Jesús Nazareno― domina el paisaje urbano desde lo alto del cerro sobre el que se asentó la primitiva ciudad de Huesca. Integrado dentro del recinto antiguo de la capital oscense, este templo católico de estilo gótico primitivo comparte espacio con otros edificios históricos de gran valor, como el Ayuntamiento, el monasterio de San Pedro El Viejo o el convento de San Miguel. Construida entre los siglos XIII y XVI sobre los cimientos de una antigua mezquita árabe, esta catedral ha acogido desde sus inicios la sede de la Diócesis de Huesca. Es por este motivo que, en la actualidad, la Catedral de Huesca atesora un importante patrimonio documental, visitable en las Salas de Orfebrería y Arte medieval de su Museo Diocesano. La bonita fachada principal, cuyo aspecto se mantiene fiel al de principios del siglo XVI; o el interior del edificio, repleto de capillas nobiliarias y presidido por un altar Mayor cargado de imaginería, son los otros dos grandes atractivos que justifican la visita. A continuación, te contamos con más detalle qué ver en la catedral, sus horarios y sus misas.
Historia de la Catedral de Huesca
Cuando Pedro I de Aragón reconquistó la ciudad de Huesca ―denominada Wasqa bajo dominio musulmán― en 1096, los cristianos encontraron, en lo alto del cerro que domina la ciudad, una importante mezquita. Tal vez por la envergadura y el buen estado de este edificio, durante los dos siglos siguientes los reyes aragoneses consintieron que el culto cristiano en Huesca siguiera teniendo lugar en su interior. No fue hasta el reinado de Jaime I el Conquistador, a mediados del siglo XIII, que el antiguo edificio musulmán fue derruido, dando comienzo, en su lugar, las obras de la actual catedral. Durante trescientos años, la nueva construcción absorbería los cánones del estilo arquitectónico imperante en Europa: el gótico. Por su parte, los restos anejos de la pequeña iglesia de Santa María de los Gozos ―construida un siglo antes que la catedral―, aportan la única pincelada de arte románico al conjunto catedralicio.
Visita: qué ver en la Catedral de Huesca
Fachada exterior y campanario
Lo primero que vemos al llegar a la Catedral de Huesca es su imponente portada principal, construida a principios del siglo XIV –bajo el obispado de Martín López de Azlor–, en estilo gótico primitivo.
Según se deduce de la documentación de la época, el arquitecto responsable de la obra habría sido el maestro Guillem Inglés, una figura enigmática de la que hoy se guardan pocos detalles. A él se atribuye la decoración de la puerta principal, enmarcada por siete arquivoltas colmadas de figuras de piedra –14 vírgenes, 10 ángeles y 8 profetas–. Asimismo, en ella también podemos identificar los escudos de Aragón y del obispo, por un lado; y las tallas de la Virgen María acompañada de los Reyes Magos, por el otro.
El otro elemento que destaca es su torre campanario, cuya construcción, entre finales del siglo XIV y principios del XV, corrió a cargo de los arquitectos Juan de Alguiñero y Juan de Quadres. A modo de curiosidad, resulta interesante el hecho de que, hasta el año 1937, un chapitel imponente coronaba la torre. Desgraciadamente, un accidente durante la Guerra Civil lo destruyó completamente, dejando plana su azotea.
Capillas
La Catedral de Huesca, además de lugar de culto diario, es también un espacio funerario. Nos lo revelan las 14 capillas esparcidas por las naves laterales del edificio, dotadas todas ellas con sepulcros pertenecientes a antiguas familias nobles que sufragaron los costes de la construcción a cambio del derecho de enterramiento. Entre las mismas, resultan especialmente llamativas la capilla del Rosario –con un impresionante retablo gótico–, la capilla de los Lastanosa –antiguos mecenas del escritor español del Siglo de Oro Baltasar Gracián–, o la del columbario –con 535 nichos reservados para las urnas de los creyentes–.
También merece la pena visitar los restos románicos de la antigua iglesia de Santa María de los Gozos, adosados en el lado norte del edificio principal. Allí se exhiben, además de elementos arquitectónicos propios de este estilo, piezas de orfebrería, instrumentos musicales y pinturas murales de la época.
Altar Mayor
Ahora bien, la joya más valiosa del patrimonio conservado está en el altar Mayor, un retablo de estilo renacentista elaborado, a principios del siglo XVI, por el escultor valenciano Damián Forment. El alabastro, su material de elaboración, confiere al retablo una robustez innegable. Asimismo, en el centro hallamos ‘El Cristo de los Milagros’, un cristo crucificado que, según cuenta la leyenda, sudó de forma milagrosa durante las procesiones del año 1497, librando así a la población del brote de peste bubónica que sacudía Huesca. El resto del retablo está consignado a la representación de la Pasión de Cristo, a través de un tríptico que recoge tres de los famosos episodios evangélicos.
Museo Diocesano
Finalmente, también podemos visitar el Museo Diocesano, un espacio surgido en 1945 que atesora interesantes colecciones de arte sacro pertenecientes tanto a la catedral como a otros templos de la Diócesis de Huesca. Ubicado en el interior del antiguo claustro gótico, el museo se distribuye en tres salas diferenciadas ―orfebrería sacra, arte medieval y arte renacentista y barroco, respectivamente―.+