Las tradiciones y actividades habituales en la festividad de San Isidro Labrador no se podrán realizar de la forma habitual este 2020. Sin embargo, eso no quiere decir que Madrid tenga que resignarse a olvidar el día de su patrón.

Te recomendamos 10 propuestas para homenajear al patrón de Madrid adaptando ese espíritu castizo que caracteriza a estos festejos. Elige alguna de ellas (o todas) y disponte a celebrar el 15 de mayo. ¡Feliz Fiesta de San Isidro!

  1. Cambia la Pradera de San Isidro por una calle aledaña a casa
  2. Vestir de chulapos
  3. Aprende a bailar el chotis
  4. Del cocido madrileño al bocata de calamares
  5. Rosquillas y limonada
  6. Sustituye el agua de la fuente de San Isidro por una cerveza madrileña
  7. Un poco de historia y tradiciones
  8. Enamórate de la zarzuela
  9. Películas rodadas en Madrid
  10. Un rato de lectura con Galdós

1. Cambia la Pradera de San Isidro por una calle aledaña a casa

La Pradera de San Isidro, situada en el barrio de Carabanchel, este 2020 no acogerá a miles de madrileños deseosos de compartir comida, risas y charlas con familiares y amigos. Lo único que se mantiene es un pequeño acto religioso en la ermita del Santo, pero será sin público. Esa alegría que se desborda allí el día 15 de mayo tendremos que trasladarla a lugares cercanos a nuestro hogar o a pequeñas zonas verdes donde se permita caminar.

Para animar a los madrileños, la Junta Municipal del Distrito de Carabanchel ha diseñado un programa alternativo, ‘San Isidro en casa’, que consta de la emisión de varios espectáculos a través de su canal de YouTube CarabanchelEnTuCasa. El día 15 mayo se podrá ver  Mestre Fufo Circoncherto, Madrid Castizo, Mari Pepa de Chamberí y Rossini en la cocina, una obra de títeres, pero la emisión continúa también en el fin de semana.

2. Vestir de chulapos

¡Qué sería de la Fiesta de San Isidro sin los chulapos y chulapas! Sin esos trajes vistosos y esa chulería perdería una parte importante. Esta vestimenta, que se popularizó a finales del siglo XIX o principios del XX, reivindica la casta de un pueblo que se desarrollaba entre ideas liberales y que adoptaba una forma peculiar de hablar y de vestir. Con el nombre de chulapas y chulapos se conocía a los vecinos del barrio de Malasaña o de Maravillas. En ese momento las altas clases sociales también trataban de distinguirse con su indumentaria afrancesada.

Ir vestido de chulapo no se reduce a llevar un traje determinado sino que debe ir acompañado de una pose chulesca y estirada. Ellos deben vestir unos pantalones oscuros ajustados, un chaleco (o chaqueta corta), una gorra negra o de cuadritos, botines, un pañuelo blanco en el cuello y un clavel en la solapa.  Las mujeres, por su parte, lucirán un vestido largo de lunares, el pelo recogido en un moño y cubierto por un pañuelo, del que deben asomar unos claveles, y un mantón de Manila.

Puede que no tengas todos lo necesario pero recupera ese espíritu burlón y sal a pasear el día 15 de mayo con una gorra o una flor en el pelo.

3. Aprende a bailar el chotis

¿Sabías que el baile más castizo de la capital hunde sus raíces en Bohemia? El nombre también tiene historia ya que es una adaptación del término alemán ‘Schottisch’ –que era una danza y música centroeuropea basada en un baile escocés–. A la curiosidad del nombre hay que añadir que los organillos fueron introducidos en Madrid por el italiano Luis Apruzzese y que el mantón era de Manila. Queda clara la mezcla cultural de la que siempre ha hecho gala la capital. Es un baile de parejas que se hace agarrado como en el pasodoble. Consiste en dar varios pasos y vueltas. El hombre coloca los pies muy juntos y es la mujer la que controla la dirección circular del movimiento. Revisa algún vídeo en YouTube y anímate a practicar en casa.

 

4. Del cocido madrileño al bocata de calamares

El plato más tradicional de la cocina madrileña es el cocido, una receta que no sólo forma parte de los menús de todos los restaurantes de la capital sino que se consume en los hogares en los encuentros familiares. Quizás no sea el plato más idóneo para consumir en la romería de San Isidro, pero date el gustazo de comerlo este año. Otra opción es el rabo de toro, sobre todo para los más taurinos, ya que este año no tendrán lugar las habituales corridas de toros en la Plaza de las Ventas.

