Hay lugares que dejan de ser meros espacios físicos para devenir en iconos. La Gran Vía, construida por tramos entre 1910 y 1929, es ya un símbolo viviente de Madrid, la arteria en la que, de día o de noche, mejor se siente el pulso de la capital de España. Sus 1.360 metros de longitud, custodiados por las siluetas emblemáticas de edificios como el Metrópolis o el Carrión, guardan un siglo de sueños y memoria madrileña. Por sus aceras, ahora más anchas, han caminado estrellas de cine, aristócratas, mendigos, ciudadanos de a pie y, cómo no, su famosa pareja de heavies, abonados a la calle desde hace dos décadas. El Broadway madrileño, hoy con menos teatros y cines y más tiendas de grandes marcas, ha recibido varios nombres oficiales y extraoficiales que reflejan el convulso siglo XX español: Avenida de Rusia, Avenida de los obuses, Avenida de José Antonio… Para los madrileños, en cambio, siempre fue la Gran Vía; su nombre oficial desde 1981.

 

  1. Breve historia de Gran Vía: una calle centenaria
  2. Teatros, cines, casinos: el ´Broadway´ madrileño
  3. De la Gran Vía al cielo: edificios emblemáticos
  4. De compras en Gran Vía: un centro comercial a cielo abierto
  5. Una nueva Gran Vía… con menos coches

Breve historia de Gran Vía: una calle centenaria

Si Madrid es en el fondo un “poblachón manchego”, tal como lo calificó el escritor costumbrista Mesonero Romanos en el siglo XIX, la Gran Vía vino a darle glamour a aquel entramado de callejuelas populares. Aunque ya desde mediados de aquel siglo fue cobrando fuerza la idea de una avenida que comunicara el centro y el noroeste de la ciudad, descongestionando así la Puerta del Sol, el primer proyecto no se aprobó hasta 1868. El plan del arquitecto Carlos Velasco causó entonces tal revuelo que ese mismo año se estrenó una zarzuela llamada La Gran Vía, convirtiendo quizá a la calle madrileña en la primera a la que se dedica una obra antes de existir.

 

 

Debido a la muerte de Velasco, el proyecto que finalmente prosperó fue el de los arquitectos López Sallaberry y Octavio Palacios, muy similar al anterior, si bien las obras no comenzarían hasta 1910 debido a los problemas derivados de la oposición de vecinos y comerciantes. El 4 de abril de aquel año, el rey Alfonso XIII dio el primer golpe de piqueta contra la Casa del cura, en la calle Alcalá, inaugurando unas obras que se prolongarían durante dos décadas y requerirían el derribo de 312 casas y más de una decena de antiguas callejuelas. Los trabajos del tercer tramo, que conecta la plaza de Callao con la plaza de España, terminarían en 1929.

Comenzó así la historia de la calle por la que se colaron en Madrid la modernidad y la cultura de masas. Aquí se inauguraron los Madrid-París, primeros grandes almacenes de la ciudad, se instalaron grandes compañías de seguros para la pujante clase media, proliferaron escaparates de lujo, grandes salas de cine y cafés…La ajetreada vida cotidiana de la Gran Vía siempre reflejó la sociedad de su época. Si durante la Guerra Civil sufrió los bombardeos de la aviación franquista –de ahí el sobrenombre popular de ‘Avenida de los obuses’-, el auge del turismo en los años 50 llenó la calle de hoteles y salas de fiesta. También absorbió la creciente influencia de la cultura pop estadounidense, notable en cafeterías a la americana como Nebraska, o, ya en los años 80, en la mítica tienda de discos Madrid Rock; ambas desaparecidas hoy.

Vistas de la Gran Vía de noche
Vistas de la Gran Vía de noche

Teatros, cines, casinos: el ´Broadway´ madrileño

En las últimas dos décadas, la desaparición de algunos cines míticos de la Gran Vía ha ido dejando paso a una creciente oferta de musicales y otros espectáculos teatrales de gran formato, lo que ha llevado a algunos a catalogar la calle como el ‘Broadway madrileño’, en referencia a la prestigiosa avenida neoyorquina. El Teatro Lope de Vega, inaugurado en 1949, se ha convertido en referente internacional del género, estrenando grandes producciones como La Bella y la Bestia, Jesucristo Superstar, Los Miserables o la imbatible El Rey León, que lleva ocho años en escena. El rebautizado Teatro EDP Gran Vía, que acogió durante más de medio siglo los cines Gran Vía, también se reconvirtió en 2004 para ofrecer obras de teatro musical, conciertos, danza, ballet, shows y espectáculos de humor. Entre otros míticos cines antiguos reconvertidos, también encontramos el Teatro Rialto, inaugurado en 1930 como Cine Astoria, o el Teatro Coliseum, inaugurado en 1932 y utilizado como almacén militar durante la Guerra Civil.

