Las Salinas de Ibiza (o Ses Salines) constituyen unos de los espacios naturales más valiosos de Ibiza. Un entorno protegido bajo la figura de un parque natural, que abarca una parte terrestre y otra marítima, mucho más grande.
En ambas habitan cientos de especies, entre las que la posidonia, un tipo de planta acuática, es su valor más importante, por su básica función como regeneradora de los fondos marinos.
Además, esta zona sigue siendo un foco económico de cierta importancia, pues en las salinas que han sobrevivido al paso del tiempo se continúa produciendo sal, que es uno de los productos naturales más valorados de Ibiza.
Y no hay que perder de vista que en esta zona del litoral ibicenco hay dos de las playas más espectaculares de la isla. Y todo ello, a dos pasos de la capital isleña.
- Las Salinas de Ibiza (o Ses Salines)
- Sal de Ibiza
- Platja de Ses Salines o playa de las Salinas
- Es Cavallet, la playa nudista y gay
- Riquezas del Parque Natural de Ses Salines
- Es Codolar, un santuario tranquilo
Las Salinas de Ibiza (o Ses Salines)
Las Salinas de Ibiza, como tal, son una infraestructura creada en la época de los fenicios. Es decir, comenzaron a construirse en torno al año 800 antes de nuestra era. Con algún que otro periodo de inactividad, aquí se ha venido produciendo sal desde entonces.
La importancia de ese producto, que durante siglos supuso una inigualable fuente de riqueza para Ibiza, decayó con la aparición de los primeros aparatos de refrigeración y congelación. Esto supuso también el abandono parcial de parte de las instalaciones de las salinas.
De esta forma, los esteros en los que se iba desecando la sal pasaron a convertirse en un espacio natural (lagunas de agua salada) de gran importancia, por la concentración de nutrientes, para numerosas especies vegetales y animales. Fundamentalmente, para todas esas aves que las utilizan como lugar de descanso durante las migraciones anuales entre el Norte de Europa y África, y viceversa.
Sal de Ibiza
Hoy se sigue recolectando sal en las Salinas de Ibiza aunque, eso sí, en mucha menor cantidad que en tiempos pasados. Quien está a cargo de ellas es la empresa Sal de Ibiza, con una producción al margen de aditivos o de cualquier tipo de proceso químico. Es decir, aquí se elabora una sal marina 100% natural, que está entre los productos más valorados de las islas Baleares.
Sin duda, este es uno de los mejores recuerdos para llevarse a casa en una visita a Ibiza, tanto dentro de sus molinillos de sal, en los bonitos envases de flor de sal, en forma de granito (aromatizados con hierbas y otras especias), o de chocolates a la flor de sal, además de todo tipo de snacks.
Platja de Ses Salines o playa de las Salinas
La platja de Ses Salines (o de Las Salinas) es, sin riesgo a exagerar, una de las más espectaculares del Mediterráneo. Es una estrecha franja de arena de 1,5 kilómetros y una anchura de 25-30 metros, flanqueada por un cinturón de vegetación litoral, donde las sabinas y los pinos son protagonistas.
Quizás, por eso es también una de las playas más concurridas de Ibiza durante el verano. A lo que ayudan los tres chiringuitos situados junto a ella, siempre con la música a todo volumen, con hamacas y una completa oferta de comidas, cócteles y todo tipo de bebidas.
Durante esa época, es habitual que atraquen frente a esta playa yates y veleros ocupados por el numeroso famoseo que frecuenta la isla.
Es Cavallet, la playa nudista y gay
Junto a la playa de Ses Salines está la de Es Cavallet, que es, sin duda, una de las mejores playas nudistas de Baleares. También desde hace mucho tiempo se viene considerando como una de las mecas gay del Mediterráneo, gracias sobre todo a la labor de normalización de Chiringay. Es decir, el chiringuito de la playa.
En total, esta franja litoral a base de finas arenas, tiene una extensión de algo más de un kilómetro, con una anchura de entre 30 y 40 metros. Uno de sus inconvenientes es que los vientos que llegan desde el mar arrastran los restos de praderas de posidonia, cubriendo con frecuencia buena parte de la superficie de arena.
Riquezas del Parque Natural de Ses Salines
El Parque Natural de las Salinas de Ibiza y Formentera constituye uno de los mejores ejemplos de la riqueza de los ecosistemas mediterráneos. En total, junto con la zona de reserva, ocupa un espacio protegido de casi 17.000 hectáreas, unas 14.000 de ellas marinas.
Es decir, cubre tanto la parte de Las Salinas en Ibiza como las de Formentera y el brazo marino que separa ambas islas (las Pitiusas). Se trata de un espacio fundamental para el descanso y nidificación de todo tipo de aves. Entre ellas, los flamencos, la cigüeñela común, la gaviota de Audouin y la pardela balear.
También, y como ya hemos mencionado, se trata de un valiosísimo refugio para la posidonia, planta que crece en forma de praderas submarinas y que los científicos consideran como el ser vivo de mayor tamaño del planeta.
En el ámbito terrestre, en el Parque Natural de las Salinas habitan otras especies animales tan singulares como la lagartija de las Pitiusas (que es endémica de Ibiza y Formentera), el lirón careto y varias especies de escarabajos
y caracoles autóctonos.
Es Codolar, un santuario tranquilo
Resulta paradójico que la playa más larga de la zona de Las Salinas de Ibiza esté tan poco frecuentada por bañistas. Este hecho tiene su explicación: sus algo más de tres kilómetros de longitud están cubiertos por cantos rodados (codols en catalán), lo que dificulta mucho el acceso al mar.
Eso sí, una vez superada esa barrera (con la ayuda del calzado adecuado), lo que queda es sumergirse en unas de las aguas más limpias y transparentes de toda la isla y el disfrute más absoluto del Mediterráneo en toda su belleza.
Desde esta playa se disfruta también de una de las mejores panorámicas a las lagunas artificiales que constituyen Las Salinas de Ibiza. Y es uno de los puntos más frecuentados por los aficionados al spooting (observación de aviones), dado que esta playa se encuentra junto a la pista de aterrizaje y despegue del aeropuerto de la isla.