Probablemente el elemento de la comida típica de Huesca del que más orgullosos se sienten los propios oscenses sea el ternasco. Es decir, el cordero joven, alimentado solo con leche materna y cereales, y que es el protagonista de las más diversas preparaciones. Un producto que desvela, de forma muy clara, la dimensión rural que tiene la comida típica de Huesca, con platos populares herederos de tradiciones seculares y tan contundentes como suculentos.
A continuación detallamos algunos de los más generalizados, pero casi en cada localidad de esta provincia hay algún plato típico propio que merece la pena descubrir. Seguro que encuentras muchos de ellos en los restaurantes de Huesca.
Bacalao al ajoarriero, un santo y seña local
Siempre hay excepciones. Y en el caso de la comida típica de Huesca la excepción está en el origen no local del ingrediente principal de uno de sus platos más característicos: el bacalao al ajoarriero. Porque, como es obvio, este pescado llega hasta las cocinas oscenses desde lugares muy remotos.
Pero, claro, no hay que olvidar que durante siglos y gracias a su proceso de salado, que lo conserva durante varios años, el bacalao era el único pescado marino consumido en el interior de España. Por eso hay tantas y tan variadas preparaciones, entre las que al ajoarriero, al estilo de Huesca, es una de las más sabrosas. Ajos, cebolla, aceite de oliva y buenos huevos de corral son la clave de su inconfundible sabor.
El vino del Somontano, calidad y carácter
Sin duda, lo mejor para maridar la mayoría de los platos de la comida típica de Huesca es cualquiera de las etiquetas de vino de la D.O.P. Somontano. Caldos producidos en esa zona cercana a los Pirineos, con un microclima y una geología idóneos para la producción de vinos de gran calidad.
Por ejemplo, los elaborados en bodegas como Enate, Viñas del Vero, Sommos o Alodia, entre otras muchas.
Ternasco de Aragón, el plato estrella
Como ya hemos comentado, el ternasco es la estrella de varias preparaciones dentro del recetario de la comida típica de Huesca. Corderos de pocas semanas, que no superan en canal los 12,5 kilogramos de peso y cuyo sabor resulta absolutamente característico.
Tanto como la jugosidad y terneza de su carne. Sobre todo, cuando se preparan al horno de leña, sin más aderezo que unas patatas, un poco de vino y el propio jugo del ternasco. Aunque también resulta suculento en guisos como la caldereta, frito o sobre brasas.
Las chiretas son el embutido de los pastores
Las chiretas son otro de los representantes de la comida típica de Huesca asociados al ámbito rural y pastoril. Se trata de un embutido realizado con diferentes vísceras y despieces del cordero, arroz cocido, panceta, tocino, jamón y especias. Todo ello envuelto en intestino de cordero y curado al aire durante varias semanas.
El resultado es una chacina de sabor suave que suele servirse en rodajas, previamente fritas en aceite con un rebozado a base de harina y huevo. Aunque las chiretas son también el ingrediente estrella de algunos guisos oscenses.
Farinetas de Aragón, cocina pobre pero irresistible
Las farinetas de Aragón son, dentro de la comida típica de Huesca, el equivalente a las gachas castellanas o el gofio canario. Es decir, una manera de cocinar la harina de diversos cereales con el fin de hacerla más digerible. Mientras se hacen al fuego se aderezan con diversos ingredientes (carnes, chacinas, ajo…), que son los que le dan sabor al plato.
Las farinetas son un buen ejemplo de la cocina pobre, o de subsistencia. Pero hoy, servidas en muchos de los restaurantes de esta provincia, resultan de lo más apetecible. Sobre todo en invierno.
Trenza de Huesca, un dulce final de fiesta
La trenza de Huesca también es conocida como trenza de Almudévar, pues es originaria de esa localidad de la comarca de la Hoya de Huesca. Se trata de un bollo de gran tamaño (en torno a medio kilogramo), hecho al horno y en cuya masa se mezclan frutos secos y pasas.
Es muy típico servir la trenza de Huesca en meriendas y celebraciones de todo tipo, desde cumpleaños a comilonas navideñas y, gracias a dos cadenas de supermercados nacionales, se han hecho muy populares no solo en Huesca, también en el resto del país.
Empanadicos de calabaza, no solo en Navidad
Los empanadicos son unos dulces que se cuecen al horno y se elaboran con una masa de empanada rellena de confituras y otros ingredientes dulces. Son muy típicos de Navidad, sobre todo los de calabaza y pasas, aunque la realidad es que ya es posible encontrarlos en las pastelerías de Huesca a lo largo de todo el año.
Migas a la pastora en versión oscense
Primas hermanas de las migas extremeñas, las migas a la pastora son uno de los platos más populares del recetario de Comida típica de Huesca.
Se elaboran con pan desmigado (mejor del día anterior), ajos y las chacinas que se tengan más a mano, todo ello frito en sebo de cordero, lo que aporta al plato un sabor muy particular. Una vez cocinadas se pueden coronar con un huevo frito.
Crespillos de borraja, cocina de aprovechamiento
Sin duda, los crespillos, dentro de la comida típica de Huesca, enlazan con la cocina de aprovechamiento. En concreto, aquí lo que se utilizan son las partes más verdes de la borraja, supuestamente menos “nobles” y jugosas que las pencas.
También están muy asociados los crespillos de borraja a las celebraciones. Para elaborarlos se mezclan las hojas de esa planta con una masa de harina, huevo, azúcar y leche y luego se fríen en abundante aceite de oliva virgen extra. Se pueden acompañar con helado, nata, miel y, en general, con cualquier tipo de salsa dulce.
Coc de Fraga, a base de membrillo
El coc de Fraga es la versión oscense de la tarta de manzana, pero sin manzanas. Porque el ingrediente fundamental de este dulce es el membrillo fresco, cortado en finas láminas, que se alternan con una masa a base de harina, aceite de oliva virgen extra, azúcar, sal y levadura antes de introducir todo ello en el horno. Se suele decorar con trozos de nuez y otros frutos secos.
Glorias de Huesca, para los muy golosos
Dentro de las preparaciones dulces del recetario de comida típica de Huesca, quizás sean las glorias la más golosa. Porque estas rosquillas de hojaldre están bañadas en una generosa salsa a base de yema de huevo y azúcar.
Recao de Binéfar
Quizás éste sea el plato más vegano de la comida típica de Huesca. Un guiso a base de alubias blancas, aderezadas con aceite, ajo, cebolla picada, pimentón y pimienta al que, al final de la cocción, se agregan trozos pequeños de patata.