León es una de las ciudades históricas más señoriales de España para pasear y visitar. Su trazado desvela el devenir de una historia marcada en monumentos románicos, góticos, renacentistas, platerescos y hasta modernistas. Siglos de arte entre calles estrechas y plazas concurridas.
En una de esas transformaciones, de capital de reino a ciudad clave en la ruta jacobea, nace el Palacio de los Guzmanes, un empeño de una familia noble leonesa muy influyente que peleó por levantar un bello complejo renacentista incluso con la muralla, incluso con el pasado.
Este conjunto se levanta muy cerca del Museo Casa de Botines, la gran obra modernista de Antonio Gaudí, y emerge como un espejo sobre el que siglos después se vuelcan los deseos de una ciudad acostumbrada al monumentalismo de sus rincones. Eso sí, no vale sólo con quedarse con su serena fachada, hay que disfrutar también de su interior.
Historia del Palacio de los Guzmanes
El Palacio de los Guzmanes empezó a construirse hacia 1560. La familia de Juan de Quiñones y Guzmán, el entonces obispo de Calahorra, encargó al maestro Rodrigo Gil de Hontañón, una nuevo complejo moderno y que representara la enorme influencia que entonces tenían los Guzmanes en el León del siglo XVI.
De hecho, el nuevo palacio tenía que erigirse sobre el antiguo edificio gótico mudéjar, propiedad de la familia. Sin embargo, el espacio que se liberó con el derrumbe no era suficiente para el diseño renacentista de forma trapezoidal y los Guzmanes tuvieron que pedir permiso a la municipalidad para poder ocupar también parte de la antigua muralla y cambiar el trazado de algunas de las calles adyacentes.
Con todos los permisos ya en regla, las obras del nuevo palacio comenzaron a remover piedras y tardaron más de seis años en levantar la fachada principal, en 1566.
El nuevo palacio surgía ante sus ciudadanos con toda la majestuosidad del Renacimiento, pero también modificando la disposición de una parte del centro de León. Y no acabaron ahí las “molestias” a los vecinos: entre 1586 y 1587, la familia consiguió hacerse con algunas de las casas próximas y las derribó para continuar con su obra y ampliar la plaza proyectada justo enfrente de la nueva villa de los Guzmanes.
En 1572, finalmente tuvieron que paralizarse parte de las obras, dejando algunas zonas sin terminar pero alojando en su interior la vida de los descendientes del obispo de Calahorra.
Sin embargo, un palacio a medias y el cruel paso del tiempo provocó su deterioro que fue en aumento durante tres siglos hasta que en 1882, la Diputación de León lo compró y lo rehabilitó.
Curiosamente, el diseño del edificio no se concluyó hasta 1977, cuando se realizó una gran ampliación de las dependencias que permitieron su uso como sede oficial de la Diputación Provincial.
El estilo arquitectónico del Palacio de los Guzmanes
El Palacio de los Guzmanes está construido en estilo renacentista, sobre planta trapezoidal que se articula en torno a un patio interior, y flanqueado por cuatro torres.
Uno de los aspectos que más destaca del complejo es su fachada, donde podemos disfrutar de una puerta del siglo XVI, escoltada por columnas jónicas y coronadas por dos estatuas de soldados que sostienen el escudo familiar de los Guzmanes.
Está dividida en tres plantas donde destaca, además de la puerta, el segundo piso con ventanas abalconadas, rematadas con frontones triangulares y semicirculares, y un balcón señorial en el centro.
Ya en el tercer piso, lo más reseñable es una galería de arcos acristalados, separados por pilastras corintias, que se elevan hasta llegar a las torres.
De su interior, también de estilo renacentista, destacan el claustro, con un decorativo pozo en el centro; el patio interior y su noble escalera. Además de las hermosas vidrieras que rodean las arcadas en la segunda planta.
Información de interés para la visita
El Palacio de los Guzmanes está abierto de miércoles a domingo. En el horario de verano (de abril a septiembre), se puede visitar de 10.30 horas a 18.15 horas y en el de invierno (de septiembre a marzo) de 11.30 horas a 17.00 horas.
Se pueden recorrer las estancias del complejo en una visita guiada, comprando el ticket hasta cinco minutos antes del inicio. El precio de las entradas varía entre los dos euros, si es una visita normal, y los tres euros si se pasea también por el salón de Plenos.
Dónde alojarse en León
León es una ciudad con una oferta muy amplia y variada de lugares donde pasar la noche, pero el centro histórico sigue siendo la zona favorita para quienes quieran sumergirse en la magia de sus callejuelas. El Barceló León Conde Luna, de cuatro estrellas, es una opción perfecta porque está situado apenas a 300 metros del Palacio de los Guzmanes y a cinco minutos a pie de la Catedral.
Además, acoge a dos de los restaurantes más emblemáticos de León: el Nimú Azotea, ubicado en la décima planta del hotel, y el Casa Mando.
Igual de cerca se encuentra el Occidental León Alfonso V, también de cuatro estrellas, y ubicado a menos de 200 metros del palacio. La arquitectura de este edificio es sorprendente gracias a la impresionante cúpula interior que se alza desde la recepción hasta la octava planta del complejo hotelero.