La provincia de Huesca es de sobra conocida por albergar algunos de los paisajes y pueblos más bonitos de los Pirineos, además de famosas estaciones de esquí. Sin embargo, Huesca capital pasa desapercibida para muchos visitantes que pasan de largo hacia las montañas. ¿Qué esconde la capital oscense? ¿Qué podemos ver en Huesca capital? En este artículo conoceremos lo imprescindible que se debe visitar en Huesca y varias recomendaciones para comer en la llamada ‘Puerta de los Pirineos’.
La ciudad se ubica sobre un pequeño cerro rodeado por la llamada Hoya de Huesca, una gran depresión que anticipa la llegada al Prepirineo. En este lugar ha habido asentamientos desde la Prehistoria (ciudad celtíbera de Bolksan). Comenzó como un pequeño núcleo de población que fue evolucionando en épocas romana (Osca) y musulmana (Wasqa) hasta consolidarse definitivamente en el Reino de Aragón.
Pasear y descubrir Huesca es una agradable experiencia. Su centro y su casco histórico ofrecen tranquilidad y armonía para un día de disfrute, sin olvidarse de algunos puntos de interés que conviene conocer:
LUGARES DE INTERÉS EN HUESCA
- Catedral de Huesca
- Museo Diocesano
- Muralla de Huesca
- Convento de San Miguel
- Plaza Luis López Allué
- Monasterio e iglesia de San Pedro el Viejo
- Casino de Huesca
- Ultramarinos La Confianza
- Parque Miguel Servet
- Comer en Huesca
Catedral de Huesca
La Catedral de Santa María de Huescaes el monumento más reconocido de la ciudad. Este templo de notable estilo gótico fue construido entre los siglos XIII y XIV por orden de Jaime I el Conquistador. En el mismo destacan su fachada coronada con pináculos, y el altar Mayor, la pieza más valiosa de la catedral, ya que alberga un retablo renacentista esculpido en alabastro por Damián Forment. Una obra maestra.
Museo Diocesano
El claustro de la catedral y el Palacio Episcopal componen el actual Museo Diocesano, que reúne buena parte del arte sacro de la catedral y de otras parroquias de la diócesis de Huesca. Contiene importantes piezas de orfebrería de plata, códices y tallas medievales. La visita al Museo Diocesano permite conocer los dos claustros catedralicios, el claustro románico y el claustro del Papa Luna.
Muralla de Huesca
Huesca era una ciudad fortificada ya desde tiempos romanos. Durante la época musulmana, propiciado por el crecimiento de la antigua Wasqa se ampliaron las defensas con nuevos muros, alcanzando un perímetro de unos dos kilómetros, con 99 torres y siete puertas de entrada. En la actualidad solo se conservan varios tramos entre el puente de San Miguel y la plaza de toros, con la torre del Septrión y una única puerta, La Porteta. La muralla de Huesca es Bien de Interés Cultural desde 2006.
Convento de San Miguel
Es otra de las referencias de patrimonio religioso de Huesca. El convento de San Miguel, conocido como “las Miguelas”, es una bella muestra románica situada a orillas del río Isuela, en la salida de la ciudad. Fue fundado por Alfonso I en 1110 y destaca por sus retablos barrocos y el tamaño de la nave, larga a la par que estrecha. También llaman la atención los ocho arcos diafragma que arman el techo de madera.
Plaza Luis López Allué
La recoleta plaza Luis López Allué ejerce de plaza Mayor en el casco histórico de la ciudad. Peatonal y de forma rectangular, está rodeada de edificios con soportales en sus cuatro lados, dando uniformidad y simetría al conjunto. Todavía se conoce como la plaza del Mercado, cuyo emplazamiento era este hasta 1976. Aquí se encuentra la famosa tienda La Confianza, el ultramarinos más antiguo de España. El nombre actual de la plaza homenajea a Luis María López Allué, escritor, periodista y juez nacido en la localidad oscense de Barluenga, que llegó a ser alcalde de Huesca durante unos meses en 1894, así como director de El Diario de Huesca.
