El pueblo pirenaico de TorlaTorla-Ordesa, desde su renombramiento en 2014–, es el último núcleo de población que encontramos antes de cruzar la frontera con Francia. Asimismo, Torla está considerado como la puerta de entrada al espectacular Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, un vergel de 15.000 hectáreas en el que abundan los endemismos de flora y fauna pirenaica, y donde los excursionistas encuentran numerosas rutas de senderismo.

Bañado por las gélidas aguas del río Ara, y vigilado por la atenta mirada del Mondarruegomonte rojo, en castellano, por el color rojizo que adquiere este pico al atardecer–, el casco urbano de Torla atesora una de las mejores muestras de la arquitectura típica del Alto Aragón. Además de la iglesia de San Salvador, y de los restos del castillo medieval –hoy reconvertido en Museo Etnológico–, las bonitas calles de Torla nos descubren multitud de casas solariegas de un alto valor histórico. La guinda al pastel la ponen sus bares y restaurantes, donde es posible degustar platos tradicionales de la cocina del Pirineo aragonés. A continuación, te descubrimos qué ver y dónde comer en el pueblo de Torla.

La rica historia de Torla

Una de las cosas que más sorprende a los viajeros que llegan a Torla es la riqueza folclórica y etnológica que todavía respiran sus calles. No es de extrañar, si tenemos en cuenta el aislamiento geográfico al que este tipo de poblaciones, ubicadas en el fondo de profundos cañones glaciares, se han visto sometidas durante siglos. La contrapartida de este emplazamiento adverso es la belleza paisajística que envuelve la zona, con la presencia de numerosos picos cuya altitud supera los 3.000 metros, y de frondosos bosques cuyo color verde intenso tapiza laderas y valles. Como suele decirse, una de cal y otra de arena.

 

 

La esencia medieval de Torla también se debe a su larga historia, rastreable en el modesto, pero bien conservado, patrimonio arquitectónico que atesora. El nombre actual del pueblo, derivado de la palabra “torre”, nos da una pista acerca de la personalidad histórica de Torla. Donde hoy se alzan sus edificios más antiguos ―el castillo y la iglesia de San Salvador―, antiguamente existía una torre defensiva destinada a repeler los continuos ataques de los invasores galos que, desde el otro lado de la frontera, buscaban dominar la zona. A propósito, se dice que las gestas militares de los torlanos le valieron a Torla el título de villa en el siglo XVI.

Durante el siglo XVII, especialmente fructífero debido al crecimiento del comercio y del contrabando fronterizo, el casco urbano de Torla pasó a integrar la gran mayoría de las casonas solariegas que hoy delimitan su trazado. Desgraciadamente, la gran mayoría de ellas aparecen hoy reconstruidas, debido a los estragos sufridos durante distintas guerras –la Guerra de Sucesión primero, la Guerra de la Independencia más tarde y, finalmente, la Guerra Civil–.

Casas tradicionales de Torla
Casas tradicionales de Torla

Qué hacer en Torla

Plaza Mayor y Centro

Sin duda, como mejor se conoce Torla es paseando por las calles, de aroma medieval, de su casco antiguo. Todas ellas están preñadas de detalles que merece la pena conocer de antemano para que, una vez allí, no se nos escape ninguno.

Calles en el centro de Torla
Un paseo por el centro de Torla

Nos referimos, por ejemplo, a sus famosas espantabrujas, antiguas chimeneas coronadas con piedras en forma de cono, cuya misión principal era impedir la entrada de estos seres mitológicos en los hogares. Asimismo, también podemos probar a buscar en las fachadas de las casas más humildes las llamadas tizoneras, salientes de piedra que ocultan el emplazamiento exacto donde se encendía el fuego.

El interés del centro urbano de Torla también reside en sus calles empinadas y estrechas, en sus casonas de piedra y pizarra, o en sus tiendas de artesanía escondidas en cada esquina. También en sus numerosas casas solariegas, cuyas fachadas majestuosas exhiben los llamados infanzones, escudos de piedra que el Rey concedía a las familias nobles de la época. De entre todas ellas, en la actualidad, la Casa Rubla es la única que permite visitas a su interior.

Sea como sea, todo paseo por el centro de Torla acabará desembocando en la Plaza Mayor, un pequeño rincón, presidido por la casa consistorial, en torno al cual ha girado la vida social del pueblo desde, al menos, el siglo XIII.

Iglesia de San Salvador

Otro de los grandes atractivos del patrimonio histórico de Torla es la iglesia parroquial de San Salvador, un edificio datado del siglo XVI cuya ubicación en lo alto de una peña, con el pico Mondarruego de fondo, explica su aparición en cualquier postal que podamos encontrar. Junto a ella pueden contemplarse aún los restos de un conjunto defensivo anterior, posiblemente un castillo. Hoy su interior acoge el Museo Etnológico de Torla, una interesante colección de objetos vinculados a la vida cotidiana del pueblo y de retablos rescatados de pueblos abandonados de la zona. También puede visitarse la misteriosa Cripta de San Jorge, cuyo descubrimiento a finales del siglo XX permitió recuperar valiosos murales de época medieval dedicados a este santo.

Iglesia de San Salvador de Torla
Iglesia de San Salvador de Torla

Ordesa y Monte Perdido

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es, en pocas palabras, la fantasía pirenaica hecha realidad. Este espacio protegido –Reserva de la Biosfera desde 1988 y Patrimonio de la Humanidad de 1997– despliega, a lo largo de sus 15.000 hectáreas de superficie, un conjunto paisajístico de una belleza abrumadora. El cauce del río Ara, el único cuyo caudal se mantiene virgen en toda España, surca lo más profundo del valle de Ordesa ante la presencia imponente de grandes picos y barrancos. Asimismo, Ordesa es el escenario perfecto para la práctica de todo tipo de actividades deportivas: rafting, escalada, barranquismo, senderismo, ciclismo de montaña…

Antes de sumergirnos en la inmensidad de este espacio natural, conviene acudir al centro de visitantes del parque, situado en el mismo pueblo de Torla. Allí, un espacio expositivo dividido en tres secciones nos enseñará algunos conceptos útiles acerca de la flora y fauna que habita la zona. Ahora sí, entre los senderos más practicados destacan dos, cuya dificultad difiere notablemente. Por un lado, la ruta de 16 kilómetros –ida y vuelta– que asciende hasta la cascada de la Cola de Caballo. De una dificultad mínima, esta es, sin duda, la ruta más adecuada para aquellas familias con niños. La segunda ruta, mucho más técnica y exigente en cuanto a condición física, es la que nos lleva hasta la cima de Monte Perdido (3.355 metros). Con una duración aproximada de 12 horas –ida y vuelta–, la dificultad de esta ruta asciende ostensiblemente a partir del Refugio de Goritz (2.200 metros), un lugar de pernoctación habitual entre los excursionistas que prefieren dividir la travesía en dos jornadas.

Valle de Ordesa
Valle de Ordesa

Comer en Torla

A pesar de que Torla no supera los 300 habitantes, su faceta turística explica la presencia de numerosos restaurantes y bares en su casco antiguo. Nosotros os recomendamos dos: por un lado, La Cocinilla (Calle Fatás, s/n), un restaurante de cocina tradicional ubicado en el interior de una antigua casona cuya carta incluye carnes certificadas de ternera ‘Valle de Broto’. Por otro lado, merece la pena pasarse por el Restaurante L´Atalaya, un lugar familiar situado junto a la carretera principal que sirve tanto raciones como menú del día. Merece la pena probar su cordero al horno adobado con especias, y de postre, sus peras al vino y canela.