­El monasterio de San Lorenzo del Escorial está considerado como una de las octavas maravillas del Mundo Antiguo y no le faltan razones para ello. Este tipo de visitas monumentales exigen preparación previa para poder entenderlas y disfrutarlas en toda su magnitud. También requieren de tiempo, por lo que reserva una jornada para verlo en condiciones y luego aprovecha para pasear por los alrededores o comer por la zona, que tiene buenos restaurantes. La distancia de El Escorial a Madrid es de algo más de 50 km, pero debes calcular una hora para llegar si vas por carretera.

  1. ¿Por qué se construyó El Escorial?
  2. El monasterio del Escorial: la gran obra de Felipe II
  3. Qué ver en el monasterio de El Escorial
  4. Qué puedes ver en el pueblo de El Escorial
  5. Dónde comer en El Escorial
  6. Dónde dormir en El Escorial

¿Por qué se construyó El Escorial?

Este monasterio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, fue mandado construir por el rey Felipe II a mediados del siglo XVI como mausoleo real para sus padres, Carlos I e Isabel de Portugal. Con su nombre, San Lorenzo de El Escorial, se quiso conmemorar la victoria en la batalla de San Quintín contra los franceses que se produjo el 10 de agosto, día de la onomástica del santo, en 1557. Esta gran construcción, que se llevó a cabo entre 1562 y 1584 (aunque la iglesia no se consagró hasta 1595), se la debemos a Juan de Herrera y a Juan Bautista de Toledo. Ambos velaron porque se cumpliese el deseo del rey en cuanto a la simpleza de líneas. De hecho, en su planta se debía buscar semejanzas con una parrilla, haciendo alusión al martirio del santo que fue quemado.

San Lorenzo nació como un monasterio de la orden de San Jerónimo ya que la pretensión era que los monjes rezasen por la salvación de los reyes allí enterrados de forma ininterrumpida. También se proyectó un palacio suficientemente digno para alojar a un monarca y a su séquito. En resumen, el complejo debía tener una basílica, un palacio real, un monasterio, un seminario y una biblioteca. De este modo se convertía en un lugar perfecto de retiro, meditación, estudio y oración.

Monasterio de El Escorial
Monasterio de El Escorial

El monasterio del Escorial: la gran obra de Felipe II

Felipe II, muy involucrado en el proyecto, supervisó todo el proceso aunque lo había dejado en buenas manos. Juan Bautista de Toledo ya había trabajado en San Pedro del Vaticano como ayudante de Miguel Ángel y, tras su muerte, continuó la obra de Juan de Herrera, que tuvo un papel decisivo en su aspecto definitivo. De hecho, a su estilo se le conoce como “herreriano”. La síntesis arquitectónica y decorativa de El Escorial es una mezcla de formas artísticas, españolas y flamencas. Se dice que es el monumento que mejor resume las aspiraciones culturales del Siglo de Oro español.

Al rey le gustaba pasar largas temporadas en su palacio, solía permanecer desde Semana Santa hasta bien entrado el otoño. A sus sucesores también les gustaba estar allí, sobre todo en noviembre. De hecho, fue idea de Felipe V el permanecer en este lugar los últimos meses del año. Una norma que cumplieron los demás Borbones hasta Isabel II.

Este gran complejo, situado en las estribaciones de Guadarrama, quedaba un tanto aislado, así que Carlos III ideó crear una población cortesana alrededor que le encargó a Juan de Villanueva. Este arquitecto, con una formación clasicista italiana, proyectó la Casa de los Infantes y la de Ministro de Estado. Alrededor del monasterio se crearon los jardines y la lonja, una amplia explanada de losas que precede a la entrada.

Qué ver en el monasterio de El Escorial

Tras esta sucinta introducción histórica nos ceñiremos a este impresionante edificio, un paralelogramo de granito de 207 x 161 metros de planta con cuatro torres en las esquinas. Sus cifras son sorprendentes: tiene 15 claustros, 16 patios, 1.200 puertas, 300 celdas monacales y 2.600 ventanas. Algunos de los espacios que no deben faltar en tu visita son:

La Basílica

Sobresale del conjunto porque posee una altura mayor, tiene planta de cruz griega y sus cúpulas fueron decoradas con frescos de Luca Giordano. Fíjate en la escultura de Cristo crucificada realizada por Benvenuto Cellini en mármol de Carrara.

La Biblioteca Real

El carácter intelectual de Felipe II quedó patente en la creación de este espacio que tiene más de 4.000 manuscritos y 40.000 libros. Por desgracia, un incendio arrasó parte de sus fondos en 1671. Juan de Herrera se encargó de embellecer esta sala con una bóveda de cañón pintada por Pellegrino Tibaldi donde se pueden ver figuras femeninas que representan las siete artes liberales.

Los Panteones

El monasterio cuenta con dos mausoleos, el de los Reyes y el de los Infantes. El primero, situado bajo el altar mayor de la Basílica, muestra una gran magnificencia con sus muros cubiertos de mármol, bronce y jaspe. En su estilo se perciben influencias de la capilla florentina de los Medici. En el otro conjunto, el de los Infantes, destaca el mausoleo destinado a los infantes niños.

Casa del Rey

Los aposentos privados de Felipe II eran muy modestos, con suelo de terracota y paredes encaladas, como podrás comprobar en la visita. Allí se muestra la silla con la que fue trasladado, ya que estaba aquejado de gota, en su último viaje.