Pese a todo, en la Gran Vía aún se puede disfrutar de películas en cines de toda la vida como los Cines Callao (1926), de estilo Art Deco, o el Cine Capitol (1933), por los que han desfilado desde hace décadas una larga lista de estrellas de Hollywood y que aún acogen frecuentemente preestrenos. Cabe añadir que al aire glamuroso y cinematográfico de esta calle también han contribuido películas rodadas aquí que nos han dejado momentos icónicos de la cultura popular. ¿A quién no le impactó Eduardo Noriega recorriendo una Gran Vía desierta en la memorable secuencia de Abre los ojos (1997)? ¿Quién no asocia ya para siempre las pintorescas estatuas de sus azoteas al frenético final de La Comunidad (2000), o su célebre neón de Schweppes a Santiago Segura y Álex Angulo colgados de él en El día de la bestia (1995)?

Por último, tanto los amantes del juego como quienes no lo son encontrarán interesante el Casino Gran Vía, un lujoso complejo de tres plantas abierto en 2013 en la antigua sede del Círculo Mercantil e Industrial de Madrid, un palacete Art Decó en el que también encontrarán restaurante, champagne bar, coctelería, lounge y terraza exterior con unas vistas espectaculares a la Gran Vía madrileña.

De la Gran Vía al cielo: edificios emblemáticos

La expresión popular “De Madrid al cielo” adquiere pleno significado paseando por la Gran Vía, donde más de uno ha acabado con dolor de cuello por buscar una de las imágenes más características de la calle: las imponentes siluetas de sus edificios nobles recortadas contra el siempre azul intenso cielo de la capital. Escenario de los primeros rascacielos madrileños, la Gran Vía refleja en sus tres tramos, construidos a lo largo de dos décadas, la evolución de las corrientes arquitectónicas de cada época.

Edificio Metropolís en Gran Vía
Edificio Metropolís en Gran Vía

Del primer tramo construido, el más aristocrático, que conecta la calle Alcalá con la Red de San Luis, destaca el edificio Metrópolis (1911), carta de presentación de la calle. Como muchos de este tramo, el que fue sede de la compañía de seguros La Unión y el Fénix, con su famosa estatua alada, es neorrenacentista de aire afrancesado. Cabe mencionar también el ecléctico Edificio Grassy (1916), que ostenta el número 1 de Gran Vía, y el bello Hotel de las Letras (1917), construido originalmente como un edificio de viviendas para el Conde de Artaza. En los bajos de Gran Vía 12, se inauguró en 1932 el Bar Chicote, mítico local de cocktails de la jet set madrileña e internacional.

En el segundo tramo, posterior, ya convive la influencia francesa con edificios de estilo norteamericano inspirados por la famosa Escuela de Chicago. Es el caso del Edificio Telefónica (1930), primer rascacielos español y el más alto de Madrid, el Edificio España inaugurado en 1953, o la Casa Matesanz (1923). También es histórico el Edificio Madrid-París (1924), que siguió los estándares parisinos para albergar los primeros grandes almacenes de la capital. Pese a sus múltiples cambios de usos durante el siglo XX, su última planta siempre ha sido el corazón de la radio: desde 1925 emitió desde allí Unión Radio, hoy transformada en la Cadena SER. En este tramo también se alzan el Palacio de la Música (1926) y el Palacio de la Prensa (1924).

En el último tramo encontramos la Gran Vía más moderna y pop, con edificios de estilo racionalista, expresionista y art decó en los que se concentran casi todos los antiguos teatros y cines antes mencionados. Destaca sobre todos el Edificio Carrión (1933), uno de los símbolos de la Gran Vía, que acoge los Cines Capitol y es reconocible por su mítico neón luminoso de la marca Schweppes.

 

 

Metro Gran Vía
Metro Gran Vía

De compras en Gran Vía: un centro comercial a cielo abierto

Como centro turístico que atrae a 10 millones de personas al año, la Gran Vía ofrece una gran variedad para aquellos que desean ir de compras. En los últimos años, las grandes multinacionales han ganado la batalla a los comercios tradicionales. Solo en el primer tramo de la calle, históricamente dedicado al lujo, resisten algunos comercios artesanales con solera como la joyería Grassy o la joyería Sanz. En esta zona también se encuentra una exclusiva tienda de Loewe.

El más populoso tramo entre la Red de San Luis y Plaza de España ofrece opciones para todos los bolsillos, con numerosas tiendas de marcas de moda como Bershka, Stradivarius, Cortefiel, H&M o ZARA. Los antiguos almacenes Madrid-París acogen ahora la macrotienda de la firma de ropa low cost Primark, cuya apertura en 2015 causó furor en la Gran Vía. La calle acoge también las tiendas oficiales de Real Madrid y Atlético, los principales equipos de la ciudad, y la histórica Casa del Libro, un establecimiento de obligado paso, desde 1923, para los amantes del saber y la literatura.

Una nueva Gran Vía… con menos coches

Como bien sabe la Gran Vía, los tiempos cambian. Las reivindicaciones de los últimos años a favor de ciudades menos contaminantes y más accesibles al transeúnte han terminado por cambiar la cara de la calle más famosa de Madrid, que desde noviembre de 2018 es una vía semipeatonal. Tras unas obras de ocho meses, el proyecto del Ayuntamiento de la alcaldesa Manuela Carmena ha transformado la Gran Vía eliminando un carril para el tráfico rodado y añadiendo 6.800 metros cuadrados nuevos de aceras, además de plantar árboles e instalar fuentes de agua potable y nuevos bancos. Una nueva etapa, que no la última, en la centenaria historia de una calle cuyo trazado está inscrito en el corazón de los madrileños.