Al norte de la isla, en algún punto de la estrecha y sinuosa carretera que desciende hasta el pueblo de Haría, un mirador homónimo aguarda, entre palmeras y dragos, dispuesto a ser descubierto. También conocido como Mirador de Malpaso, en relación al valle que lo acoge, su protagonismo lo gana en 1966, cuando el artista canario Cesar Manrique recibe el encargo de diseñar, en lo alto del macizo, una casita que sirva como lugar de descanso a los senderistas. Desde su inauguración, esta construcción ha sido testigo mudo del boom turístico experimentado por la isla en época reciente, cayendo en el olvido más tarde ante la falta de cuidados por parte de las instituciones insulares. Durante veinte años, su aspecto abandonado ha empañado la visita a un enclave que, sin embargo, dispone de inigualables panorámicas del municipio de Haría, incluidos sus palmerales, su esencia bucólica en forma de bancales cultivados, y su línea costera al fondo. Muy recientemente, la suma de fuerzas entre Ayuntamiento y el Cabildo ha hecho posible la rehabilitación del edificio y su conversión en lo que será Centro de Interpretación de la Fauna y Flora de Haría, con vistas a la potenciación de un turismo ecológico en la zona.
- Mirador de Haria, Una panorámica desde el mirador de Haria
- Esplendor y decadencia en Haria
- La nueva etapa del Mirador de Haria
Mirador de Haria, Una panorámica desde el mirador de Haria
A pesar del estado ruinoso de la casa de Manrique durante veinte años, el Mirador de Haria nunca ha perdido sus visitantes. Esto se debe al impresionante paraje que lo alberga, considerado por muchos la zona más diversa de la isla en términos geológicos, agrarios y paisajísticos. Hablamos del municipio de Haría, una de las tres demarcaciones, junto a Villa de Teguise y Yaiza, que históricamente dividieron la isla. Las erupciones del Timanfaya acaecidas durante el siglo XVIII, unidas a las nubes húmedas arrastradas por los vientos occidentales del Atlántico, han terminado por generar en la zona un microclima único en Lanzarote. Esto ha permitido el surgimiento de la única concentración arbórea de la isla, el Palmeral de Haría, así como de numerosos endemismos vegetales de reconocido valor ecológico.
El mirador, a salvo de la proliferación de las grandes urbanizaciones turísticas de los años 70, ofrece panorámicas del océano Atlántico, del imponente Volcán de la Corona, y del simpático pueblo de Haría. Se sabe que fue aquí donde la fragua de los Perdomo afiló las herramientas que más tarde servirían para la construcción de la carretera LZ-10, aquella que pasa por el Mirador y desciende hasta el valle.
Esplendor y decadencia en Haria
El Mirador de Haria fue una de las primeras iniciativas artísticas llevadas a cabo por César Manrique en la isla. Al igual que los cercanos Jameos del Agua, o la Cueva de los Verdes, el diseño del mirador nunca perdió de vista las señas de identidad del pueblo conejero: blancas paredes mezcladas con roca volcánica, hileras de dragos custodiando la casa, y en su interior, muebles de madera rústica quemada y cristal embutido en piedra.
A modo de anécdota, la hemeroteca nos recuerda que el Mirador de Haría surgió en 1964, durante una de las visitas oficiales del por entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga. Inicialmente motivada por la inauguración de la Cueva de los Verdes, el astuto alcalde de Haría, Juan Pablo de León, aprovechó esta visita para sugerir al ministro la financiación de un miradero con vistas al Valle de Haría.
Fruto de una triste casualidad, la muerte de Cesar Manrique en 1992 coincidió con el inicio del ocaso del Mirador. Ubicado en tierra de nadie, ninguna institución insular se hizo cargo del mantenimiento del edificio durante años. Los robos y los desperfectos, así como las pintadas, fueron convirtiendo la casa blanca de Manrique en un fantasma de lo que un día fue su sueño. Sonaron varias veces promesas de planes de restauración del edificio, pero estas nunca llegaron a realizarse. “Disculpen las molestias, el Cabildo trabaja para usted”, rezaba un cartel aparecido en 2014 sobre la puerta de la casa. Por entonces, los vecinos respondieron con sorna “Claro, fueron a desayunar”.
La nueva etapa del Mirador de Haria
Sin embargo, el cartel iba en serio. Pertenecía al Plan de Infraestructuras Turísticas del Gobierno de Canarias, al cual el Mirador de Haría había pasado a formar parte finalmente. Tal como se proyectara muchos años antes, el edificio se encuentra ahora en mitad de las obras que lo convertirán en Centro de Interpretación para la Fauna y Flora de la región, coincidiendo su inauguración próxima con el centenario del nacimiento de César Manrique.
Dos amplias plataformas de visión serán las aportaciones que este proyecto haga al Mirador, desde el que es posible divisar tanto el Valle de Haría como el de Temisa. Además, la reforma del edificio respetará los deseos originarios del artista canario, y le añadirá una cualidad de gran calado ecológico, la de la autosuficiencia energética.
Recomendación: A escasos kilómetros del Mirador, el pueblo de Haría celebra cada sábado, de 9 a 14 horas, un mercadillo artesanal en el que es fácil encontrar productos frescos de la tierra, como quesos, frutas y verduras, o numerosos productos de artesanía típicos de la región, como las cestas de hojas de palmera o las de junco.
Dónde dormir cerca del Mirador de Haría
Una buena opción para conocer el Mirador de Haría y el resto de Lanzarote es el Hotel Barceló Teguise Beach. Este cuatro estrellas solo para adultos supone un auténtico oasis de atenciones y buen gusto. Además, su situación, a sólo 150 metros de la playa de las Cucharas, permite disfrutar de unos días en pleno contacto con el mar, el sol y la naturaleza de la isla. El hotel tiene en total 305 habitaciones, decoradas con un estilo muy actual y equipadas con bañera de hidromasaje (interior o exterior). Aquí siempre hay un bar o restaurante abierto donde comer o tomar una copa, pero también instalaciones donde practicar deporte o, simplemente, relajarse. Entre los bares merecen una visita el B-Lounge Cocktail Bar, el Breeze (Gastro Pool Bar), el Champs Sports Bar o el Atlantic Buffet. Para relajarse está el Centro Wellness y las dos piscinas. Y para activarse, su completo gimnasio.
No muy lejos está el gran complejo Barceló Lanzarote Active Resort. Un alojamiento que a sus 659 habitaciones une varias piscinas (una de ellas olímpica, con diez calles), un gimnasio de cerca 500 metros cuadrados con una equipación muy completa y actual, un centro ciclista profesional y un circuito para carreras que rodea todo el complejo, además de ocho bares y restaurantes y una variada catálogo de animaciones y espectáculos. Desde su inauguración se ha convertido en uno de los mejores, más completos y atractivos hoteles de Lanzarote. Además, para todo tipo de viajeros: desde parejas, familias y amigos hasta personas que viajan solas.
Para aquellos clientes que busquen un plus de exclusividad, en este mismo complejo está el hotel Barceló Lanzarote Royal Level. Un refugio de privacidad, con acceso solo para alojados, que ofrece 155 habitaciones dentro de tres categorías: Junior Suite Deluxe, Deluxe Vista Mar y Junior Suite Deluxe Vista Mar. Un establecimiento repleto de detalles de buen gusto, en el que se sublima la imagen imperante en buena parte de la isla, conservada en la mayor parte de las ocasiones gracias al empeño del propio César Manrique, el artista que marcó la estética actual y (esperemos) futura de Lanzarote en lugares como el Mirador de Haría.