Monasterio e iglesia de San Pedro el Viejo
Otro de los monumentos religiosos de Huesca es el monasterio de San Pedro el Viejo, de estilo románico (siglo XII) y declarado Monumento Nacional. En su interior alberga los sepulcros de los reyes aragoneses Alfonso I el Batallador y Ramiro II el Monje. Fue levantado sobre un antiguo templo visigodo dedicado a San Pedro. Su claustro es una visita obligada dentro del románico aragonés, con interesantes capiteles.
Casino de Huesca
En Huesca también hay trazas de modernismo. El edificio del Círculo Oscense, también conocido como Casino de Huesca, destaca por su clara estética modernista de principios del siglo XX, fruto del impulso de una burguesía local que buscaba nuevas dimensiones inspirada por los influjos de los Gaudí o Domènech. Diseñado por Ildefonso Bonells, está considerado el primer edificio modernista de Aragón. El Círculo mantiene hoy su espíritu de club social, recreativo y cultural, siendo toda una referencia en la ciudad de Huesca.
Ultramarinos La Confianza
Es imposible visitar Huesca sin pasar por una de sus instituciones más señeras: Ultramarinos La Confianza. Situada en la céntrica plaza de Luis López Allué, es la tienda de ultramarinos en activo más antigua de España y la quinta de Europa. Abrió sus puertas en 1871 como mercería, aunque pronto dio el salto a productos de importación, como cafés, licores, chocolates…
El interior de la tienda es un museo en sí mismo ya que mantiene su aspecto original. Estanterías repletas de producto, un mostrador de madera con su puesto de caja, suelo de baldosas y tantos otros elementos que han permanecido siglo y medio intactos. Pero lo que más llama la atención es el techo de la tienda, obra del pintor León Abadías, en el que se muestran alegorías sobre la temática del comercio.
Parque Miguel Servet
El pulmón verde de Huesca esconde alguna que otra sorpresa que lo hace muy atractivo si visitas Huesca con niños. El Parque Miguel Servet lleva casi 100 años siendo el lugar de esparcimiento de la población oscense, con sus siete hectáreas de zona verde en pleno centro de la ciudad. En su interior encontramos varios puntos de interés, como la escultura de Las Pajaritas, de 1928, dedicada a la papiroflexia, el quiosco de música o la estatua dedicada a los reyes pirenaicos.
Pero si algo sorprende del Parque Miguel Servet es la casita de Blancanieves, una reproducción de la casa de los siete enanitos que esconde en su interior una biblioteca. Esta parte del parque es ideal para ir con niños.
Comer en Huesca
La gastronomía aragonesa y pirenaica tienen en Huesca buenos referentes que merece la pena catar. Por un lado, Huesca presume de buena salud de bares en su centro histórico, lo que permite al visitante saltar de local entre buenos somontanos y tapas tradicionales. La zona del barrio de San Lorenzo, con las calles del Coso Alto, San Orencio, Padre Huesca, la avenida Martínez de Velasco o la propia San Lorenzo, son algunas de las calles con más bares de Huesca.
Pero si uno quiere ir a tiro fijo, podemos optar por alguno de los siguientes establecimientos, sin duda, valores fijos entre los mejores restaurantes de Huesca:
- El Origen: un clásico de Huesca donde se pueden degustar platos tradicionales aragoneses, como el ternasco, el ajoarriero de bacalao, legumbres de La Hoya o quesos y embutidos de la región. Cuenta con un menú especial de cocina tradicional aragonesa.
- Flor: muy cerca del Colo Alto encontramos el restaurante Flor, una referencia en Huesca. Sin excentricidades (abrió en 1929, pero su gestión se renovó en 1993), este local apuesta por el producto de calidad con toques de originalidad. En la carta, platos como lubina asada, entrecot de buey a la parrilla o el confit de pato, son algunos de sus mayores éxitos.
- La Goyosa: en pleno corazón de San Lorenzo está La Goyosa, un gastrobar creado por el chef y exconcursante de MasterChef, Mateo Sierra. Una propuesta innovadora donde priman las recetas sin gluten en platos originales.
- Bodega Pirineos: por ofrecer una alternativa fuera del centro histórico de Huesca, en una de las salidas de la ciudad hacia el norte encontramos la Bodega Pirineos, uno de los mejores bares para vermutear en Huesca. Cuenta con raciones de embutidos, encurtidos y ahumados para completar.