La Carrera de San Jerónimo, el Paseo del Prado y las calles de Atocha y de la Cruz establecen los límites de uno de los barrios más mágicos de la capital. Esta pequeña área de la ciudad albergó las residencias de personalidades tan relevantes para la literatura nacional como Lope de Vega, Quevedo o Miguel de Cervantes. Actualmente, el pavimento de las calles del barrio exhibe en letras doradas algunas de sus citas más célebres, a modo de humilde homenaje hacia aquellos insignes escritores.

En realidad, el barrio de las Letras no es un barrio propiamente dicho, al menos si interpretamos el término barrio en el sentido de una división administrativa de la ciudad. De hecho, la zona a la que aludimos cuando hablamos de barrio de las Letras se integra, administrativamente, en el barrio Cortes del distrito Centro de Madrid. Sin embargo, se trata de una denominación simbólica, e incluso cariñosa, de los madrileños a un conjunto de calles que, a su modo de entender, sí que poseen una identidad propia debido a su significación cultural e histórica.

  1. Historia del Barrio de las Letras
  2. Qué ver en el barrio de las Letras
  3. De compras por el barrio de las Letras
  4. Dónde comer en el barrio de las Letras

Historia del Barrio de las Letras

Con más de cinco siglos de historia a sus espaldas, el barrio de las Letras está tan vinculado a la literatura que también es conocido como barrio de las Musas o barrio del Parnaso. Además de Cervantes, Quevedo y Lope de Vega, por sus calles han paseado también figuras tan ilustres como Góngora, Calderón de la Barca, Jacinto Benavente, José Echegaray… Además, aquí surgieron los corrales de comedia (como los de la Cruz, la Pacheca y el Príncipe) y los primeros teatros tradicionales, como el Teatro Español y el Teatro de la Comedia.

Todo el barrio está cargado de historias y leyendas. Cada calle tiene la suya. Por ejemplo, la calle de Álvarez Gato está dedicada a un poeta y mayordomo de Isabel la Católica, aunque se la conoce como el Callejón del Gato, porque Valle-Inclán situó aquí una de las escenas de “Luces de bohemia”, donde los protagonistas se miran en unos espejos deformantes.

En la plaza del Ángel, el Palacio de los Condes de Tepa albergaba en sus bajos la Fonda de San Sebastián, debido a que su entrada miraba a la iglesia del mismo nombre. Pues bien, aquí se reunían, entre 1750 y 1850, todos los intelectuales de la época, desde Jovellanos a Campoamor, pasando por Goya, los hermanos Bécquer, Larra o Espronceda. Y aquí escribieron sus obras más célebres Moratín y José de Cadalso. Todos ellos debatían ideas y reformas para hacer progresar el país. Se podía hablar de todo menos de política y de mujeres. Por ello se la denominó “la Tertulia del Buen Gusto”.

En la actualidad, el barrio de las Letras es una de las zonas con más encanto de Madrid, ya que une a su larga historia y a su patrimonio, una gran oferta gastronómica y de ocio. Y, además, en un entorno peatonal en el que apenas hay tráfico rodado.

Qué ver en el barrio de las Letras

Plaza de Santa Ana

A menudo las plazas actúan de motores de actividad de los barrios. Es donde se desayuna al sol una mañana de domingo, donde se pasea a los perros y el lugar en el que los niños corren detrás de una pelota. La plaza de Santa Ana es sin duda el corazón del barrio de las Letras. Su nombre procede del antiguo convento de Santa Ana, residencia de las carmelitas descalzas desde el siglo XVI hasta que fue demolido en 1810. Aquí, donde en su momento estuvieron algunos de los corrales de comedias más míticos de la capital, como el del Príncipe y el de la Pacheca, encontramos hoy el Teatro Español y las esculturas de dos de los poetas y dramaturgos más grandes del país: Federico García Lorca y Pedro Calderón de la Barca.

Las Letras
Plaza de Santa Ana

Plaza de Jacinto Benavente

A escasos 200 metros hallamos la plaza de Jacinto Benavente, el autor de La Malquerida, la cual acoge también edificios de gran interés, como el Teatro Calderón o el antiguo Cine Ideal, una de las salas más antiguas de la ciudad, cuya fachada merece ser contemplada prestando especial atención a sus coloridas vidrieras.

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La Plaza de Jacinto Benavente es un lugar perfecto para tomar algo.

Calle de las Huertas

Asimismo, debemos recorrer la calle de las Huertas, una arteria que cruza en diagonal el barrio y que reúne tiendas de todo tipo, restaurantes con propuestas innovadoras y bares de los de siempre. Además, en su intersección con la calle del León se encuentra la Real Academia de la Historia, una institución que cobija un impresionante legado bibliográfico y documental, la cual curiosamente nació en 1735 como una reunión literaria entre amigos. Más tarde, Felipe V la autorizó, le concedió su protección y acabo convirtiéndose en Academia de la Historia.

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Uno de los tramos de la Calle de las Huertas

Ateneo de Madrid

A corta distancia de ella, el Ateneo de Madrid (calle del Prado, 21) aparece como otra de las instituciones con más solera del barrio, presentando una biblioteca de más de 200.000 volúmenes y un salón de actos de estilo neogriego.

