Para los grupos de amigos activos –y con ganas de aventura en plena naturaleza– no hay un destino más idóneo que Huesca. Esta provincia se sitúa entre las montañas de la cordillera pirenaica, con incontables rutas de senderismo para descubrir la extraordinaria belleza de los parques naturales. Si sois fans de los deportes de invierno, seguro que una escapada a Formigal, donde la fiesta está asegurada, conseguirá que paséis unos días increíbles. Por supuesto, no hay que olvidar el riquísimo patrimonio cultural, tanto de la capital como de los preciosos pueblos medievales de Huesca. Reúne a tus amigos y descubrid las mejores experiencias que os esperan en esta provincia.
- Deportes de invierno en Formigal
- La Ruta del Vino de Somontano
- Diversión asegurada en el Valle de Tena
- La vida nocturna de la capital
- Pueblos de obligada visita en Huesca
Deportes de invierno en Formigal
Uno de los destinos favoritos cuando se va a Huesca con amigos es la estación de esquí de Formigal. No se debe solo a las excelentes pistas para practicar el deporte blanco, sino al gran ambiente con el que cuenta. Es por ello que es una de las estaciones de moda en España.
Después de una intensa jornada esquiando no quedan demasiadas ganas de salir por la noche, pero en Formigal hay un local dentro de la misma estación: el Marchica. En este lugar se reúne la gente desde las tres de la tarde hasta las nueve de la noche para despejarse tras la sesión deportiva.
No hará falta ni que os quitéis el mono o las botas para disfrutar del mejor après-ski de Formigal. Música, baile o un simple rato de charla mientras tomáis algo será la mejor manera de acabar el día. Además, las numerosas actividades que ofrece Formigal no pasan solo por esquiar, sino que también podréis reíros un rato haciendo una ruta con raquetas por la nieve, montar en trineo con perros o coger unas snowbikes. La diversión invernal está servida.
La Ruta del Vino de Somontano
¿Se te ocurre un plan mejor para hacer con amigos que un poco de enoturismo? En Huesca el auténtico rey es el vino de Somontano. Esta denominación de origen se sitúa en la comarca de Somontano de Barbastro, un entorno privilegiado al pie de los Pirineos, en pleno Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara.
Con la Ruta del Vino de Somontano podréis conocer todos los misterios de sus caldos. No consiste únicamente en visitar bodegas, sino que también se quiere ofrecer una verdadera experiencia gastronómica, al igual que de contacto con el entorno natural. Bodegas con un sabor más tradicional o impresionantes diseños vanguardistas se recorren a lo largo de este itinerario, una oportunidad única para conocer el vino por excelencia en Huesca, en cualquier época del año.
Además, podréis aprovechar para conocer los atractivos de los alrededores, como el arte rupestre del Parque Cultural del Río Vero o el impactante Santuario de Torreciudad. El abanico de posibilidades puede ser tan amplio como queráis.
Diversión asegurada en el Valle de Tena
Si sois un grupo activo y deportista, Huesca se convertirá en un paraíso para vosotros. Las excursiones y el senderismo están más que asegurados, con incontables rutas en el espectacular Parque Natural de Ordesa y Monte Perdido, o caminos de lo más vertiginosos como las Pasarelas de Montfalcó.
Pero hay un entorno natural que destaca por su amplio catálogo de actividades, perfectas para hacer en compañía de tus amigos. Se trata del valle de Tena. Por supuesto, los caminos a pie son uno de los principales reclamos. El que lleva al asombroso salto de Escarra, al arco de Piedrafita, al pico Pacino y su impagable panorámica del valle, o al ibón de Espelunciecha son solo algunos de los senderos más destacados.
Hay que sumar muchos más puntos a este lugar. ¿Qué os parece deslizaros por la tirolina doble más larga de Europa? La tirolina del Valle de Tena, situada en el municipio de Hoz de Jaca, os permite volar sobre el pantano de Búbal, suspendidos por el agua. Probad a hacerlo por la noche, si encima hay luna llena la emoción no tendrá límite.
El pantano de Lanuza, dentro del valle, brinda un gran número de actividades acuáticas para los días de verano en la montaña. Podéis practicar piragüismo, pádel-surf, vela ligera o alquilar unos hidropedales. Si el tiempo acompaña, también hay una zona de baño. Atravesad el valle en el tren que sale desde Tramacastilla, conociendo las historias y las leyendas del paraje; daros un capricho en el balneario de Panticosa; o acercaros hasta el increíble Parque Faunístico de Lacuniacha, si sois amantes de los animales.
La vida nocturna de la capital
Es indudable que la capital de la provincia, Huesca, es una visita obligada si viajáis a este destino. Solo su enorme patrimonio arquitectónico ya merece un apartado. Tras una jornada de turismo, conociendo la bella catedral gótica, el monasterio de San Pedro, la animada plaza Luis López Allué o el Parque Miguel Servet, el ocio nocturno de Huesca os estará esperando.
La mejor manera de comenzar la noche es tomando unas deliciosas tapas en la zona del Tubo. Si queréis un lugar más gourmet, optad por Tatau Bistro; en caso de establecimientos más auténticos, podéis ir al Flor o al Duquesa. La calle Padre Huesca es una de las más animadas, con bares como Da Vinci o Rico Rico Cu.
Más tarde, animaros a tomar algo en el Café del Arte, dentro del precioso Casino de Huesca, con música en directo en muchas ocasiones. Si los conciertos son lo vuestro, probad suerte también en El Edén o El Veintiuno. En Alt Berlín encontraréis diferentes tipos de cerveza.
Por la parte del casco viejo se hallan algunos de los pubs más marchosos de la ciudad, como La Parra o El Tararí. En el Tubo también tenéis donde elegir, en función del estilo de música que os guste, como Arkanos Rock Bar, que abre hasta altas horas. No importa que prefiráis música de los 80, latina, pop o incluso heavy, hay locales para todos los gustos y la noche es joven.
Pueblos de obligada visita en Huesca
Entre tanta aventura y diversión, seguro que os apetece un poco de relax para conocer los pueblos más encantadores de la provincia, uno de sus mayores reclamos, además de ser sitios estupendos para probar la gastronomía oscense tradicional.
Alquézar es uno de los más recomendables, no solo por su impresionante trazado medieval y sus monumentos, sino porque aquí podréis recorrer el río por las famosas Pasarelas del Vero, la actividad estrella de esta población. Seguro que vuestras fotos serán el mejor de los recuerdos.
El casco antiguo de Aínsa fue declarado Conjunto Histórico-Artístico y no es para menos. La belleza de su Plaza Mayor, el Castillo Fortaleza y sus calles empedradas os conquistarán por completo. Si acabáis probando los manjares de la carta del Bodegón de Mallacán, el resultado será sobresaliente.
A la localidad de Jaca se la conoce como “la perla de los Pirineos”, así que debería ser una parada obligatoria. Su llamativa Ciudadela, una fortaleza militar del siglo XVI, con puente levadizo y hasta un foso, sin duda merece la pena. Poblaciones como Roda de Isábena, Ansó o Pueyo de Araguás también requieren un alto en el camino.
Conocer el Castillo de Loarre, una ruta con bicis de montaña, una sesión de escalada o una visita nocturna a Sallent de Gállego… solo tenéis que poneros de acuerdo en vuestros gustos y actividades. Huesca se convertirá en vuestro nuevo destino favorito.