El Bosquecillo de Haría es el nombre que recibe un área recreativa ubicada al borde del Risco de Famara, en el municipio de Haría. Dotada de bancos de madera, barbacoas de piedra natural y columpios infantiles, esta zona esconde además un tesoro único. El Mirador del Risco, a escasos metros del lugar, ofrece una de las estampas más impresionantes de la isla: escarpes de 600 metros que descienden hasta la Playa de Famara, al este, y una vista inmejorable del Archipiélago Chinijo al norte. Además, el predominio de los alisios y las habituales lluvias estivales han favorecido el desarrollo de un singular ecosistema en la zona, característico por una alta concentración de endemismos tanto animales como vegetales. El ascenso desde el pueblo de Haría a este balcón natural de Lanzarote está considerado como una de las mejores rutas de senderismo en la isla.
- El entorno de El Bosquecillo de Lanzarote
- Ruta desde Haría a través de la fauna y flora
- Subida desde La Caleta de Famara
El entorno de El Bosquecillo de Lanzarote
La Zona Recreativa El Bosquecillo, uno de los pocos espacios pensados para el ocio familiar al aire libre en Lanzarote, esconde una curiosa paradoja. Si esperáis encontrar en ella, como su nombre parece indicar, grandes poblaciones arbóreas, la triste realidad nos revela que de bosque sólo mantiene el nombre. Repoblada con dragos, palmeras y pinos por la Granja Agrícola Experimental hace algunas décadas, parece ser que la intervención no resultó ser suficientemente potente como para que en la zona creciera una verdadera floresta. Sin embargo, son otros muchos los atractivos que hacen de su visita una obligación.
Es sabido que el área en el que se inscribe El Bosquecillo, considerada una de las más antiguas de Lanzarote, fue en época prehispánica hogar de algunos de los mayores poblados majos —aborígenes de la isla—, junto a los de Zonzamas y Corral Hermoso. Su especial microclima, más proclive al surgimiento de vegetación en comparación con el del resto de la isla, hizo posible desde siempre el aprovechamiento de los suelos para cultivos de diversa índole.
Desde el punto de vista paisajístico, las palabras sobran. Con 23 kilómetros de longitud desde Haría hasta Teguise, los acantilados de Famara se levantan como inmensos murallones enfrentados al litoral. Resultantes de una superposición de coladas lávicas durante el Mioceno medio-superior —hace entre 11 y 6 millones de años—, la erosión marina terminó de modelar sus líneas tal y como hoy las conocemos. “Rara vez he visto algo más bello que estas escarpadas rocas de color gris, rojo y pardo, rodeadas de azul”, describía los acantilados con admiración la escritora inglesa Olivia Stone a su paso por Lanzarote en 1883.
Ruta desde Haría a través de la fauna y flora
El pueblo de Haría, por estar ubicado en el centro del valle al que da nombre, es a menudo lugar de partida de numerosas rutas senderistas. Es el caso de la ruta que lleva hasta El Bosquecillo, cuyos escasos doscientos metros de desnivel permiten el acceso a casi cualquier tipo de público.
Al noroeste de este conjunto de casitas bajas y encaladas surge una vereda de tierra natural que a través de su zigzagueante trazado nos permite empezar a admirar la singular belleza del Valle de Haría —también llamado Valle de las Mil Palmeras—. Durante veinte minutos de moderado ascenso, los cultivos de parras, higueras y leguminosas, todos arenados en ceniza volcánica, infunden en el observador respeto por el áspero pasado agrario que el pueblo conejero arrastra.
Tímidas panorámicas de la Playa de Famara y de la isla de La Graciosa comienzan a aparecer en determinados recodos del camino, alentando aún más si cabe una más pronta subida. A medida que el sendero se escarpa, los suelos comienzan a pintarse de amarillo y violeta, gracias a la aparición de plantas autóctonas como las siemprevivas de Famara, las margaritas o las lenguas de vaca azules. También hace acto de presencia el acebuche, primo asilvestrado del olivo, cuya madera ha sido utilizada desde tiempos antiguos para la fabricación del palo conejero, con el que se practica un deporte típicamente lanzaroteño similar a la esgrima.
