La pequeña localidad del Chinchón está enclavada entre los ríos Jarama y Tajo, al sureste de la capital, y constituye, junto al monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Aranjuez, Toledo o Segovia, una de las escapadas exprés más habituales entre los madrileños. Las razones no admiten discusión: en Chichón se come muy bien, no está lejos de Madrid, dispone de un rico patrimonio y, además, ofrece la calma que a menudo cuesta alcanzar en las grandes urbes.
En efecto, sobran los motivos para visitar Chinchón. Por ello, antes de que tomes la carretera hacia el sur, te contamos cuáles son los rincones que no debes perderte de este bello municipio madrileño.
- La plaza Mayor de Chinchón
- El castillo de Chinchón
- La Torre del Reloj
- La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
- El Teatro Lope de Vega
La plaza Mayor de Chinchón
Se trata de la estampa más famosa de la villa y, posiblemente, de la primera foto que compartáis en vuestro Instagram. Esta preciosa plaza era en sus orígenes una simple explanada situada a las afueras del núcleo urbano de la población, y su espacio se empleaba para acoger mercados y ferias de ganado. Fue ya en el siglo XV cuando se empezaron a construir sus primeras edificaciones, aunque no quedó completamente cerrada hasta el siglo XVII, momento en el que definiría su característica forma ovala.
Frente a la regularidad y al diseño ordenado que apreciamos en la plaza Mayor de Madrid, la de Chinchón destaca precisamente por su aparente anarquía, pues evidencia un proceso constructivo casi espontáneo, con soportales sustentados en pies derechos y zapatas de madera pintados de verde y con 234 balcones o “claros” que no respetan la altura ni guardan simetría con sus vecinos. Sucede lo mismo con los tejados, que se van escalonando sin una planificación previa.
Los edificios que conforman la plaza Mayor de Chinchón —la mayoría de ellos con tres alturas—acogen una amplia diversidad de restaurantes que hacen de sus balconadas improvisados comedores. De igual manera, los soportales presentan tiendas que venden productos típicos de la gastronomía local, entre los que podemos encontrar diferentes especialidades de anís, ajos, chorizos y una muestra de la repostería tradicional. Los visitantes que no conozcan sus dulces más populares, posiblemente se queden pasmados al ver que en sus pastelerías se dispensan tetas de novicia y pelotas de fraile.
Por otro lado, su explanada se ha utilizado históricamente como escenario de acontecimientos populares muy diversos, o lo que es lo mismo, ha actuado como plaza mayor en la definición más barroca de dicho espacio urbano. Así pues, se ha empleado como corral de comedias y plaza de toros, acogiendo desde autos sacramentales hasta juegos de cañas. Ya en fechas más recientes, se han rodado en ella películas como Rey de Reyes, El fabuloso mundo del circo o La vuelta al mundo en 80 días.
El castillo de Chinchón
A escasos 700 metros de la plaza Mayor se encuentra otro de los atractivos del municipio: el castillo de los Condes de Chinchón (calle del Castillo s/n). Pese a su nombre —motivado evidentemente por su morfología constructiva—, en realidad, no se trata de un castillo, sino de la residencia palaciega empleada durante 200 años por los condes de Chinchón. Y es que la ausencia de mecanismos defensivos reales —aun contando con torreones, foso y un puente levadizo— es la que determina en última instancia que no sea clasificado como castillo.
Su interior no puede visitarse, pues se trata de una propiedad privada y, al mismo tiempo, se encuentra bastante deteriorado. En este sentido, conviene apuntar que sufrió importantes daños en las guerras de Sucesión e Independencia, así como modificaciones reseñables para convertirlo en fábrica de licores. Aun así, conserva parte del patio original y dependencias como el aljibe abovedado, las caballerizas y una sección de la galería subterránea.
En cualquier caso, lo que realmente merece la pena es disfrutar de su portada, la cual posee claras influencias del Renacimiento italiano y está presidida por el escudo de Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla, III conde de Chinchón, y las estupendas panorámicas que ofrece del núcleo urbano.
La Torre del Reloj
Aunque su esbelta estructura se distingue desde la plaza Mayor, sobresaliendo tras los tejados, merece la pena pasear hasta ella para contemplarla in situ. En realidad, es el único vestigio que se ha preservado de la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, que fue destruida por los franceses en 1808. Llama la atención por su curiosa combinación de recursos constructivos, pasando de un primer cuerpo de mampostería a una franja de sillería, para ser rematada, finalmente, en ladrillo.
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
Un dicho popular asegura que Chinchón “tiene una torre sin iglesia y una iglesia sin torre”. Sin duda, es una definición concisa y certera de la localidad. El templo sin torre es la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en cuyo altar mayor se puede contemplar un lienzo de Francisco de Goya y Lucientes, que, según dicen, fue regalado por el pintor zaragozano a la parroquia, después de que la misma fuera incendiada durante la Guerra de Independencia. El hecho de que el hermano de Francisco de Goya fuera el capellán de la parroquia influiría de forma decisiva en este generoso obsequio.
El Teatro Lope de Vega
Precisamente entre la Torre del Reloj y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción encontramos un teatro de gran relevancia para el municipio, pues en él empezó a cuajarse la vocación de una de las personalidades más relevantes que han nacido en Chinchón: el actor José Sacristán. El ganador de un Goya y de dos Conchas de Plata asegura que fue en este recinto donde disfrutó por primera vez del cine. Hoy, de hecho, Sacristán apadrina el certamen de teatro de la localidad. Dentro del edificio, vale la pena detenerse en la pintura que orna su telón, una obra de Luis Muriel que muestra una vista bellísima del centro urbano del municipio.
¿No te parece que Chinchón es el lugar ideal para una escapada relámpago desde la capital?