Visitar una ciudad tan grande y frenética como Madrid es una experiencia inolvidable, pero también agotadora. Por eso, muchos de sus visitantes eligen aprovechar parte de sus días en la capital de España para realizar una escapada a alguno de los múltiples destinos que, a menos de una hora y media en coche de la urbe, aseguran una experiencia encantadora, placentera y relajante. Desde conocer ciudades y monumentos históricos a realizar ski acuático, comer cochinillo asado o irse de casa rural a una aldea medieval. ¡Toma nota!
- Monasterio de El Escorial
- La Granja de San Ildefonso
- Segovia
- Toledo
- Pantano de San Juan
- Sierra de Guadarrama
- Patones de arriba
Monasterio de El Escorial, una tumba de reyes al pie de las montañas
Comenzamos con un lugar imprescindible: 62 kilómetros al noroeste de Madrid, al pie de la sierra de Guadarrama, se levanta un monumental edificio visible desde varios kilómetros a la redonda. Es el Monasterio de El Escorial, construido entre 1563 y 1584 por orden de Felipe II, panteón de reyes y centro de poder del vasto Imperio español en el que “no se ponía el sol”. Considerado como la octava maravilla del mundo en el siglo XVI y hoy Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en su Panteón de Reyes están enterrados casi todos los monarcas españoles posteriores a Carlos I. Tampoco podemos dejar de ver el Patio de Reyes, la Basílica, la Biblioteca, el Panteón de Infantes, los Palacios, las Salas capitulares y el Jardín de los Frailes. Además de este monumento, el bello pueblecito de San Lorenzo de El Escorial es ideal para pasear, y en el cercano bosque de La Herreruela encontramos la Silla de Felipe II, desde donde se dice que el rey vigilaba las obras del monasterio.
La Granja de San Ildefonso, el ‘Versalles’ segoviano
A ochenta kilómetros al noroeste de Madrid, ya en la provincia de Segovia, el Real Sitio de la Granja de San Ildefonso sobrevive como un símbolo del esplendor pasado de la monarquía borbónica en el siglo XVIII. Felipe V, primer rey Borbón, mandó construir aquí este palacio de recreo de estilo rococó y sus espectaculares jardines, con estatuas y fuentes que han llevado a muchos a denominar La Granja como el “Versalles español”. En nuestro recorrido no puede faltar una visita a la Real Fábrica de Cristales de la Granja, en activo con técnicas artesanales desde el siglo XVIII, y un buen almuerzo a base de la especialidad: los judiones de La Granja.
Segovia, mucho más que un acueducto romano
A solo 95 kilómetros al noroeste de la capital, tenemos la oportunidad de conocer una ciudad cuyo casco antiguo de traza medieval es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1985. Segovia, que mantiene ese espíritu de plaza castellana tradicional, es una joya histórico-artística donde no podemos perdernos su espectacular acueducto romano del siglo II d. C., uno de los mejor conservados en el mundo, ni su espectacular Alcázar de origen medieval, cuya forma se asemeja a la proa de un barco. También es obligatorio visitar su catedral gótica, en la Plaza Mayor, callejear por la antigua judería, descubrir la preciosa plaza medieval de San Martín y, por supuesto, comer cochinillo en Mesón Cándido, un histórico restaurante de 1905 a la sombra del acueducto.
Toledo, la ciudad de las tres culturas
La ciudad de las tres culturas nos espera a tan solo una hora en coche al suroeste de Madrid. Así conocida por ser espacio de convivencia de cristianos, judíos y musulmanes durante siglos, la que fue sede de la corte de Carlos I y antigua capital visigoda rezuma historia en cada rincón. Toledo, asentada junto al río Tajo, es una ciudad de traza medieval donde es obligatorio visitar la Plaza de Zocodover, tradicional plaza del mercado, la Plaza del Ayuntamiento, donde se alza el Palacio Arzobispal, y su famosa Catedral gótica, levantada sobre una mezquita donde antes, a su vez, hubo un templo visigodo. También destacan templos de otros cultos como la interesante Mezquita del Cristo de la Luz, del siglo X, pero reconvertida en iglesia en el siglo XII, o las sinagogas del Tránsito y Santa María la Blanca, esta última con aspecto de mezquita. Por supuesto, tampoco podemos dejar de ver El entierro del Conde de Orgaz, la obra maestra de El Greco que se encuentra en la iglesia de Santo Tomé, ni perdernos el bello claustro del Monasterio de San Juan de los Reyes, del siglo XV. La manera perfecta de terminar nuestra escapada consiste en subir a los miradores del río Tajo para contemplar la ciudad milenaria al atardecer.
Pantano de San Juan, la playa de Madrid
Pese a lo que diga la canción, en Madrid sí hay playa: a solo 75 kilómetros al oeste de la capital, el enorme Pantano de San Juan, de 650 hectáreas de superficie, ofrece una refrescante alternativa a los madrileños que no pueden irse de vacaciones a la costa en verano. Rodeado de bellos pinares ideales para realizar rutas de senderismo, el embalse es el único de la Comunidad de Madrid que permite el baño y los deportes acuáticos a motor. Por ello, tiene un Puerto deportivo donde podemos realizar diversas actividades como piragüismo, windsurf, esquí acuático, pádel surf, o simplemente contratar un relajante paseo en barco por el pantano. Sus restaurantes, chiringuitos y calas de arena blanca nos harán sentir como si estuviéramos en el mar.
Sierra de Guadarrama
Para quienes prefieran la montaña, la mejor opción es organizar una escapada a Navacerrada o Cercedilla, dos bellos pueblecitos al noroeste de Madrid que son inmejorables puntos de partida para realizar senderismo por la Sierra de Guadarrama y acometer excursiones clásicas como las de Siete Picos, la Maliciosa, Peñalara o la Bola del Mundo. En invierno, Navacerrada se llena de esquiadores que aprovechan cada metro cuadrado de nieve en las pistas del Puerto de Navacerrada y Valdesquí. Pero la zona es atractiva durante todo el año: en verano la temperatura media se mantiene fresca, y ambos pueblos se caracterizan por una intensa vida cultural con conciertos, obras de teatro, exposiciones y cines de verano al aire libre. Además, los amantes del buen comer apreciarán sus restaurantes y mesones tradicionales en los que la estrella es, sin duda, el chuletón de carne de ternera de la Sierra de Guadarrama.
Patones de arriba
Pocos sitios con más encanto para una escapada a una casa rural que Patones, un pueblecito a 60 kilómetros al norte de Madrid, ideal para escapar del ajetreado asfalto de la capital, cuya población se reparte entre Patones de Abajo y Patones de Arriba. Desde la parte baja, más tranquila y reciente, se asciende a la peculiar Patones de Arriba, una aldea situada en lo alto de una colina que es referente de la llamada arquitectura negra de casas rurales construidas con pizarra, una roca muy común en la región. Sus sinuosas callejuelas están llenas de rincones encantadores, tabernas, tiendas ecológicas y de artesanía, y talleres de diversos trabajos manuales llevados por urbanitas bohemios que un día decidieron dejar la ciudad para siempre. En los alrededores encontramos otros lugares interesantes como la presa del siglo XIX en desuso del Pontón de la Oliva o la Cueva del Reguerillo.