El tapeo y La Latina son dos términos prácticamente sinónimos. De hecho, el barrio ha dado origen a una palabra que define al hecho de salir a tomar el aperitivo a mediodía de los fines de semana, sin saber nunca a qué hora precisa se volverá a casa: latinear. Una tradición que tiene su origen en los domingos de Rastro, el mercado semanal que se instala entre las zonas de La Latina y Lavapiés.
Hoy al latineo se apuntan tanto los madrileños como quienes vienen de visita a la ciudad. Pese a que no se trate de un barrio muy extenso, lo cierto es que aquí hay sitio para todos siempre que se venga con buen ánimo y mentalidad abierta.
- La gastronomía de La Latina
- Juana la Loca
- Casa Gerardo
- Taberna Almería
- Mezcaloteca Corazón de Agave
- MajareTa
- Almendro 13
- La Paloma
- Los Caracoles
- La Taberna Errante
- La Bobia
- La Cabra en el Tejado
La gastronomía de La Latina
El tapeo en La Latina ha evolucionado mucho en la última década. Así, de las tradicionales patatas bravas y las gambas a la plancha o los caracoles, se ha pasado en los nuevos locales a tapas con conceptos más cerca de la alta cocina y de la vanguardia que la tradición.
Por supuesto sobreviven algunos locales clásicos (como La Paloma, Casa Gerardo o Los Caracoles), pero en los últimos tiempos triunfa, sobre todo, la fusión con sabores llegados, incluso, de más allá de los océanos. No es mala idea comenzar con alguna tapa “de las de siempre” (croquetas, torreznos, tortilla de patatas, calamares fritos, ensaladilla, anchoas o boquerones en vinagre), para terminar probando las gringas de la Mezcaloteca o uno de los huevos confitados trufados de Juana la Loca.
Te mostramos a continuación algunos de los locales de La latina en los que el tapeo se convierte en una de las experiencias más satisfactorias que vivir en Madrid.
Juana la Loca
Desde principios del actual siglo llevan seduciendo en este local con sus tapas y con un ambiente de auténtica taberna, informal y muy agradable. Aquí se viene a probar su mítica tortilla de patata y, de paso, creaciones tan convincentes como el huevo confitado con trufa, los huevos estrellados también con trufa o el sándwich de atún.
Plaza Puerta de Moros, 4.
Casa Gerardo
Esta fue una antigua bodega de las de venta de vino a granel. De hecho, sigue conservando las antiguas tinajas, aunque ahora su oferta de vinos (en botella o por copas) es bastante más selecta. Con ellos se riega cualquiera de sus inabarcables variedades de quesos nacionales, su cecina de León o alguno de sus muchos encurtidos y marinados. Tienen también una completa selección de tostas.
Calatrava, 21.
Taberna Almería
Lo andaluz tiene en Madrid y, sobre todo, en el Centro, un gran predicamento. Lo demuestra este clásico del tapeo en La Latina, donde la cerveza se tira con especial maestría. A cada caña la acompaña siempre una tapa (gratis), que nunca se repite. Triunfan las tostas (andaluzas y nacionales), las tablas de embutidos y quesos, los pinchos de tortilla de patata y la sobrasada con miel.
Aguas, 9.
Mezcaloteca Corazón de Agave
Es cierto que a este local se viene a disfrutar fundamentalmente del tequila y de otros destilados y bebidas realizados a partir del agave azul. Pero con esa bebida también se pueden tomar algunos platillos representativos de la cocina mexicana. Es el caso de gringas, tacos, chilaquiles, flautas y tamalitos. Una experiencia instructiva como pocas alrededor del mundo del tequila, servida con una gran profesionalidad.
Humilladero, 28.
MajareTa
En este local, entre reinterpretaciones muy actuales de clásicos de la pintura universal, se pueden degustar tapas de siempre con un cierto punto de sofisticación. Por ejemplo, las croquetas pueden ser de boletus o jamón ibérico, las albóndigas se bañan con miel y mostaza, la ensaladilla rusa lleva salmón y las ensaladas vegetales siempre se acompañan de alguna sorprendente proteína, como el pollo escabechado.
Almendro, 18.
Almendro 13
Clásico entre los clásicos del barrio, sigue estando abarrotado de una clientela fiel que viene aquí a disfrutar de su ambiente tabernario andaluz, por el que corren ríos de cerveza. Para acompañar el trago el salmorejo cordobés se da la mano con raciones de chacinas y quesos. Pero los santo y seña de la casa son sus huevos rotos, las tortitas de camarones y, sobre todo, las roscas, rellenas de los manjares más diversos.
Almendro, 13.
La Paloma
Esta marisquería no tiene mesas, solo hay una barra que se adentra hasta el fondo del local. Una vez hecha la advertencia, no queda más que disfrutar de la calidad del producto que se sirve en este bar “de toda la vida”, situado en plena calle de Toledo. Reinan las gambas y langostinos a la plancha, ideales para tomar con las cañas de cerveza mejor tiradas de la zona. Pero también son excelentes cigalas, nécoras, mejillones, ostras, boquerones en vinagre y las anchoas.
Toledo, 85.
Los Caracoles
Muy próximo a la Puerta de Toledo, el símbolo arquitectónico histórico del barrio, este bar es otro de los clásicos de la zona. Un lugar al que se viene a disfrutar de sus suculentos caracoles en salsa, pero también de ñas raciones de mejillones, chipirones en salsa, berberechos, mojama y huevas de maruca y las navajas. También de sus montaditos y, por supuesto, de unas cañas de cerveza siempre bien tirada.
Toledo, 106.
La Taberna Errante
Las tapas má s típicas, como la ensaladilla rusa o los callos de la tía Pepa, permanecen en una carta que hace numerosos guiños a la nueva cocina y a influencias transoceánicas. Por ejemplo, los rollitos crujientes de ají de pollo, las setas shitake salteadas con crema de patata trufada, el carpaccio de panceta asada o el tiradito de corvina con vinagreta de pimentón. Tan apetecible como esos platos es el desenfadado ambiente que se respira en este local.
Carrera de San Francisco, 8.
La Bobia
Se definen como una neotaberna, aunque lo cierto es que, desde hace tiempo se lo puede considerar como una de las principales referencias gastronómicas del barrio. Tanto su terraza como el interior suele estar atestado de comensales que buscan la auténtica nueva cocina asturiana. Entre sus platos destacan los tortos de maíz con huevos fritos, las patatinas al cabrales, el surtido de croquetas y la tabla de quesos asturianos. Todos ellos, ideales para compartir. Y si apetece comer de forma más contundente, no hay duda: los cachopos.
San Millán, 3.
La Cabra en el tejado
Este es uno de los epicentros del tapeo latinero para hipsters, millennials y representantes de la modernidad en general. Un local casi siempre abarrotado en el que, cuando al fin se encuentra mesa, espera una experiencia culinaria poco convencional: platos magrebíes (como hummus, falafel y mezze), crêpes, quiches, pollo tikka masala y postres caseros son buena muestra de ello.
Santa Ana, 29.