Al noroeste de la ciudad de Madrid, en la zona de Ciudad Universitaria, se sitúa el parque Dehesa de la Villa, una de las grandes áreas verdes de la capital. Este pulmón de grandes dimensiones brinda a los barrios limítrofes un espacio idóneo para desconectar, olvidar el entorno urbano y disfrutar de un parque asilvestrado. Sus bosquecillos, sendas poco transitadas, miradores, zonas ajardinadas, sendas botánicas… hay decenas de lugares donde refugiarse o hacer deporte. En su perímetro se localizan algunas rutas y paseos de gran interés como el Paseo de Andrés Bello, el Paseo del Canalillo y la Senda Real GR-124.
Por su equipamiento, Dehesa de la Villa también es un lugar idóneo para ir en familia, sentarse a merendar en alguna de sus mesas y bancos, y pasar un buen rato en las zonas infantiles. Los más deportistas también encontrarán equipamiento público que les permitirá realizar ejercicio. Sin duda, este parque que es accesible en casi todos sus recorridos, es una invitación a disfrutar de la naturaleza sin tener que salir de la ciudad.
- Origen y evolución de la Dehesa de la Villa
- Qué ver en la Dehesa de la Villa
- Dónde comer cerca de la Dehesa de la Villa
- Dónde dormir cerca de la Dehesa de la Villa
Si deseas llegar en transporte público a la Dehesa de la Villa puedes hacerlo en metro, en autobús o en bicicleta. Las estaciones de metro más cercanas son Francos Rodríguez y Valdezarza, ambas en la línea 7. Y los autobuses que te pueden ser útiles son: 44, 64, 82, 126, 127 y 132.
Origen y evolución de la Dehesa de la Villa
La historia del Parque Dehesa de la Villa se comienza a gestar, según algunos documentos del Archivo de la Villa de Madrid de 1434, en el año 1152 cuando el rey Alfonso VII dona a la Villa de Madrid unos terrenos como agradecimiento por su fidelidad. En aquel momento esa zona se denominaba Monte de Amaniel y ocupaba unas 900 hectáreas. Desde ese momento hasta la actualidad el terreno ha tenido distintos usos según las necesidades del momento, y también se ha ido reduciendo debido a la cesión para construir varias instalaciones.
Si a finales del siglo XV los pastos de la “Dehesa de Amaniel” se acotan para el uso del ganado que se consumiría en Madrid, dos siglos después se instalan allí sistemas hidráulicos y depósitos para llevar agua a las fuentes de la capital, y en 1927 se cede una parte para la construcción de Ciudad Universitaria. Tampoco se puede obviar que la Dehesa de la Villa también fue uno de los desafortunados escenarios de la guerra civil, y allí se instalaron trincheras y fortines.
Dejando atrás el pasado y centrándonos en su última etapa, se puede decir que desde 1998 –con la reincorporación del cerro de las Balas o de los Locos– se comienza a gestar el Parque de la Dehesa de la Villa que conocemos hoy día. Este parque de 703.800 m2 se concibió como una zona verde con árboles, zonas ajardinadas, espacios para niños, circuitos para gimnasia, y miradores.
Qué ver en la Dehesa de la Villa
La Dehesa de la Villa es uno de los grandes pulmones de Madrid, un espacio donde pasear, hacer deporte o disfrutar de la flora del lugar. Con poco que te fijes verás almendros, acacias, chopos, fresnos y olmos. Entre los arbustos también hay abundantes retamas, jaras, romeros e, incluso, zarzamoras. Los aficionados a las aves pasarán un buen rato porque los expertos han llegado a contar hasta 70 especies distintas.