Casa-Museo Lope de Vega

Ya en la calle Lope de Vega —paralela a Huertas—, se halla el convento de las Trinitarias Descalzas de San Ildefonso, donde fue enterrado Miguel de Cervantes. Y a pocos pasos, precisamente en el número 11 de la calle de Cervantes, encontramos la Casa Museo Lope de Vega, vivienda en la que residió el poeta desde 1610 hasta su muerte, en 1635.

Iglesia de San Sebastián

Otro espacio singular que no podemos pasar por alto en el barrio de las Letras es la iglesia de San Sebastián (Atocha, 39), que alberga la partida de defunción de Miguel de Cervantes y los restos mortales de Lope de Vega. También están enterrados aquí José de Espronceda, Ruiz de Alarcón y Juan de Villanueva. El antiguo templo fue construido entre 1554 y 1578 por el maestro Antonio Sillero, pero fue prácticamente destruido en 1936 por un bombardeo durante la Guerra Civil. Hasta que en 1943 Francisco Íñiguez Almech se encargó de la nueva construcción, aunque dejó la vieja torre, una de las más altas de Madrid, sin acabar. Como curiosidad, hay que decir que la mayoría de sus capillas fueron financiadas durante el siglo XVIII por arquitectos, comediantes y otros gremios profesionales

De compras por el barrio de las Letras

Más allá de los rincones de interés histórico, que sin duda proliferan entre sus calles, el barrio de las Letras concentra tiendas que nos trasladan a otra época, como la mítica Pastelería del Pozo (calle del Pozo, 8), y pequeños comercios que destacan por su originalidad. Es el caso de Kamchatka Magic Toys (calle de San Agustín, 18), una tienda especializada en juguetes ecológicos que evitan cualquier connotación sexista o violenta.

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En el Barrio de las Letras encontrarás negocios con mucha historia.

Por otro lado, un sábado cada mes se celebra el popular Mercado de las Ranas, una iniciativa de la Asociación de Comerciantes del Barrio de las Letras en la que participan más de 260 locales. Durante esta jornada, las tiendas sacan parte de su género a la calle en una atmósfera festiva. El mercado se concibe como una manera de fomentar el comercio local e incluye conciertos y actuaciones teatrales.

Dónde comer en el barrio de las Letras

Si se os ha abierto el apetito, estáis de suerte, ya que el barrio dispone de opciones gastronómicas para todos los gustos: peruanos, griegos, vietnamitas, portugueses… y, sí, también hay alternativas nacionales. Aquí va nuestra propuesta de restaurantes del barrio de las Letras:

  • Vi Cool (Calle de las Huertas, 12). Este original establecimiento, en sus orígenes dirigido por el chef catalán Sergi Arola, está protagonizando una segunda etapa, pero conserva parte de su esencia. Tiene una estética rompedora (posee un sofá extremadamente largo en el que se sientan los comensales de diferentes mesas), sin embargo, es mucho más que un ambiente armónico y emplatados bonitos. Si no nos creéis, probad sus famosas bravas. Son la prueba de que estética, innovación y sabor pueden ir de la mano.
  • Taberna Maceira (calle del Prado, 16). Para los más tradicionales, esta taberna gallega es el lugar perfecto para degustar un buen pulpo o un arroz caldoso, acompañados, como no podría ser de otra forma, de un albariño o un ribeiro.
  • Gofio (Lope de Vega, 9). Se trata de un pequeño restaurante dirigido por el chef Safe Cruz, el cual ofrece menús degustación con sabores típicamente canarios. El almogrote y las papas arrugadas se mezclan con propuestas más novedosas, como el tartar de aguacate, panceta y alioli.
  • Cervecería Alemana (Plaza de Santa Ana, 6). Es el establecimiento más célebre de la siempre animada plaza de Santa Ana. Los fundadores del local eran de origen alemán pero hoy, después de más de 100 años de historia, poco le queda de aquel tiempo. Entre los años 40 y 70 fue también un punto de reunión de toreros y representantes taurinos, a los que se sumaban pintores, escritores y otros artistas. Lola Flores, Manolo Caracol, Hemingway y Ava Gardner fueron algunos de sus clientes. Además de cerveza, sirven excelentes raciones de calamares, bacalao, tortilla española y croquetas.
  • Triciclo (Santa María, 28). Este restaurante gastronómico es un hervidero de comensales llegados de todas partes del mundo, atraídos por la magia de la cocina de este local, concebido para todo tipo de públicos, pero siempre con propuestas originales y deliciosas. Aquí puedes tomar desde cochinillo asado hasta gambas rojas o canelones de rabo de toro. Además, existe la posibilidad de elegir raciones, medias raciones e, incluso, tercios de raciones, con precios adaptados. Su carta se enriquece continuamente con platos nuevos.
  • Taberna La Dolores (Plaza de Jesús, 4). Es todo un clásico del tapeo madrileño en el barrio de las Letras. De hecho, está a punto de cumplir los 100 años. Con unos bonitos azulejos en la fachada del local y cientos de botellas de cerveza como decoración, sus especialidades son los ahumados, las anchoas y la mojama, pero su oferta gastronómica da para mucho más.

Si queréis cerrar la noche tomándoos una copa y disfrutando de jazz en vivo, no dejéis de visitar el mítico Café Central (plaza del Ángel, 10), un local que os enamorará, más si cabe, del barrio de las Letras.