Sala de Batallas

Una magnífica galería ornamentada con bellos frescos de artistas italianos que representan las contiendas ganadas por el ejército español.

Los palacios

Tanto el palacio de los Austrias como el de los Borbones son imprescindibles en la visita. En el primero, bastante sobrio, destaca su Salón de Embajadores y el Salón del Trono. Sin embargo, el de los Borbones ofrece una imagen barroca donde no faltan tapices, sedas, porcelanas y una rica decoración dorada.

Otras estancias que también merece la pena conocer son el Museo de la Arquitectura, el Museo de la Pintura, el Patio de los Reyes, que ofrece las mejores vistas de la basílica, y las Salas Capitulares, de cuyas paredes cuelgan importantes obras de arte.

Una vez finalizada la visita puedes optar por dar un paseo a través de La Herrería hasta la Silla de Felipe II. Se trata de un asiento tallado en la roca desde donde cuentan que el monarca seguía el transcurso de las obras. Es un paseo muy agradable y desde ese mirador se obtiene una hermosa panorámica del monasterio y del pueblo.

Qué puedes ver en el pueblo de El Escorial

Antes de saber qué puedes ver en El Escorial, conviene aclarar que, pese a pertenecer a la misma entidad municipal, no es lo mismo esta localidad que San Lorenzo. Así, en la primera está el propio monasterio-palacio, mientras que la segunda corresponde a la zona en que empezó a edificar la Corte a partir del siglo XVII, donde estaban sus residencias. San Lorenzo se segregó administrativamente de El Escorial a finales del siglo XVIII por orden del rey Carlos III.

Entre los monumentos y lugares de interés en El Escorial están:

La Casita del Príncipe

Es un palacete de recreo de estilo neoclásico (siglo XVIII), firmado por Juan de Villanueva, el arquitecto del Museo del Prado. Lo hizo por encargo de Carlos IV cuando aún era el heredero al trono del país. La construcción está rodeada de un espeso arbolado.

Iglesia de San Bernabé

Se construyó por orden de Felipe II a finales del siglo XVI y muestra un claro estilo herreriano, en consonancia con todo el conjunto monumental escurialense. En el interior destaca el gran lienzo dedicado al santo, obra de Juan Gómez, que ocupa buena parte del retablo del altar mayor.

Monasterio de Prestado

Se trata del complejo monacal que prestó sus monjes a San Lorenzo de El Escorial y que fue la residencia del rey Felipe II durante buena parte del tiempo de construcción del monumento. Se encuentra en el centro de la localidad.

La Casa Miñana

Es la primera de las residencias construidas en ell barrio neomudéjar, que comenzó a ejecutarse a finales del siglo XIX. En la actualidad aquí está el Centro de Exposiciones Castilla.

La Fresneda

Este antiguo complejo residencial, a las afueras del municipio y completamente rodeado de naturaleza, fue una adquisición de Felipe II como lugar de recreo para parte de su Corte y de los religiosos del monasterio. También se lo conoce como La Granjilla y en el entorno hay numerosos árboles frutales, además de varios estanques que, en su momento, se usaron para la pesca y la “navegación” de pequeñas embarcaciones.

Bosque de La Herrería

Este gran espacio arbolado es el principal motivo por el que Felipe II decidió instalar aquí su megalómano proyecto monumental. Por su autenticidad e importancia desde el punto de vista natural, este bosque forma parte de la Red Natura 2000 y está considerado como ZEPA, Zona de Especial Protección para las Aves.

Dónde comer en El Escorial

De entre la amplia oferta culinaria del municipio de San Lorenzo de El Escorial, seleccionamos algunos de sus restaurantes más reconocidos y populares. Estos son:

  • Montia (Juan de Austria, 7): con una estrella Michelin y dos soles Repsol, este restaurante ha puesto a El Escorial en el mapa de la alta cocina del país. Detrás de los fogones, el chef Daniel Ochoa propone una cocina de temporada con grandes genialidades, presentada en dos menús degustación diferentes.
  • Charolés Floridablanca, 24): este local es, desde hace décadas, un referente del buen cocido madrileño. De hecho, son muchos los que peregrinan hasta esta localidad simplemente para darse el homenaje en su comedor con aires rústicos tradicionales.
  • Paco Pastel (Plaza de la Constitución, 10): es una marca legendaria, no solo en San Lorenzo del Escorial, sino en toda la región, por sus irresistibles creaciones en materia de confitería. Además, a diario sirven uno de los menús tradicionales más suculentos de la localidad, a un precio de 16,50 euros.
  • Cava Alta (Rey, 41): es el restaurante ideal para disfrutar de la cocina clásica española y castellana, con ciertos aires de sofisticación y creatividad, servida en un agradable comedor de mesas vestidas con impolutos manteles de lino.
  • Vesta Taberna (Xavier Cabello Lapiedra, 2): en este pequeño local vas a disfrutar de una cocina a base de producto local, con altas dosis de honestidad y con sabores intensos. También exquisiteces de otros lugares, como las ostras, la sardina ahumada, los mejillones a la marinera, el sándwich de cecina, la merluza confitada con crema agria. Y, por supuesto, el entrecot de carne de Ávila.