Paseo del Canalillo
El tamaño del Parque Dehesa de la Villa consigue que cada cual elija qué senda seguir o la distancia que desea recorrer sin coincidir con tumultos. Una de las opciones más habituales es el Paseo del Canalillo, que recibe este nombre porque fue realizado sobre una acequia que se empleaba para regar y también para llevar el agua, a finales del siglo XIX, desde el Canal de Isabel II hasta el Palacio de La Moncloa. El camino cruza el parque de norte a sur, discurre por un bosque de pinos y lleva hasta el mejor mirador de la Dehesa de la Villa, el situado en el Cerro de los Locos, también conocido como el mirador de la antigua carretera.
Antigua carretera
Aquellos que han circulado por la Antigua Carretera les será difícil olvidar por sus cerradas curvas, poco habituales en un lugar casi urbano. Como curiosidad te diremos que incluso a mediado del siglo XX fue el escenario de campeonatos deportivos como la ‘Subida a la Dehesa de la Villa para coches y motos’. Ya no es posible recorrerla en coche porque se cerró al tráfico rodado en 2004 pero sí en bicicleta ya que se cambió el asfalto por un carril bici y una senda con árboles.
Paseo de Andrés Bello
Este paseo que lleva hasta la escultura de Andrés Bello, un importante intelectual de América Latina, es una invitación a la observación botánica; al descanso, ya que cuenta con mesas y bancos; y a ejercitarse en sus zonas de rehabilitación. Si te gusta la botánica aquí encontrarás cerca de la Avenida de Trajano algunos almendros que cuando florecen en torno a febrero o marzo regalan un bonito espectáculo. También se puede ver, cerca del campo de petanca, un pino piñonero de una gran dimensión.
Senda Real GR-124
Aunque las sendas que cruzan la Dehesa de la Villa son muchas, hay una que destaca entre todas y que lleva el apellido de “Real”. La Senda Real GR-124 tiene su origen en el siglo XV, cuando Enrique III decidió construir un pabellón de caza en un bosque de encinas de El Pardo. Pasado algún tiempo se creó un camino directo para unir el pabellón y el antiguo Alcázar de Madrid. El trayecto completo de la Senda Real comienza en la Sierra de Guadarrama, pasa por el monte de El Pardo, Tres Cantos, y Colmenar Viejo antes de terminar en Manzanares el Real. Un ramal de este GR-124 es el que cruza la Dehesa de la Villa. Si lo sigues te llevará hasta un mirador que ofrece bonitas vistas de la Sierra de Guadarrama, a la fuente de la Tomasa, y a la Senda Botánica.
Dónde comer cerca de la Dehesa de la Villa
En el entorno de la Dehesa de la Villa encontrarás desde bares de menú del día hasta restaurantes donde comer con mesa y mantel. Algunos de los más recomendables y cercanos son el restaurante Bistrot Saconia (Antonio Machado, 45), a 10 minutos del parque, que sirve cocina casera con una excelente materia prima. Carnes, mariscos o pescados, pidas lo que pidas acertarás. Es recomendable reservar porque no es muy grande. Otra opción es el restaurante La Dehesa de Francos Rodríguez (Avenida Pablo Iglesias, 94) especializado en cocina española con ricos arroces, fabadas, pescados, solomillos y cachopos. Un sitio perfecto para darse un homenaje. Por último, también a unos 10 minutos a pie, se encuentra Ondiñas do Mendo (Villaamil, 4), un bar gallego perfecto para comer de tapas en un ambiente distendido y con buena relación calidad-precio.
Dónde dormir cerca de la Dehesa de la Villa
Un hotel perfecto donde alojarse en unas vacaciones en Madrid y que está bien comunicado con el parque de la Dehesa de la Villa es el Barceló Imagine. Este cuatro estrellas de carácter urbano e interiorismo moderno se sitúa en la zona de Plaza de Castilla. Sus habitaciones pertenecen a la categoría B-rooms por lo que ofrecen un extra de confort. El resto de instalaciones son el complemento perfecto: piscina, gimnasio, sauna, restaurante, y un ski lounge en la azotea donde tomar algo al atardecer. No se puede pedir más.