Si en otras ediciones has dado un paseo por el recinto ferial recordarás el aroma de los entresijos y gallinejas, un olor que no resulta del gusto de todos pero que forma parte de la cultura gastronómica madrileña. Algo más sencillo de emular en casa es el bocadillo de calamares. Cierra los ojos al dar el primer mordisco e imagina que estás en la Plaza Mayor, otro de los escenarios habituales de los eventos de San Isidro.

5. Rosquillas y limonada

Desde comienzos de mayo, las pastelerías y panaderías madrileñas comienzan a exhibir la repostería tradicional de las Fiestas de San Isidro. Esto es así porque la tradición dicta que se merienden rosquillas y limonada, como demuestran algunos cuadros de Goya. Lo idóneo sería hacerlas en casa, pero si lo tuyo no son los fogones, aprovecha tu salida a la compra para hacerte con un surtido que tenga los cuatro tipos de rosquillas: las ‘tontas’, las ‘listas’ (con azúcar glas), las de Santa Clara (con merengue blanco) y, por último, la que llaman francesas, que llevan almendras.

Eso sí, la limonada prepárala tú mismo porque es muy sencillo, ya que solo necesitas vino, azúcar, limón y fruta troceada (al menos, manzana).

 

6. Sustituye el agua de la fuente de San Isidro por una cerveza madrileña

No se puede eludir una visita a la fuente de San Isidro cuando se visita la romería. Sobre todo, si se quiere recuperar la salud, ya que se le atribuyen propiedades milagrosas. Estos supuestos beneficios se le reconocen desde 1528 cuando el que después sería Felipe II recobró la salud al tomar agua de esta misma fuente. ¿Una alternativa sencilla y divertida en casa? ¡La cerveza! Al fin y al cabo, tiene un 85% de agua. Si apuestas por cervezas madrileñas, prueba Cibeles, La Virgen o la centenaria Mahou.

7. Un poco de historia y tradiciones

Mantener las tradiciones en una metrópoli no resulta sencillo pero la historia de la capital se percibe a través de facetas tan variadas como su gastronomía, la música popular, la arquitectura, etc. Y un buen modo de reconocer sus elementos más arraigados es visitando alguno de sus museos más genuinos como el Museo de San Isidro –o de los Orígenes de Madrid– en el palacio de los condes de Paredes, donde vivían los señores para los que trabajaba San Isidro. Otros museos también relacionados con la capital son el Museo de Historia de Madrid (no te pierdas el recorrido virtual por su maqueta) y el Museo de Artes y Tradiciones Populares. Dedica un rato a visitar sus ediciones online.

Una propuesta muy divertida para los niños es la que se propone la web Yo soy Zeta, que permite imprimir el carnet de Gato y el Certificado de Madrileño.

8. Enamórate de la zarzuela

La zarzuela es una variante del género lírico que se identifica con un estilo muy aplaudido a partir del siglo XVII. Las temáticas de sus obras y los personajes retratan con gracia situaciones populares. Algunas de las más conocidas son El barberillo de Lavapiés, La verbena de la Paloma, Doña Francisquita y La Revoltosa.

Aunque pienses que son de otra generación, dales una oportunidad y aprovecha el contenido que el Teatro de la Zarzuela ofrece en sus canales sociales. No te pierdas las charlas con especialistas o las producciones compartidas en sus canales de Facebook y de Youtube.

9. Películas rodadas en Madrid

Como ahora no podemos recorrer la capital a nuestro antojo, hazlo a través del cine. Te retamos a conocer ese otro Madrid que retrataron en películas como ‘Historias del Kronen’, ‘Todas las canciones hablan de mí’, ‘El Bola’, ‘Abre los ojos’, ‘El día de la bestia’, ‘Stockholm’, ‘Volver’ o ‘La ley del deseo’.

Y, una vez, que recuperemos la normalidad, apúntate a una visita guiada por ‘Madrid de cine’, donde se recorren los 21 distritos de la capital a través de sus películas más representativas.

10. Un rato de lectura con Galdós

Tras un intenso día de actividades, lee un capítulo de alguna obra de Benito Pérez Galdós antes de caer en los brazos de Morfeo. Este año se cumple el centenario de la muerte de este escritor que no era madrileño pero que supo recoger la esencia de sus habitantes y la atmósfera de finales del siglo XIX y comienzos del XX.

Disponte a leer ‘Fortunata y Jacinta’, donde algunos personajes viven cerca de la Plaza Mayor , o ‘Tormento’, en la que Rosalía Pipaón de la Barca dice: “Porque a mí, querida Cándida, que no me saquen de estos barrios. Todo lo que no sea este trocito no me parece Madrid. Nací en la plazuela de Navalón, y hemos vivido muchos años en la calle de Silva. Cuando paso dos días sin ver la plaza de Oriente, Santo Domingo el Real, la Encarnación y el Senado, me parece que no he vivido”.