Situado entre el Valle del río Aurín y el curso medio del río Gállego, a las puertas del Pirineo de Huesca, Sabiñánigo es un pueblo de extraordinaria belleza que posee una gran variedad de ecosistemas y paisajes, además de una rica arquitectura popular y religiosa.
A su entorno privilegiado, suma también una larga historia de la que quedan vestigios para el disfrute del visitante de hoy. En su entorno están las iglesias románicas de la Ruta del Serrablo, repartidas en los 73 núcleos agregados y que en su mayoría han sido restauradas y conservadas por la asociación Amigos de Serrablo. También son muy interesantes el Museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo y el Museo de Dibujo Julio Gavín Castillo de Larrés.
Sabiñánigo (Huesca) es, además, el lugar donde se celebran importantes citas deportivas, como la tradicional carrera cicloturista Quebrantahuesos, una de las pruebas más importantes a nivel nacional en esta modalidad y en la que se inscriben más de 10.000 corredores. También tiene lugar aquí el Circuito Deportivo de Santa Lucía, un sendero deportivo que cuenta con 16 estaciones con diferentes aparatos de ejercicios físicos.
Qué ver en Sabiñánigo
Con aproximadamente 10.000 habitantes, Sabiñánigo da mucho de sí y son muchas las cosas que ver y hacer en este bonito municipio de Huesca. Aquí enumeramos algunos destinos imprescindibles, pero hay mucho más para disfrutar y llevarse un estupendo sabor de boca de una escapada turística por la zona. Vamos a hacer, al menos, estas paradas:
Castillo de Larrés
Construido entre los siglos XV y XVI, está en la localidad de Larrés. Se encuentra en buen estado de conservación y en su interior alberga el Museo Nacional de Dibujo, único en el territorio nacional tanto por su contenido como por su continente. El castillo, que ha estado en manos de la familia Urriés durante siglos, hoy, y desde 1982, es propiedad de los Amigos de Serrablo.
Iglesias del Serrablo
Son tantas y tan bonitas las iglesias románicas de la zona que se ha trazado la Ruta del Serrablo para admirar también la hermosa localización de las mismas. Son 15 pequeñas iglesias que poseen las peculiaridades artísticas del románico lombardo: tamaño reducido, una sola nave con ábside, sencillez decorativa en el exterior y esbeltas torres campanario. Todas ellas están ubicadas en pequeños pueblos pirenaicos del entorno del río Gállego.
Museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo
Este museo etnográfico se encuentra exactamente en Puente de Sabiñánigo y conserva, desde 1979, los enseres y documentos de la vida cotidiana que se estaban perdiendo en las aldeas abandonadas. En conjunto, es una fiel representación de la forma de vida de los habitantes de Serrablo. Está formado por dos casas con tres plantas cada una unidas por un voladizo. La primera, Casa Batanero, es del siglo XIX y es una muestra de la arquitectura popular de la zona. La segunda es más moderna.
Qué ver en los alrededores
Sabiñánigo es un excelente punto de partida para recorrer los bonitos valles del Pirineo y descubrir localidades con mucho encanto en los que se ha podido conservar la arquitectura tradicional. Son lugares que esconden joyas y rincones únicos. Lárrede, por ejemplo, es un bonito pueblo de estrechas calles coronado por una torre del siglo XVI; Osán tiene en su iglesia parroquial un hermoso retablo gótico del siglo XVI; y Allué es un delicioso pueblo de aspecto medieval con vistas privilegiadas al Pirineo.
Comer en Sabiñánigo
Hay bastantes restaurantes en Sabiñánigo y en sus inmediaciones en los que se puede disfrutar de la rica gastronomía del Pirineo de Huesca. No te vayas de aquí sin probar unas buenas migas de pastor, sopetas de ajo, borrajas, pencas de acelga en salsa de almendras o un potente guiso de caza. Te recomendamos algunos lugares dónde comer en Sabiñánigo: Elovelys, que ofrece un delicioso menú de platos caseros elaborados con un buen producto; La Estiva, con buena cocina tradicional con un toque vanguardista; Mi Casa, donde preparan excelentes platos combinados y tapas con la opción de menú del día; Pirenarium, con una interesante cocina española e internacional; Pradas, con rica comida aragonesa, o Santa Elena, donde se puede disfrutar de una rica propuesta casera.