A pocos metros de alcanzar El Bosquecillo, que recupera una pendiente moderada, es posible contemplar una extraña esfera dorada en la distancia. Se trata del Acuartelamiento Aéreo Peñas del Chache, cuya ubicación se corresponde con el punto más elevado de toda la isla.
Las mesas y los bancos de madera, así como las parrillas de piedra y los columpios infantiles, sorprenden al excursionista a su llegada por lo inhóspito del paraje. Ya desde aquí, la impresionante postal de los riscos con la inmensa Playa de Famara al fondo nos asalta y nos cautiva sin poder evitarlo. Es sólo cuestión de tiempo que el ojo se acostumbre y descubra nuevos matices en las panorámicas que ofrece la zona. Al norte, la isla de La Graciosa, acompañada de sus hermanas pequeñas Alegranza y Montaña Clara; al sur, el Valle de Haría con su manto de palmeras; y al oeste las dunas móviles del Jable.
Subida desde La Caleta de Famara
Si bien la ruta anterior comenzaba desde el interior de la isla, otra manera igualmente interesante de alcanzar El Bosquecillo puede ser desde la línea costera. Concretamente desde el pueblo de La Caleta de Famara que, con menos de mil habitantes, despliega sus bonitas casas pesqueras casi en la misma playa de la que hereda el nombre. Un diminuto espigón situado en su puerto esconde las mejores vistas de los acantilados, siendo desde abajo más impresionantes si cabe sus seiscientos metros de cortado.
El punto de partida se realiza idealmente desde la urbanización de bungalós cercana al pueblo. Allí será habitual la presencia de surfistas, dadas las temperaturas moderadas que brinda el alisio en la zona. Pero, atención, la abundante cantidad de corrientes marinas desaconseja el baño en la playa.
Este ascenso, debido a que no está señalizado y a que el desnivel es muy pronunciado, se torna mucho más duro que el anterior.
Dónde dormir cerca del Bosquecillo de Haría
Estas son algunas de las mejores opciones de hoteles de Lanzarote, ideales para visitar el Bosquecillo de Haría y poder disfrutar del resto de atractivos de la isla.
Barceló Lanzarote Active Resort. Este moderno alojamiento, fruto de la unión de los Hoteles Occidental Lanzarote Mar y Occidental Lanzarote Playa, está situado en la parte central de la isla (Costa Teguise). Esto permite llegar en poco más de media hora de coche al Bosquecillo de Haría, igual que a otros atractivos lugares de Lanzarote. La filosofía de este alojamiento es la de un lugar energético y activo, ideal para satisfacer las necesidades de parejas, familias, grupos de amigos e, incluso, quienes prefieren viajar solos. Sobre todo, los más deportistas (con instalaciones como una piscina olímpica con diez calles, un circuito ciclista profesional y un gimnasio perfectamente equipado), pero también aquellos que quieren disfrutar del sol, el mar y las piscinas, además la buena gastronomía que se sirve en los diferentes bares y restaurantes de este resort. Las 659 habitaciones del complejo son muy luminosas, amplias y están decoradas de una forma actual y muy atractiva.
Barceló Teguise Beach. Solo para adultos, se encuentra en el mismo municipio de los dos anteriores y, por tanto, resulta ideal para descubrir el Bosquecillo de Haría y el resto de atractivos de Lanzarote. La renovada decoración de las 155 habitaciones de este hotel se inspira en la arquitectura local y en la estética y naturaleza de la isla. Entre los diferentes servicios destaca el completo Centro Wellness, en el que relajarse mediante las más innovadoras técnicas y tratamientos, incluidos diferentes rituales de belleza. Pero quien lo desee también puede relajarse en las bañeras de hidromasaje (interior o exterior) que tiene buena parte de sus 305 habitaciones.